martes, 1 de julio de 2008

Con ojo crítico...



Previo a la realización de su libro 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, José Antonio Crespo se percató en el PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares) de errores aritméticos entre los tres rubros del acta electoral que debería coincidir. La cantidad indagada resultó abrumadora: entre 800 mil y 2 millones y medio, según los rubros comparados.

Las cifras deberían ser iguales en los apartados correspondientes a: ciudadanos que acudieron a votar, boletas encontradas en las urnas y votación total emitida. Las actas se vuelven irregulares cuando no coinciden los números de esos apartados. Ante este descubrimiento, el politólogo -que vale subrayar no votó por Andrés Manuel- decidió profundizar en el tema y lo escribió en el mencionado libro.

Su investigación inició cuando en diciembre de 2006 el IFE puso en internet las actas de la elección del 2006 –unas 135 mil–. Leyó al menos la mitad de ellas, revisó escrupulosamente 63 mil actas de 150 distritos, también la mitad del total. Con base en lo encontrado establece que el número de votos irregulares pudo haber llegado a más de 632 mil, casi el triple de los votos que oficialmente pusieron a Calderón por encima de López Obrador (cantidad bastante fuerte puesto que según el IFE la diferencia de votos que dieron ventaja al panista fue de 233 mil 831).

Los analistas políticos destacan que ante esta evidencia, el Tribunal debió anular la elección y no atribuirle el triunfo a Calderón, porque no bastaba que ese órgano de calificación "hiciera el cómputo final" –carácter cuantitativo– y declarara en automático al ganador, sino que era menester que realizara el escrutinio –con carácter cualitativo– antes de declarar válida la elección. Si México no tuviera una sociedad tan conformista y apática, el debate apenas tendría que comenzar.

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Las actas hablaban, nadie escuchó
Alberto Aziz Nassif
Analista político
16 Junio 2008

El último libro de José Antonio Crespo, '2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana', editado por Debate, es una pieza indispensable para entender qué pasó con el complicado rompecabezas de la última sucesión presidencial.

La ciencia, como decía Pierre Bourdieu, se construye y se conquista; este libro constituye un avance importante porque aporta una pieza que faltaba: la demostración de que el resultado electoral de 2006 es completamente incierto, y que las autoridades electorales no despejaron las dudas.

La construcción de Crespo parte de las evidencias de la misma elección; el autor no inventa nada, no se saca de la manga ninguna información nueva, no hace malabarismos estadísticos ni colorea su trabajo, no hay adjetivos ni discurso político. Se trata de todo lo contrario: la construcción de un argumento y su demostración a partir de los mismos documentos oficiales, las actas de escrutinio que están en la página del Instituto Federal Electoral.

El libro de Crespo no sólo hace preguntas y analiza la información de las actas, sino que con ello muestra las insuficiencias de las autoridades electorales, que actuaron por debajo de sus competencias legales: primero el IFE restringió la apertura y recuento de paquetes electorales mediante una decisión que no tenía como objetivo establecer certidumbre, sino evitar problemas, y vaya si les salió el tiro por la culata, porque generaron un problema mayúsculo.

Mientras la diferencia fue de un poco más de 233 mil votos, en los 150 distritos del análisis había más de 300 mil votos irregulares comprobables. Así la verdad jurídica no corresponde a los hechos, lo cual es grave.

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2006: el fraude del tribunal
Plaza Pública
Miguel Ángel Granados Chapa / Reforma
15 de Junio, 2008.

En la elección presidencial de 2006 hubo por lo menos 316 mil 539 votos irregulares, cifra superior a los 233 mil 831 sufragios en que consistió oficialmente la ventaja de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador. Pero al calificar la elección, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ignoró el valor de esos votos irregulares y al declarar electo a Calderón, "lo hizo al margen de la información contenida en las actas", mismas que dicen "algo muy distinto a lo que los magistrados nos informaron que decían", es decir que el veredicto del Tribunal, "al menos en lo que hace a los votos irregulares, no corresponde a lo asentado en las actas oficiales de escrutinio y cómputo".

Por lo tanto, puede afirmarse que en 2006 hubo fraude: "No un fraude que haya involucrado a millones de ciudadanos pero sí a un cuerpo colegiado de siete miembros que tenía la enorme responsabilidad de calificar la elección, revisar con exhaustividad la información disponible e informar con toda precisión y veracidad a los ciudadanos de por qué decidió lo que decidió, validando una elección cuya certeza quedaba en duda, según las actas electorales con valor oficial. Los magistrados informaron a la ciudadanía que las actas decían algo muy distinto de lo que en verdad reportan".

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Crespo y la descomposición del IFE
Humberto Musacchio
19-Jun-2008
El proceso electoral de 2006 quedó manchado por la elección facciosa de los consejeros, la actitud de éstos, que fue de lo abúlico a lo sospechoso, y por las reiteradas omisiones en que incurrieron tanto el Consejo General como el TEPJF.

Con plausible realismo, Leonardo Valdés Zurita, consejero presidente del IFE, escribió en Excélsior: "A partir de los resultados de la pasada elección presidencial se generó un ambiente de incertidumbre hacia los servidores públicos que tienen la responsabilidad de organizar las elecciones federales en nuestro país", por lo que el personal del Instituto "ha tenido que afrontar una injusta animadversión por parte de la ciudadanía".


Valdés Zurita tacha de "injusta" la animadversión pública, pero José Antonio Crespo, en su libro 2006: hablan las actas (Ed. Debate, 2008), demuestra que si los funcionarios están bajo sospecha es por motivos claramente explicables y por datos que están a la vista de quienes los quieran ver.

Para mayor precisión, el libro del columnista de Excélsior lleva como subtítulo "Las debilidades de la autoridad electoral mexicana". Esto es, que si la desconfianza ciudadana existe, se debe a una sospechosa actuación de los funcionarios del IFE, nombrados de manera facciosa por los entonces diputados del PRI y el PAN, unos encabezados por Elba Esther Gordillo, que semanas después rompió con su partido y acabó por apoyar al candidato de Acción Nacional a la Presidencia, y los otros pastoreados por Germán Martínez, actual líder del partido albiazul.

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Acta por acta
Carmen Aristegui F.
20 Jun. 08

Una sociedad que busca democracia no puede darse el lujo de abandonarse al conformismo y renunciar a la verdad. El camino puede ser largo, fragmentado o sinuoso. Por eso cuando alguien hace esfuerzos para suministrar información, datos y elementos de juicio para conocer y comprender los asuntos que marcan a un país, no queda más que el agradecimiento, sobre todo si se trata de un trabajo minucioso, con rigor académico y esclarecedor de uno de los asuntos más relevantes que han sacudido a la sociedad mexicana como las elecciones presidenciales de hace dos años.

Me sumo a quienes ya han escrito sobre la importancia de la investigación hecha libro de José Antonio Crespo: 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana (Debate. Random House Mondadori. 2008). La investigación de José Antonio es un potente chorro de luz a una parte sustantiva del proceso electoral más confrontado de nuestra historia.

Como buena realidad, es inabarcable en su totalidad pero, con el fragmento seleccionado para este examen, es suficiente para saber o ratificar hoy, con claridad, varias cosas. Una fundamental: el papel de las autoridades electorales fue catastrófico. Con benevolencia se puede hablar de ineptitud y falta de miras. Con ganas de que alguien rinda cuentas del desastre se puede hablar de responsabilidades tan graves que merecerían ser sancionadas.

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Actas y boletas
Sergio Aguayo Quezada
12 de jun de 2008.

El 2 de julio no se olvida… y lo confirma el último –y mejor—libro de José Antonio Crespo: 2006. Hablan las actas. ¿Podrán decir su verdad las boletas de la elección presidencial del 2006 o tendremos que ver cómo arden, junto con el derecho a la información, en la pira fúnebre que ya prepara el Instituto Federal Electoral (IFE)?

Lo sucedido en los comicios del 2006 sigue agitando conciencias y maltratando vesículas. Para algunos, el triunfador legal y legítimo fue Felipe Calderón y quien lo dude es títere de un mal perdedor; para otros, aquello fue un fraude monumental que le arrebató la victoria a Andrés Manuel López Obrador. Crespo optó por una tercera vía: la de los "'agnósticos' (entre 10 y 15 por ciento según todas las encuestas) que afirman que no es posible determinar con certeza quién ganó la elección presidencial de 2006".

Hablan las actas, está armada como novela policíaca; el detective es un intelectual empeñado en aclarar un misterio a partir de una pista. A Crespo le "llamó la atención" el número tan grande de inconsistencias aritméticas registradas en las actas de escrutinio y cómputo de la elección. Para despejar sus dudas se armó de paciencia y, aprovechándose de los métodos y técnicas de las ciencias sociales, recuperó y sistematizó la información incluida en las actas de 150 distritos electorales (la mitad del total). Fue algo más que una revisión, fue una disección al estilo de las memorias de Günter Grass. La cebolla de Crespo tiene cuatro capas o verdades: la fáctica, la jurídica, la política y la histórica.

Fuente: Del Correo del Blog.

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