lunes, 7 de abril de 2008

El régimen calderonista protege a CEMEXal tiempo que olvida a los mexicanos de a pie


Lorena Aguilar Aguilar

Apenas transcurrieron unos instantes en que se dio a conocer la nacionalización de la industria cementera por parte del gobierno de Venezuela y en México no se hicieron esperar las enérgicas reacciones, del gobierno mexicano a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que provocó tal medida; se alzaron voces alegando que esto afectaría fuertemente los intereses particulares de empresa mexicana CEMEXy que por lo tanto es deber del gobierno de México velar por los intereses “legítimos” de las empresas mexicanas en el extranjero.

El gobierno venezolano justifica esta medida explicando que es necesaria para que los objetivos de desarrollo que se plantea Hugo Chávez puedan llevarse a cabo, además el gobierno de Venezuela, a través del Ministro de Industrias Básicas, argumentóque “…las empresas cementeras propician un encarecimiento de los productos que fabrican además de un desabasto al interior al exportar la mayoría de producción” (La Jornada, 5 de abril de 2008).

Independientemente de que esta sea una decisión soberana del gobierno venezolano, ha llamado la atención de quien escribe estas líneas lo rápido y expedito que fue el pronunciamiento de las autoridades mexicanas ante la medida. Hasta el propio Partido Acción Nacional le ha solicitado a la SRE que haga todo lo posible para proteger los intereses de CEMEXen Venezuela.

Con la urgencia que se alzaron las voces en contra de la nacionalización del cemento en el país sudamericano nos confirma el régimen calderonista para quien gobierna. Cuando se han violentado los derechos humanos de ciudadanos mexicanos en el extranjero, como a diario ocurre con trabajadores migrantes en los Estados Unidos, el gobierno de México ha guardado silencio, al igual que lo ha hecho con el ciudadano mexicano ilegalmente preso en Sevilla España.

De igual manera ha sucedido con los jóvenes mexicanos que murieron en Sucumbíos Ecuador. Ha pasado más de un mes desde que estos cuatro ciudadanos mexicanos fueron asesinados y una quedó gravemente herida a manos del ejército de Colombia y no se ha escuchado una sola voz de la administración calderonista en contra del narco presidente Álvaro Uribe.

Estos cinco jóvenes tuvieron la mala suerte de no llevar los apellidos Sertvije, Slim o Zambrano, porque de llevarlos entonces si que desde primer instante en que se dieron a conocer sus muertes se hubiese lanzado una fuerte condena contra la Casa de Nariño, sede del gobierno colombiano, y se hubiese exigido un castigo ejemplar a los culpables.

Pero desgraciadamente estos jóvenes no eran los poderosos empresarios que llevaron a Felipe Calderón a posesionarse de la silla presidencial. Eran simples ciudadanos de a pie y por ello, para el régimen calderonista, no merecen el esfuerzo de ser defendidos en el exterior. Lo único que el gobierno mexicano podía hacer por ellos es olvidarlos y dejar que sus muertes se queden en la impunidad.

Para empresas poderosas como CEMEX siempre habrá protección y apoyo por parte de Felipe Calderón y su gabinete, sin embargo, para los que somos simples mexicanos de a pie solo encontraremos olvido y exclusión. No merece la pena que nuestros intereses sean defendidos por parte del seudo presidente porque no fuimos nosotros quienes lo llevamos a ocupar Los Pinos, fue la clase empresarial y sólo este selecto sector vera sus interés protegidos, tanto dentro como fuera del país.

Fuente: Kaos en la Red.

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