Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Una carrera política tan meteórica como la de Juan Camilo Mouriño Terrazo, siempre bajo la sombra protectora de su gran amigo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, explica los desatinos con que el secretario de Gobernación afronta la segunda embestida política desde el 16 de enero que despacha en el Palacio de Covián.
Sólo una combinación de soberbia juvenil –aunque nadie a los 36 años es un joven-- y amateurismo político podría explicar que el madrileño de nacimiento y gallego de origen que aún no puede probar que cumple con los requisitos de ley para ocuparse de la política interior del país, acudió a Los Cabos, Baja California Sur, al desgastado caminito que empleó en Morelia, en la toma de posesión de Leonel Godoy Rangel como gobernador de Michoacán, para justificar la nacionalidad mexicana. Y ahora a que no ejerció tráfico de influencias y colusión de servidores públicos para favorecer a Transportes Ivancar, una de las 80 empresas de la familia Mouriño en el sureste mexicano y en España, con un contrato con Petróleos Mexicanos cuando Juan Camilo Mouriño se desempeñaba como coordinador de asesores del secretario de Energía Calderón Hinojosa.
La fórmula para escurrir el bulto es tan simple como torpe: “No perderé el tiempo debatiendo públicamente con mis detractores. Hoy tengo a mi cargo responsabilidades muy importantes y no voy a distraerme”. Justamente el segundo pretexto fue el que utilizó en la tierra chica de Calderón, para eludir las drásticas impugnaciones de Gerardo Fernández Noroña que fueron desacreditadas en automático por la mediocracia por el simple hecho de provenir de él.
Mas no fueron ningún obstáculo “las responsabilidades muy importantes” para que el empresario sostenga que, en 1997, “decidí emprender mi propio camino y abrirme paso en la vida pública”, utilizara la reunión de
Los múltiples asesores de Mouriño Terrazo no le dijeron, o él no les hace caso, que no basta con su declaración de Los Cabos --vestido informalmente, sin rasurarse, con huellas de desvelo, excesos etílicos y vaya usted a saber qué más, contrastando como la noche respecto del día con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá-- sobre una entrega patriótica: “Resulta mezquino que se me acuse de beneficiarme económicamente de la política, cuando fue la política la que me motivó a renunciar (sic) a un patrimonio legítimo producto del esfuerzo personal y familiar”.
Para desgracia del ibérico y mexicano que acaba de recibir en su domicilio las 36 boletas electorales para sufragar en las elecciones españolas del próximo domingo –Jesús Zambrano Grijalba dixit--, nadie va a proponerlo para que se le otorgue
Lo que sí se propuso fue su renuncia y la estrategia conjunta para logarla unifica al Frente Amplio Progresista, los grupos parlamentarios de los partidos de
Calladito te ves más bonito, es lo que a toda prisa debe asimilar el imberbe político que tampoco entiende que en los menesteres públicos no basta con ser, sino es preciso parecer. Tampoco lo ayuda Germán Martínez Cázares y sus compañeros de sector y de partido que parecieran apostar a que Calderón Hinojosa no tenga soluciones en Gobernación sino más problemas, como sucede desde hace 15 meses.
Acuse de recibo
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