Del Correo Ilustrado
El miércoles 19 de marzo, Televisa retransmitió un programa de la serie Derbez en cuando –presuntamente cómico– de 1999. Lo curioso fue que estuvo dedicado a hacer mofa de la huelga de la UNAM de aquel año. Entonces los medios se dedicaron a quemar en leña verde a los estudiantes huelguistas, no sólo burlándose de ellos; además, los tacharon de ser “ultras”, “holgazanes”, “fósiles” y “seudoestudiantes”.
Huelga decir que en la retransmisión se utilizaron todos esos términos –e incluso unos más ofensivos– contra los estudiantes universitarios en general.
¿Cuál es la intención de repetir un programa cómico nueve años después, donde se hizo escarnio de un movimiento estudiantil que marcó la historia de la universidad? El objetivo era pergeñar una imagen negativa del estudiante de la UNAM. Hoy retoman esas cuestiones, precisamente cuando se ha comenzado una nueva embestida, donde se quiere pintar al grueso de sus alumnos como violentos, ignorantes e intransigentes, con más aptitud para unirse a una guerrilla que para desenvolverse en algún medio profesional.
La pretensión de difundir estos estereotipos y prejuicios es muy peligrosa; baste evocar un lamentable y triste recuerdo: a finales de 2006 el diputado Raúl Padilla, del PAN, justificó y se jactó de la disminución del presupuesto a la UNAM porque, según él, no era una institución “de calidad”, pues ahí “la calificación de cinco es aprobatoria”.
Los mexicanos –no sólo la comunidad universitaria– tenemos la obligación de emprender una defensa férrea contra los prejuicios y la ignorancia, porque la UNAM es piedra angular de nuestro desarrollo y motivo de orgullo para la nación. Invito a defender por todos los medios nuestra casa de estudios. Empecemos por apagar la tele.
Héctor Alejandro Quintanar
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/22/index.php?section=opinion&article=002a2cor
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