martes, 25 de diciembre de 2007

La represión que viene tiene que ver también con la apertura a la importación de granos




miércoles, 19 diciembre 2007

Por María Teresa Jardí

Días festivos y de reencuentros con familiares y amigos, bajan sin duda las noticias y las ganas de escribir sobre lo mismo, pero la realidad, terca que es la realidad, acaba por imponerse.Un triste final de año para los mexicanos. Lo que se detecta incluso en las luces disminuidas de las casas de los clasemedieros que fueron imitando a los ricos que empezaron a ponerlas en Las Lomas en el Distrito Federal envolviendo las casas como luminosos regalos navideños. Enormes muñecos de nieve, de materiales contaminantes, en algunas de ellas, se ven por estos días, en los que el tráfico de los coches desquicia a la capital de la república y la misma situación me recibe a mi regreso a Mérida. Menos luces que otros años y preocupada la gente, como lo están también los habitantes del Distrito Federal, por lo que "se dice" que vendrá el próximo año. AMLO tiene claridad en lo que viene y está alertando sobre la difícil cuesta de enero que vendrá acompañada de la entrada de productos vitales para el pueblo mexicano, a costa de acabar con los propios de la región, a costa de empobrecer hasta niveles nunca vistos al campesinado condenado a ser asesinado por el hambre.
"Sin maíz no hay país" y, por eso, sabedores del descontento que despertará el hacer conciencia de que aquí ya sólo se pueden comer granos importados, se reforma la Constitución para reprimir al pueblo. Lo nunca visto. Antes de que el cinismo, inaugurado en México de manera alarmante, tendría que ser para los países hermanos latinoamericanos, antes de que el cinismo ocupara el lugar de la ética, ni en las dictaduras militares, producto de sanguinarios golpes de Estado, se reformaban las constituciones para violarlas. No podíamos esperar otra cosa en un país donde desde la cabeza misma del extinguido Poder Judicial se protege a los pederastas.Muy triste, incluso, porque en otros países hermanos siempre quedaron voces legislativas y judiciales (diputados, senadores y jueces) que sólo pudieron ser acalladas asesinándolos. Aquí lo corrompieron todo y sólo van a matar a los pobres que protestan ante la evidencia de que han sido condenados a morir de hambre y a los que busquen cambiar el sistema establecido y a los que denuncien los abusos de poder legalizados por el Legislativo. Tratando de buscar explicaciones, pasé los últimos días de una larga estancia fuera de Mérida (dos meses), con hermanas, amigas desde hace muchísimos años, misioneras franciscanas, dos de ellas de vacaciones en México antes de reintegrarse al servicio que prestan en la Diócesis de Río Bamba en Ecuador. A una le decía que me ganaba el agnosticismo al leer los diarios cada día y ella me contestaba que era porque buscaba al dios de la jerarquía de nuestra Iglesia (la católica) y que el dios de la jerarquía no tenía ya nada que ver ni con el Padre ni con el Hijo ni con el Espíritu Santo, que Dios estaba tan azorado y triste, como millones de personas en el mundo lo estamos, ante la impotencia de enfrentar al demonio que pareciera que se ha apoderado de todo. Que Dios nos dio la libertad como el don más preciado que un padre puede regalarle a un hijo y la jerarquía católica y el pueblo creyente, mayoritariamente, elegimos no seguir las enseñanzas de quien envío a su hijo ni las del hijo que vino a morir por nosotros. Y, sí, de regreso a una fiesta en Colonias y luego de un reencuentro con indígenas, mestizos y criollos, amigos todos, iguales todos, muchedumbre, pues, de Necaxa, Tenango y Colonias, en la Sierra Norte de Puebla, de escuchar evaluar los logros y problemas de Neteco y de la ORNI, organizaciones de Derechos Humanos la primera y de Derechos Indígenas la otra, que pese a los problemas siguen adelante y cada vez más fortalecidas ( entre los que destaca la salida de las hermanas luego de 18 años de acompañamiento cerrando un ciclo para dejar a la gente sola seguir su camino tomando los procesos en sus propias manos, dejándola crecer, pues) y luego de ver a los relevos (hijos y nietos y bisnietos) bailar como locos toda la noche, sin necesidad de beber, disfrutando la comida, no cabe más que pensar que si alguna esperanza existe para este país irredento está en la base misma de la gente que por vivir en lugares apartados está menos contaminada a pesar de que la telebasura, como la cerveza y la coca-cola, ha penetrado hasta los lugares más apartados de barrancas y sierras contaminándolo todo como parte del mismo plan perverso que, con el nombre de PLAN MEXICO, disfrazado de Iniciativa Mérida, desde enero sufriremos en todo su apogeo.

Del correo, sin datos del medio en el que apareció

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