Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Muy flaco favor le hicieron al Partido de
Pero si algo mostró la cumbre del perredismo, ambigüedades aún latentes aparte, es que al subrayar su condición de partido de izquierda al definirse como socialista, reglamentar la igualdad entre mujeres y hombres para ocupar candidaturas a cargos de elección popular y puestos directivos en el partido, la elección de los dirigentes por una membresía que cuantifican en 6 millones pero que no tienen empadronada, fue capacidad para tender anchos puentes, mas por lo visto no tan sólidos, entre las 11 corrientes políticas presionadas por buena parte de los 2 mil 195 delegados que no se sienten representados por ninguna de ellas.
Una frase fue la detonante para que 200 delegados abandonaran el congreso un par de horas antes de que concluyera, encabezados por María Dolores Padierna Luna, Martí Batres Guadarrama –quien hizo honor al Osama Bin Batres que le adjudica el columnista Carlos Javier Ramírez Hernández--, Armando Quintero Martínez –“muestra de cómo enriquecerse en tres años, defender a su hermano Pantera atacándolo y esclavo de los microbuseros que hacen lo que les viene en gana”, escribe Jorge Meléndez Preciado en Botica de El Financiero-- y el infaltable Gerardo Fernández Noroña.
Antes de la escandalosa protesta que no ruptura, en materia de Línea política los congresistas aprobaron por unanimidad: “Bajo ninguna circunstancia el PRD reconocerá a Felipe Calderón como presidente de México. Con Calderón no habrá diálogo ni negociación alguna”.
Pero en el tema Agenda legislativa un párrafo aprobado establece: “Sustitución del llamado Informe presidencial por un debate parlamentario y republicano entre poderes sobre el estado de la nación, en el marco de un nuevo régimen parlamentario”. Como si éste último fuese dable por concesión graciosa o maniobra presidencial, Fernández Noroña propuso un candado que decía: “Manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa
Tras la derrota vino el retiro de delegados y un resolutivo especial que como letanía establece que no habrá debate con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa el 1 de septiembre y que los legisladores perredistas impedirán que dé un mensaje desde la llamada --con grandilocuencia-- “máxima tribuna del país”, como antes Francisco Cárdenas Cruz peroraba sobre “el jefe de las instituciones nacionales”.
Mientras algunos dirigentes del partido del sol azteca sigan girando alrededor de cierto afán patológico de establecer en cada página de los resolutivos como primer mandamiento No reconocerás a Calderón, hasta convertirlo en letanía, y persistan en mostrar como traidores a los que no se subordinen a una presunta lealtad a toda prueba con López Obrador, no sólo caricaturizan una lucha ciudadana diversa y de largo aliento, sino que unos y otros, los presuntos radicales y los legitimadores que se alimentan de las mismas prácticas clientelares, corporativas y corruptas negaron su aporte para dilucidar los caminos que hagan converger la lucha desde dentro de las institucionalidad, a la vez autoritaria que democrática, y el vigoroso y ascendente movimiento social.
Si el síndrome de Calderón termina por contagiar a todo el partido de los 600 militantes asesinados, los grandes ausentes junto con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, la definición de socialista sólo será un adorno discursivo más.
Acuse de recibo
Solicita el lector Jesús Verver: “A pesar de que normalmente sólo estamos mirando al 'norte', es importante saber la actual tragedia del Perú y apoyar al pueblo pobre de esa admirable nación sudamericana”... Xarlo Etchezaharreta me envía desde el País Vasco el siguiente mensaje de Alex: “En la ciudad de México mis compatriotas solidarios se encontraron con que
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