martes, 6 de agosto de 2013

Pobladores y miembros del SSJC bloquean dos carreteras federales


Informa Plácido Valerio que la Upoeg acepta la Policía Rural, pero bajos los principios de los pueblos

MARGENA DE LA O

El Pericón, 5 de agosto. Miembros del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana que lidera la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg), respaldados por habitantes, bloquearon la carretera de Tierra Colorada hacia la Costa Chica, desde esa cabecera municipal hasta Tecoanapa, y la que va de Acapulco a Chilpancingo, en Xaltiaguis, porque el Ejército desarmó a sus policías ciudadanos esta mañana.

Entre el bloqueo de la carretera a Costa Chica quedaron decenas de soldados retenidos. Los pueblos que apoyaron la actividad contundentemente decidieron que la liberación de las carreteras sólo a cambio de que el Ejército les devolviera las armas a los policías ciudadanos.

El desarme ocurrió alrededor de las 9 horas, en el puesto de revisión que los militares tienen a la altura de la telesecundaria Juan Escutia, en la comunidad de El Pericón, perteneciente a Tecoanapa. Según el soldado que se identificó como el mayor González, al grupo de policías ciudadanos les quitaron cinco armas de uso exclusivo del Ejército, y dos escopetas que llevaban en la cajuela de un vehículo; las primeras fueron la causa, porque según el mando militar existe un convenio firmado por Bruno Plácido Valerio, dirigente de la Upoeg, y demás miembros del Sistema de Seguridad Ciudadano; el gobernador Ángel Aguirre Rivero, y el Ejército, de que los policías ciudadanos no utilizarían armas exclusivas del Ejército.

Después de la constitución formal de Sistema de Seguridad Ciudadana, la Policía Ciudadana cedió los puestos de revisión a los militares en la carretera Tierra Colorada a Ayutla.

Plácido Valerio informó hace dos días que en asamblea los pueblos donde tiene influencia el Sistema de Seguridad Ciudadano que no le entrarían a la propuesta gubernamental de Aguirre Rivero de crear la Policía Rural. Hoy, en entrevista, aclaró que postura de la Upoeg y su sistema es oficializarlo, pero no con los principios que proponen el gobierno estatal, sino los pueblos.

En el contexto del desarme, Plácido Valerio denunció que el Ejército encubre a la delincuencia organizada. Mencionó que llevan varias denuncias documentadas de que hombres de negro armados merodeaban El Pericón por las noches. “La delincuencia quiere crear un segundo frente, después seis meses que llevamos aquí, ahora apoyada por el Ejército. La gente ratifica que (los soldados) conviven con esta gente; cómo es posible que se infiltren delincuentes y no pase nada, pues. Ratificamos que hay una convivencia entre algunos militares con la delincuencia”, dijo en entrevista.

Exigió que sea investigado el mando militar encargado del puesto de revisión en la zona, a quien identificó como el capitán Brown, por el caso de los “grupos paramilitares o de la delincuencia organizada que conviven con el Ejército”.

Y hoy, poco después de que se supo del desarme, la gente del pueblo volvió a ver a esos hombres, comentó el comisario municipal, Salomón García Ramírez. Detalló que tras el desarme hicieron sonar una especie de alarma que advierte a los habitantes de que algo sucede y deben reunirse, y unas mujeres que por acortar camino buscaban el punto de encuentro entre una siembra de maíz, vieron cómo unos hombres, tres o cuatro quizá, corrían a refugiarse entre el sembradío que queda a espaldas del puesto de revisión militar de El Pericón. Las mujeres que estaban junto a Plácido Valerio, aseguraron que esos hombres iban resguardados por militares, que al verlas las encañonaron.

Detrás de las milpas hay una especie de campamento: una galera improvisada de madera y unas hornillas de tierra, para cocinar, en un espacio amplio donde incluso el INAH hace trabajos de exploración. En lo que más hizo énfasis Plácido Valerio, mientras mostraba el lugar, fue en una soga que colgaba de un poste de madera; aseguró que los militares ocupaban el lugar para torturar a sus detenidos y para dar refugio a los delincuentes. Los habitantes de Tecoanapa comenzaron entre 9 y 10 de la mañana el bloqueo a la entrada de El Pericón, es decir, poco antes del puesto de revisión militar, y a la salida del pueblo, que está una distancia corta de la entrada a la cabecera municipal; la acción cercó a los soldados en su puesto de revisión.

Transcurría el tiempo, y la gente se sumaba a los puntos de bloqueo. A las 14 horas, el lugar de más tensión, fue el cercano a la fachada de la cabecera municipal de Tecoanapa, donde llegó el mayor González, quien en principio, auxiliado por un equipo de sonido trataba de convencer a los habitantes de que se quitara del lugar y permitieran el paso, porque el bloqueo no tenía razón de ser y afectaba a sus paisanos.

Plácido Valerio y el Mayor González, se encontraron en ese punto. El primero le reprochó al militar que no respetaran a la Policía Ciudadana, que hostigaran a los elementos, y que los desarmaran, también le advirtió que los habitantes estaban molestos y que finalmente son los que decidirían si se irían los militares.

Antes, en entrevista, el dirigente de la Upoeg mencionó que los pueblos podrían pedir la salida del Ejército en la Costa Chica, sobre todo de las zonas donde tiene influencia el Sistema de Seguridad Ciudadano, pero aclaró que eso lo determinarán en mesas ciudadanas. El mayor González atajó a Plácido Valerio diciendo que hay un convenio firmado y que lo respetara, el de que la Policía Ciudadana no usaría armas exclusivas del Ejército. La plática termina, y el mando militar insiste a la gente por bocina que se retiren, y a gritos los habitantes concentrados le contestan que lo harán hasta que le regresen las armas a los policías ciudadanos.

Después de las 3 de la tarde, la Policía Ciudadana fue más contundente, porque los militares no entregaban las armas: el bloqueo se amplió desde Tierra Colorada hasta Tecoanapa, y lo reforzaron con el de Acapulco a Chilpancingo.

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