Para cultivar palma aceitera se derriban árboles centenarios y se desplazan poblaciones violentamente. En las plantaciones los derechos humanos no cuentan -los trabajadores son considerados como esclavos. Así se enriquecen multinacionales como la norteamericana Cargill y sus clientes.
Únete a la protesta con tu firma ahora desde el siguiente enlace.
Muchas gracias y un saludo atento,
Guadalupe Rodríguez
Salva la Selva
guadalupe@regenwald.org
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