Hoy recordamos a quienes perdieron la vida en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, a las familias que todavía no han aceptado la pérdida irreparable de sus seres queridos y a quienes respondieron primero y a los supervivientes que aún están luchando con las secuelas debilitantes del atentado.
Los ataques deliberados contra civiles nunca tienen justificación y son siempre un abuso contra los derechos humanos. Además de causar un sufrimiento terrible a las víctimas y a sus familias, estos ataques crean un clima de miedo en el que comunidades enteras viven aterrorizadas.
Diez años después de estos crímenes contra la humanidad sigue sin hacerse realidad el derecho humano de las víctimas a la justicia, a la verdad y a la reparación. Los responsables de los atentados no han respondido ante la justicia de sus actos en juicios penales, como debería haber ocurrido.
Lamentablemente, los ataques de grupos armados contra civiles cometidos con desprecio total de sus derechos humanos van seguidos con demasiada frecuencia de violaciones de derechos humanos a manos de los Estados. Esta constante se ha repetido muchas veces en la historia en muchos países del mundo. Sigue repitiéndose hoy, y Amnistía Internacional pide a todos los grupos armados y a todos los Estados que pongan fin a este círculo vicioso y respeten la seguridad y la dignidad de todas las personas.
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