miércoles, 29 de junio de 2011

Para el gobierno, México no es América Latina


Arturo Huerta González

En el fin de semana se realizaron elecciones en Roma, Italia, en el seno de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO, en sus siglas en ingles), para elegir a su nuevo director general. Votaron 180 países y por cuatro votos de diferencia ganó el brasileño José Graziano da Silva, y el perdedor fue el español Miguel Ángel Morantinos. El nuevo director de tal organismo venía siendo desde 2006, responsable de la FAO para América Latina y el Caribe, y se desempeñó a inicios del Gobierno de Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil, como Ministro de Seguridad Alimentaria, que tuvo como responsabilidad instrumentar el Programa de Hambre Cero en dicho país, obteniendo grandes resultados y reconocimientos nacionales e internacionales por dicha tarea.

José Graziano es un ingeniero agrónomo, y doctor en economía, con gran trayectoria académica, con publicaciones internacionales sobre el tema, y con gran experiencia, tanto en su país, como en la propia FAO. El G77, grupo de naciones en vías de desarrollo, constituido en 1964, para desarrollar la cooperación sur–sur, frente a los países desarrollados del norte, votó por el brasileño Graziano, donde están los países Africanos, así como el Grupo de América Latina y el Caribe. México que fue el único países del área que votó por el español Morantinos. El Secretario de Agricultura (Sagarpa) dijo que votó por el español “porque nos pareció la mejor propuesta y mejor persona”. Esa fue su justificación para votar conjuntamente con los países desarrollados del norte, evidenciando el papel de “esquirol” que ha caracterizado a los últimos gobiernos mexicanos, de alinearse a las decisiones e intereses de los países desarrollados, y marcar su distancia con los países de América Latina y el Caribe. Ello se ha evidenciando en las reuniones del G20, donde el gobierno vota a favor de las propuestas de Estados Unidos y el resto de los países desarrollados, y toma distancia de las posiciones ahí vertidas por Brasil y Argentina. Lo mismo ha acontecido en las reuniones de la Organización Mundial de Comercio (OMC), como en el acto internacional celebrado en Cancún el año pasado sobre medio ambiente.

Se sigue con la postura de Salinas de Gortari de ver hacia el norte, porque el sur no significa alternativa para el país, dentro de las pretensiones gubernamentales. De hecho el que fuera secretario de Comercio con Salinas, en una conferencia se le preguntó que porque México no veía hacia el Sur, y él contestó, que “nada con nada, es nada”, y de ahí el porque estaban impulsando el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Postura similar asumida este fin de semana por el actual secretario de Sagarpa. Se sigue con la misma postura de Miguel de la Madrid de no declarar la moratoria de la deuda externa en los años 80 para ser bien vistos por los países acreedores del norte y recibir mejor trato por parte de ellos. Tales posiciones gubernamentales no tienen memoria histórica, de cómo los países del norte han expoliado y explotado a los países del sur, y de que por más que se alineen a los intereses del norte, éstos jamás hacen concesiones para que los del sur puedan desarrollarse y dejen de ser subdesarrollados. Si China e India son exitosos, no es por su alineación a los intereses de los países desarrollados del Norte, sino por el gran margen de negociación que han alcanzado frente a ellos.

El gobierno mexicano sigue sin darse cuenta, que solo a través de la unidad del Sur se lograrán mejores términos de negociación frente a los países del Norte. No por nada no fue invitado México a formar parte de los países BRICs (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur), justo porque no asume posturas de defensa de los intereses de los países subdesarrollados, o en vías de desarrollo. Por eso mismo, países como Brasil y Argentina no le dieron su apoyo a Agustín Carstens para que llegue a la dirección del FMI, porque bien saben que es promovido por Estados Unidos, y que sería incondicional y manejado por éstos, y no respondería a los intereses de los países menos desarrollados. Quizá el voto de México a favor del español Morantinos en la FAO, y en contra de José Graziano, fue el cobro que le hizo al gobierno de Brasil, por no votar a favor de Carstens en el FMI. Ello reflejaría la miopía y mezquindad del gobierno de anteponer ese tipo de cosas, frente a la postura estratégica de reformulación y modernización de la FAO, que realizará José Graziano en dicha institución para encarar la crisis alimenticia mundial, traducida en escasez de productos, en alzas especulativas de los precios de los alimentos, como en hambre creciente en el mundo. El gobierno mexicano, en vez de apoyar un candidato del sur, para fortalecer la posición negociadora del sur frente al norte, se alía al norte, para ser bien vistos por éstos, pensando que ello le redituará favorablemente el país. Ello evidencia el desconocimiento de la historia nacional, de aquellos que han visto a los extranjeros del norte como mejor opción para desarrollar al país, desde La Malinche, pasando por Santana, y aquellos que trajeron a Maximiliano a gobernar a México, así como la política seguida por los gobiernos recientes de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, (y que Felipe Calderón profundiza), de promover la inversión extranjera, y establecer una política a favor de ésta, que nos ha llevado a que el país prácticamente no nos pertenezca, y esté ahora más subdesarrollado de lo que estábamos en 1980. Mientras no se vea hacia el sur, no podremos revertir el desorden económico mundial, ni superar los problemas que enfrentamos a nivel nacional, ni podremos recuperar la soberanía perdida.

Fuente: La Jornada de Oriente

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