miércoles, 22 de junio de 2011

Grecia y los problemas de no tener moneda soberana


ARTURO HUERTA GONZÁLEZ

La incapacidad de Grecia y otros países de la zona–euro para hacer frente al pago de sus deudas obedece al hecho de que trabajan con moneda única y son incapaces por sí solos de devaluar la moneda. Al trabajar los países europeos con moneda única, y al adoptar el euro, renunciaron a su moneda, y por lo tanto perdieron el manejo soberano sobre la moneda, lo que les limitó el manejo de toda la política económica. Hay que tomar en cuenta las grandes diversidades productivas y por lo tanto competitivas que hay entre ellos. El libre comercio que se da en la zona ha favorecido a Alemania por su mayor productividad frente a los demás, pasando a ser el único con superávit de comercio exterior, mientras el resto pasó a enfrentar déficit de comercio exterior, traduciéndose ello en altos montos de deuda. Ante la incapacidad de cada uno de ellos de devaluar por sí solos para mejorar su competitividad y ajustar el déficit de comercio exterior, para cubrir sus obligaciones financieras, como para reducir el monto de la deuda, han terminado con crecientes niveles de endeudamiento y altas relaciones de deuda, dado también el no crecimiento de su actividad económica.

Grecia tiene una deuda de 340 mil millones de euros, lo que equivale a 150% de su PIB, y no muestra condiciones de reembolso, pues requeriría tener superávit de comercio exterior; es decir, vender (exportar), mas de lo que compra del exterior (importaciones), situación que no lo logra, a pesar de las políticas de ajuste que ha venido instrumentando. El año pasado recibió una línea de crédito por 110 mil millones de euros para ir cubriendo sus obligaciones financieras. De esta cantidad están bloqueados 12 mil millones, que tendría que recibir estos días para tal efecto. La Unión Europea y el FMI decidieron postergar dicha entrega hasta el 3 de julio, hasta que el Parlamento de dicho país apruebe el paquete de austeridad y de privatizaciones indicado por tales instituciones para, según ellos, Grecia pueda salir al paso de la crisis. No reconocen que en dicho proceso ha estado Grecia, así como Irlanda, Portugal, España y otros, y no logran ni reducir el déficit fiscal ni el superávit del sector externo necesario para ir cubriendo las obligaciones de la deuda.

Para ellos la salida a la crisis es que se pague a la banca acreedora. No les preocupa impulsar el crecimiento económico ni la generación de empleo para los desempleados, ni mucho menos mejorar el nivel de vida de la población. Lo que les interesa es que no salga afectada la banca de Alemania, Francia, e Inglaterra, que tienen la mayoría de la deuda de Grecia. Si Grecia cae en insolvencia (y caerá más temprano que tarde, pues no tiene condiciones de pago, ni tendrá), afectará a la banca acreedora, la cual caerá a su vez en insolvencia, lo que obligará a los gobiernos de los países donde ésta se encuentra a entrar a su rescate. De hecho, así como EU nacionalizó diversos bancos ante la crisis de 2008; lo mismo ha hecho Alemania, y dicha medida seguirá, ya que continúan los problemas de insolvencia de los países de la zona–euro. Ello desestabilizará a los mercados y debilitará más al euro, evidenciando su inoperatividad y su insustentabilidad. De ahí que los gobiernos de Alemania y Francia, principalmente, se aprestan a apoyar a los países de la zona–euro más débiles para evitar el derrumbe de sus bancos, sus mercados financieros y del euro. Estamos viviendo la muerte anunciada del euro y de las acciones que toma la Unión Europea y el FMI para evitarlo, dado que los mercados financieros y el capital financiero no saldrán bien librados. Quieren hacer recaer el costo del ajuste en mayores restricciones salariales y de las prestaciones laborales, así como en mayor recorte del gasto público en gastos de bienestar social para avanzar en el proceso de privatización de los servicios públicos, como de los diferentes activos en poder del sector público, a fin de generar ahorros forzosos para que los países deudores puedan pagar. Es la misma receta que se ha aplicado en México y América Latina desde los años 80, donde hemos pagado deuda a cambio de activos, es decir a través de la privatización y extranjerización de nuestras economías, beneficiándose así el capital financiero internacional.

Estamos viendo que Europa no es América Latina. Se está dando una gran resistencia de la población, desempleada y trabajadores en general, de los países menos desarrollados de la zona–euro, contra las políticas de ajuste anunciadas, y ello seguirá, lo que les hará difícil a los gobiernos y parlamentos aprobar tales políticas que actúan en detrimento de los niveles de vida de la población, y contra el patrimonio nacional y cultural de esos países. La problemática evidencia que la mayoría de los países de la zona euro no pueden continuar con el euro ni con las políticas restrictivas que éste impone. Tienen que regresar a las monedas que tenían antes de la Unión Monetaria Europea a fin de retomar el manejo soberano de la política económica para satisfacer las demandas de su población, y la deuda tienen que reestructurarla y pasarla a su nueva moneda. Seguiremos viviendo momentos históricos muy importantes que darán grandes enseñanzas a todos.

Fuente: La Jornada de Oriente

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