jueves, 10 de marzo de 2011

Negligencia criminal en Coahuila


Miércoles 09 de marzo de 2011
En concreto | Laura Itzel Castillo

El góber bailarín, que quiere heredarle el cargo a uno de sus hermanos, tomó posesión como nuevo dirigente nacional del PRI el viernes pasado, casi al mismo tiempo que en su estado se suspendían las garantías individuales por unas horas. Fue un asunto de hecho, no de derecho.

Ese día, la delincuencia organizada mandó un severo mensaje a los hermanos Moreira a través de diversas ejecuciones y enfrentamientos en Coahuila, que derivaron en el desalojo de todas las presidencias municipales. Saltillo quedó prácticamente en estado de sitio. Todos los accesos a la capital fueron bloqueados por los cuerpos policiacos y militares, temerosos de que los delincuentes fueran contra las autoridades.

Me encontraba yo en Monclova, y no por casualidad. Desde hace tiempo, en el Consejo de Defensa de la Vivienda que presido, hemos exigido, junto con Leonardo Rodríguez, líder social en la región, y cientos de familias afectadas, una solución justa al grave problema que éstas padecen, como consecuencia del mal estado en que se encuentran sus viviendas.

¿Y por qué están así? Porque en la entidad impera la impunidad y la corrupción. Son responsables los tres niveles de gobierno, así como también funcionarios y empresarios, coludidos para hacer negocios al amparo del poder público, sin que les importe poner en grave riesgo la seguridad y la vida de cientos de familias. La avaricia los ha llevado a asumir una conducta claramente tipificada como negligencia criminal. Afortunadamente aún estamos a tiempo para evitar la tragedia.

Me refiero específicamente a los fraccionamientos Campanario, Valle San Miguel y Mezquital del Valle, en Monclova. Los primeros dos corresponden a conjuntos habitacionales de Infonavit y el otro a desarrollos hechos por la iniciativa privada (Jasam SA de CV, Harb SA de CV, Save Cuatro SA de CV) a través de Sociedad Hipotecaria Federal. El problema es verdaderamente grave. No se resuelve con discursos o medidas de ornato, como las que suele impulsar el clan Moreira, sino cumpliendo con las recomendaciones del dictamen técnico que elaboró la aseguradora para explicar las causas de los daños a varias casas-habitación, y que está en poder de los afectados.

El dictamen señala con claridad que se utilizaron materiales de mala calidad en la conformación de estructuras de terraplén para niveles de desplante de las casas, aunado a la falta de estructuras de retención o desvío para las precipitaciones pluviales. Por ello recomienda cinco medidas específicas, que incluye la reparación de las casas y el monitoreo de éstas al menos durante un año, “para verificar que han cesado los acomodos del suelo y las estructuras”.

Desde luego, nada se ha hecho. Lo peor es que se ha ocultado a la opinión pública. Y es que algunos empresarios periodísticos también están metidos en el negocio. En resumidas cuentas, nada se dice sin el consentimiento del clan que se siente dueño de Coahuila. Pero desde aquí advertimos, tal como me comprometí con los afectados, que no descansaremos hasta que se resuelva el problema. ¿Será necesario recurrir a la vía penal?

La angustia de doña Lourdes, vecina de El Campanario, merece una respuesta. En otras circunstancias, que en la sala de su casa haya ojitos de agua y que desde ahí se vean las estrellas, sería muy agradable. Pero no lo es si esa vista es producto de las enormes cuarteaduras de las paredes.

Humberto Moreira resulta completamente ajeno al discurso de Luis Donaldo Colosio, pronunciado el 6 de marzo de 1994, pocos días antes de su asesinato: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

Fuente: El Gráfico

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