lunes, 13 de diciembre de 2010

Wikiteatro


Por: Alejandro Kirk

Cuidado: tirar sin condón se ha vuelto un crimen internacional, moviliza a la Interpol y a brigadas enteras de policías. Si es cierto lo que dice la prensa mundial, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, está preso por gozón, en un enredo conspirativo en que se involucra ahora a una supuesta cubana agente de la CIA.

Pero, ya que estamos en el tema conspiraciones permítaseme la licencia de buscarle las cinco patas al gato: ¿Y si todo esto fuera un tongo?

Vayamos pues a la vieja pregunta de los detectives: a quién favorecen o perjudican las revelaciones de Wikileaks.

Los dos primeros impactos, sobre las muertes de civiles en Irak y Afganistán, catapultaron a Wikileaks a los noticieros mundiales. Aquellas revelaciones venían siendo documentadas por años por parte de organizaciones de derechos humanos y publicaciones de izquierda, y por la red circulaban miles de videos y fotos de las atrocidades contra civiles. Lo que las hizo célebres en Wikileaks fue que esta vez provenían de fuentes oficiales norteamericanas.

¿Qué pasó con las denuncias de Wikileaks? ¿Cuántos generales han sido destituídos? ¿Se abrieron comisiones en el Congreso norteamericano como ocurrió en los años 70 con los "Papeles del Pentágono"? ¿Salieron miles de personas a las calles a exigir que Barack Obama cumpla sus promesas sobre Irak y Guantánamo? Nada de eso. Más bien, se afinaron los procedimientos para impedir la fuga de información, y se hicieron purgas en los aparatos de defensa y seguridad.

MATEN AL MENSAJERO

La prensa, cada vez más obediente, focalizó no en los crímenes, sino que se escandalizó porque las denuncias ponen en peligro las vidas de quienes ayudaron a perpetrar los delitos. Es como si revelar las atrocidades de Pinochet fuera reprensible porque expone a torturadores y asesinos impunes.

Las últimas revelaciones de Wikileaks revelan que los diplomáticos norteamericanos hacen lo mismo que todos los diplomáticos y espías del planeta: justifican sus sueldos con chismes y análisis. Pero llama la atención que hasta ahora ninguno de los miles de cables publicados revele algun pensamiento realmente sucio o malintencionado: todo son preocupaciones “sanas” sobre la corrupción, el autoritarismo, las armas nucleares, la depredación del ambiente. Al máximo, se constata que están plenamente vigentes personajes como "El americano tranquilo", de Graham Greene, dispuestos a hacer las peores cosas en aras de una causa noble.. Como indica Noam Chomsky, el modo soberbio y racista de los diplomáticos norteamericanos, es considerado un comportamiento normal, de otro modo Estados Unidos no sería superior.

TIRO AL BLANCO

Y están, por supuesto, los medios elegidos por Wikileaks para seleccionar y transportar la noticia.

Para El País de Madrid, por ejemplo,son menos importantes las cárceles secretas de la CIA que la presencia de agentes de cubanos en Venezuela, o el gobierno Sandinista de Nicaragua, a quienes dedican primeras planas y largos reportajes.

Para el New York Times, en cambio, son importantes los chismes que hablan de una entrega de misiles Scud soviéticos por parte de Siria al grupo libanés Hezbollah. El periodista británico Robert Fisk, desde hace 35 años corresponsal en Beirut, informa que Hezbollah dispone de armamento mucho más moderno y eficaz que los viejos misiles soviéticos, usados por última vez en la primera guerra del Golfo, en 1990, pero eso no importa: sobre esta base se justificarán nuevas agresiones israelíes y más gastos militares.

A los Scud se agrega toda la chismografía sobre las “ambiciones nucleares” de Irán, que pondrían en peligro a Europa y sobre todo al gran ausente de los cable de Wikileaks: Israel.

Curiosamente, en Israel no hay grandes chismes ni locuras que reportar, pero sí los hay en Irán: se dice que los países árabes quieren un bombardeo; que las últimas elecciones fueron fraudulentas; que el ayatollah Alí Jamenei está moribundo; que Corea del Norte le vendió piezas nucleares, y por último la guinda, de siempre, el invisible y omnipresente al-Quaeda.

PERSECUCIÓN

Sin duda, el arresto de Assange en Londres y las medidas tomadas en contra de Wikileaks debilitan la teoría de la conspiración expuesta aquí. Parecería obvio que quieren deshacerse de este hombre que tiene acorralado al poder sin disparar un tiro, poniendo a disposición de quien quiera descubrir los pozos de mierda, los instrumentos para hacerlo.

Uno que lo admira y respalda, por ejemplo, es Daniel Ellsberg, el hombre que fotocopió uno a uno los documentos secretos que evidenciaban el carácter genocida de la guerra de Estados Unidos contra Vietnam en los años 60 y 70.

De ser quien parece ser, Assange ha sido víctima de la treta más vieja del mundo del espionaje y la provocación: dos mujeres que se le ofrecen dispuestas a realizar el sueño del pibe: un menage a trois.

Pero ¿cómo llegaron a conocerlo? Assange, supuestamente es perseguido desde hace meses por un grupo de 120 especialistas del Pentágono, provistos con la major tecnología de búsqueda.

Julian vivía una clandestinidad sui generis, viajando Por Europa y dando entrevistas y ruedas de prensa en las que aparecía a rostro descubierto, bien planchado, bañado y peinado, a disposición de sus calientes admiradoras pero no de los peludos investigadores yanquis. Centenares de personas sabían de esos encuentros con la prensa, menos los killers de la CIA.

Puede que sea pura suerte: no es la primera vez que la CIA y la corte de agencias de seguridad norteamericanas andan dando palos de ciego. Si hay algo que prueban todos estos documentos, es que no hay proporción alguna entre el inmenso presupuesto de seguridad de Estados Unidos y la supina ignorancia de sus diplomáticos acerca de los sitios donde están destinados.

OBAMA

Y detengámonos en este detalle: todo esto le cae encima precisamente a Barack Obama, el afroamericano que pintaba progresista. No es que haya hecho algo progresista desde el día en que asumió, pero a la derecha eso no le basta; ellos creen que si pudiera, Obama cumpliría con sus promesas: saldría de Irak y Guantánamo, pondría a la banca bajo control, impediría la persecución a los inmigrantes, organizaría un sistema equitativo de educación, salud y previsión, pondría freno a la voracidad de las transnacionales, restringiría el control monopólico de los medios de comunicación, reduciría el armamentismo, promovería la cooperación y no los golpes de Estado en América Latina.

En gran parte gracias a Hillary Clinton, pero también ahora gracias a Wikileaks, esos peligros ya no existen.

En mi teoría -que reconozco arriesgada- Wikileaks se parece a aquellos falsos golpes de Estado africanos de los años 60, en que los dictadores contrataban a un grupo de mercenarios para ocupar la capital y tomarles fotos a los que salían a aplaudir.

Me atrevo a anticipar que en poco tiempo Julian Assange volverá a la profunda clandestinidad en la que estaba antes de su arresto (voluntario), para seguir adelante con su mision.

La pregunta elemental de Sherlock Holmes sigue en el aire.

Fuente: Telesur

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