miércoles, 13 de enero de 2010

Seguridad y Libertad


Redacción

Rebeca Padilla de la Torre

En el marco del inicio de un nuevo año los saludos se acompañan expresando los mejores deseos. Cuando saludo a personas que conozco de cerca suelo desearles que logren sus proyectos y anhelos, como iniciar un negocio, estudiar, terminar de construir su casa, emprender un viaje deseado, entre otros.

Habrá que reconocer que en general son deseos que expresan personas afortunadas que tienen la posibilidad de pensar en un crecimiento en distintos aspectos de la vida, sin embargo, existe una mayoría para la que los deseos posibles para el nuevo año son mucho más limitados.

En esta postal quisiera reflexionar sobre las condiciones en las que entramos al próximo año y cuáles serían los deseos más pertinentes para cumplirse durante él. En primer lugar desearía seguridad para todos, en un sentido amplio. Parece un propósito difícil de lograr si pensamos en el contexto que nos envuelve.

En el panorama nacional y el local no deja de inquietarnos el acontecer violento, el cierre del año nos mostró una realidad sangrienta a través de las fotografías de la captura de Beltrán Leyva y los datos de los muertos en Ciudad Juárez que rebasaron los dos mil, por ofrecer un par de ejemplos.

Por otra parte, en nuestra ciudad preocupa el incremento de la delincuencia y la creciente pérdida de seguridad cuando lo constatamos al ser víctimas de ella personas conocidas o nosotros. La amenaza a la seguridad durante el año pasado se evidenció que no sólo proviene de desconocidos, también fue un tema público la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños por familiares.

La seguridad que deseo también se aplica en el terreno de lo económico, de contar con un trabajo, y si ya se tiene, que éste sea estable. Las fuentes de ingreso se calculan con preocupación ante los anunciados incrementos y los pagos próximos de impuestos en tenencias y prediales, sólo para iniciar el año.

Ojalá fuera posible que cada familia pudiera sentirse segura al contar con los recursos necesarios para continuar con sus vidas, y además como es natural, tener la ambición de mayores logros materiales y de un crecimiento en general.

Desearía para todos acceso a la educación y la cultura, que no terminan de ser reconocidas y valoradas en nuestro país del todo, como los sustentos clave y la simiente de la seguridad para el espíritu humano y garantía de trascendencia.

Otro aspecto que abarca la seguridad es la salud, aunque no es posible, a pesar del avance científico, garantizar que no suframos alguna enfermedad o accidente; deberíamos ser capaces de sentirnos seguros al contar con un sistema de salud público de calidad y con suficiente cobertura para todos, ya que los servicios médicos privados son muy costosos.

La contingencia de la influenza que vivimos el año pasado, y que aún continúa, presenta de manera latente la pregunta de si estamos realmente preparados para enfrentar una epidemia grave y considerar con seriedad la consecuencias posibles si no se fortalece el sector salud.

A la par de la salud, desearía que el año que inicia nos sintiéramos seguros en un medio ambiente sustentable, al contar con los recursos naturales básicos, como agua potable, aire libre de contaminantes y un suelo capaz de producir alimentos sin químicos que amenacen nuestro cuerpo.

También desearía que todos los ciudadanos tuviéramos seguridad en los actores políticos, que sus propuestas se centren en volver una realidad estos deseos de seguridad para todos al plantear proyectos de liderazgo, propuestas y construcción para la comunidad de la ciudad y el estado, y no sólo para sus intereses y de su partido.

Mis deseos para el año que inicia van más allá de desear seguridad al acompañarla con deseos de libertad. Como ciudadanos debemos no sólo sentirnos seguros en nuestro país, sino además libres de tomar nuestras decisiones sobre lo que creemos y cómo deseamos vivir sin que seamos discriminados por ello.

El año que inicia abre los debates sobre los matrimonios gay y la despenalización del aborto, sobre los cuales difícilmente habrá consenso; lo que ponen a prueba es nuestra tolerancia para aceptar otras formas de pensar y vivir que tienen derecho a existir.

Si no consideramos resolver el difícil equilibrio entre seguridad y libertad, la seguridad que demandamos podría ser lograda con base en mecanismos de privación de la libertad al encontrar las soluciones en una mayor vigilancia, la militarización y en general en un excesivo autoritarismo.

La seguridad y la libertad son dos deseos difíciles de conciliar y lograr para este año, pero no dejemos a un lado nunca la esperanza de que eso sea posible. En el marco de las anunciadas celebraciones del Bicentenario de la Independencia y la Revolución, el sentido no será conmemorar o discutir los logros pasados, sino en términos de las seguridades y libertades que se puedan garantizar para este año y los años por venir.

Fuente: La Jornada de Zacatecas
Difusión: Soberanía Popular

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