martes, 25 de agosto de 2009

De la retórica a la acción: derechos humanos


Difusión Cencos México D.F., 24 de agosto de 2009
Fuente: El Universal
Alberto Brunori

El reto más importante en materia de derechos humanos al que se enfrentan los Estados –y del que es partícipe la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH)– es lograr que el conjunto de normas y estándares de derechos humanos reconocidos a nivel internacional se traduzca en realidades concretas. Este fin demanda la armonización de las legislaciones nacionales con los principios del derecho internacional de derechos humanos. Al mismo tiempo, este objetivo implica algo más: convertir a las políticas públicas en un instrumento para la realización de los derechos humanos.

Durante la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993, los Estados asumieron el compromiso de avanzar hacia la construcción de políticas públicas con enfoque de derechos humanos. Esto permite introducir y transversalizar los principios y estándares de derechos humanos en todas las acciones de gobierno, logrando así que la actividad estatal refleje el compromiso de promover el desarrollo integral de las personas, en especial de aquellas que viven situaciones de discriminación o exclusión.

En aras de progresar hacia este fin, en 2003 la OACNUDH-México hizo público el Diagnóstico sobre la Situación de los Derechos Humanos en México, el cual sentó las bases para el diseño e implementación de políticas públicas tales como el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012.

Con el objetivo de dar continuidad a este proceso, en 2006 la OACNUDH-México presentó una propuesta para la elaboración de Diagnósticos estatales sobre la situación de los derechos humanos que,, permitiría identificar los retos a los que las entidades federativas se enfrentan y sentaría las bases para la construcción de Programas estatales de derechos humanos. El Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal fue concluido hace un año. Este impulso dio como resultado el Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal (PDHDF), ejercicio pionero en el mundo y que servirá como modelo e inspiración a estados y localidades que decidan embarcarse en un proceso similar.

El proceso de diseño y elaboración del PDHDF fue tan importante como el resultado mismo. Éste es resultado de la participación plural y democrática de las instituciones que constituyen el Comité Coordinador –la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, organizaciones de la sociedad civil, la academia, los tres poderes del Distrito Federal y la OACNUDH como observadora permanente– y de cientos de personas que participaron en discusiones previas. Este espacio de discusión y deliberación es prueba fehaciente de que la negociación fundamentada en principios democráticos puede ser la ruta hacia la formulación de políticas participativas.

El PDHDF es un modelo de elaboración de políticas públicas centrado en los derechos humanos cuyo objetivo es respetar, proteger, promover y garantizar los derechos humanos de todas las personas que habitan y transitan en el Distrito Federal. Se conforma por una serie de capítulos que atienden derechos específicos (derecho a la salud, derecho al debido proceso y derechos políticos, entre otros) y capítulos dedicados a los derechos de grupos que viven en condiciones de discriminación y/o exclusión (por ejemplo, poblaciones callejeras, LGBTTT, y mujeres). Cada uno propone líneas de acción específicas, indicadores para evaluar el progreso y tiempos para su implementación.

Con la creación del PDHDF nos enfrentamos a un reto enorme: transitar el camino hacia su puesta en práctica. La implementación exitosa dependerá de una serie de condiciones. Resulta imprescindible que cada una de las acciones propuestas reciba asignaciones monetarias suficientes y que el PDHDF se convierta, así, en una prioridad gubernamental. En este sentido, se está trabajando ya en transversalizar la perspectiva de derechos humanos en el presupuesto de la ciudad. Es vital también mantener el nivel de compromiso de cada una de las instituciones participantes y su voluntad de continuar trabajando en este proceso. Ineludiblemente, el PDHDF debe ser institucionalizado y convertirse en una política de Estado, de manera que perdure en el tiempo y pueda cumplir con su ambicioso objetivo. Por último, las miras deben ponerse en establecer un mecanismo de seguimiento y evaluación en el que confluyan una pluralidad de actores e instituciones.

Es motivo de orgullo para la OACNUDH haber impulsado el proceso de diagnóstico de derechos humanos –junto con la participación plural y democrática de numerosas instituciones– y verlo madurar hasta convertirse en una política pública con enfoque de derechos humanos. El PDHDF, que se presenta este martes 25 en el Museo Interactivo de Economía, demuestra que transitar de la retórica a la implementación de los compromisos internacionales en materia de derechos humanos no es únicamente deseable –es posible.

23 de agosto de 2009

Representante en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos

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