miércoles, 29 de octubre de 2008

Hacia un Parlamento Latinoamericano

Noticias del Sur

Por Tomás Aguerre

El 17 de octubre, fecha emblemática para Argentina, deberá ser recordado a nivel latinoamericano, de tener éxito la propuesta, como el puntapié inicial para la construcción del Parlamento de UNASUR. La reunión de los diversos representantes de los países integrantes el pasado viernes en Cochabamba, Bolivia, prevé empezar a constituir la estructura parlamentaria en 90 días. El avance en materia de integración supone la conformación de una mesa de trabajo con delegados de los doce países miembros, cuyos respectivos Congresos deberán elegir representantes para formar dicha comisión. El vice presidente de Bolivia, Álvaro García Linera, explicó que ese equipo propondrá las competencias, características, funcionamiento y forma de elección del parlamento suramericano, en un plazo de tres meses.

Con Chile y Bolivia impulsando cada vez con más fuerza la integración -simbólicamente, además, dando una señal al resto de los países, al ser dos países históricamente enfrentados- ahora la decisión se encuentra en cada uno de los congresos de los países miembros. Por su parte Argentina, donde la noticia ha quedado opacada por los diversos actos de conmemoración del Día de la Lealtad, ha dado cuenta de dicha reunión por el pedido del Gobierno de que no sea el vicepresidente Cobos el representante en Unasur. Las diversas alusiones a la escasa lealtad, justamente, del vicepresidente, han decidido, luego de un período de enfriamiento, que su presencia como representante del Gobierno se vea limitada a los espacios institucionales que le corresponden. Es que temas tan importantes como la necesaria integración latinoamericana deben delegarse en las personas que han dado sobradas muestras de adhesión al proyecto gubernamental. Es la potestad de este, y de cualquier Gobierno, diseñar su política exterior para Latinoamérica de acuerdo a sus propios convencimientos y no esperando los dictados del corazón de sus integrantes.

Más allá de esta cuestión, que deberá quedar como una simple anécdota, lo importante es el avance en el proceso de integración en un momento de crisis mundial que parece, cada vez más, volcar a los países a estrategias de inserción en bloques regionales. El sálvese quien pueda es uno de los -tantos- lugares comunes que han sido rebatidos por la crisis financiera internacional. Frente a la posible modificación de relaciones de fuerza a nivel internacional, la única certidumbre hasta el momento es la necesidad de posicionarse estratégicamente como bloque suramericano. Para ello, no alcanza simplemente con las coincidencias ideológicas de los distintos gobiernos de la región, que bien podrían cambiar de aquí a diez o quince años. De ahí que se vuelva imperiosa y urgente la tarea de construir instituciones estables y permanentes que aseguren la estabilidad en las relaciones entre los países hermanos de Latinoamérica, así como también un esfuerzo por incorporar a los países que todavía no integran la unión.

Luego de la reunión de la mesa de trabajo a conformar en 90 días, la propuesta que de allí salga deberás ser elevada a los presidentes de los países miembros quienes, una vez aprobada, deberán enviarla al Parlamento de cada país. Este procedimiento, normal en cualquier proceso de integración regional que respete la soberanía nacional de cada Estado, será la primera prueba de la voluntad política, o no, de los diversos países de enfrentar juntos, como un bloque regional unificado, la crisis internacional que se presenta. De esta manera, la importancia del Parlamento suramericano ya no sólo radica en lo que simbólicamente pudiera conseguirse, sino que se convierte en una suerte de termómetro regional para medir las disposiciones propias de cada país a un mayor proceso de integración. Si el Parlamento suramericano, se supone, es apenas una institución que no interferirá en la vida cotidiana de cada país, la rapidez y buena predisposición con la que se vote su establecimiento en cada país será un dato político a tener en cuenta para el avance de instituciones que resulten también urgentes, como la creación de un banco sudamericano o una moneda única.

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