domingo, 3 de agosto de 2008

SOS a Fox, fracaso de Calderón



Jorge Zepeda Patterson
Rehilete
03 de agosto de 2008


Traer al Og Mandino de la política mexicana es una medida desesperada, arriesgada

www.jorgezepeda.net

Nada exhibe mejor las dificultades políticas por las que transita Felipe Calderón que su decisión de echarse en brazos de Vicente Fox y del grupo Guanajuato.

El ex presidente acaba de ser designado el personaje clave del panismo para la recuperación de electorado de cara a las elecciones de 2009; y Germán Martínez, líder del PAN, ha presentado la guanajuatización del resto del país como la panacea para el resto de los mexicanos. Un giro de 180 grados en la estrategia de los calderonistas.

Hace apenas seis meses, el grupo compacto de Los Pinos intentaba quitarle foros y micrófonos a Fox, a Marta Sahagún y a Manuel Espino; y hacían lo imposible para desmarcar al PAN de todo lo que oliera al Yunque y sus proximidades. Ahora han reconocido que los necesitan y les han dado, de nuevo, la plataforma para expresarse. El gobernador de Guanajuato, Juan Manual Oliva, representante de la ultraderecha y considerado como impresentable en círculos panistas moderados, hoy es la estrella del firmamento azul.


Es una decisión que debió costarle insomnios y pesares al presidente Calderón, y a tragar una fuerte dosis de orgullo. Y es que el PAN está entrando en zona de desesperación.

Una encuesta tras otra revela que el PAN será barrido por el PRI en las elecciones para la renovación del Congreso en 2009, lo cual reducirá aún más los márgenes de operación de Los Pinos. El problema para el blanquiazul es que en 2009 se trata de una elección en cada uno de los 300 distritos y en ese terreno se presume que el PRI podría ganar en casi 200 de ellos (no olvidar que aún gobierna en 60% de las entidades federativas).

La elección presidencial de 2012, aunque lejana, pinta aún peor. Frente a los poderosos candidatos del PRI (Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones) y del PRD (Marcelo Ebrard y López Obrador), el PAN no sólo carece de opciones atractivas, ni siquiera se ve de dónde los pueda extraer: una rápida revisión del gabinete o de los gobernadores lo confirma.

El SOS que invoca a Fox es una estrategia para ganar tiempo. El panismo calderonista carece del carisma o el liderazgo para sortear con éxito los malos tiempos que se avecinan. Las elecciones coincidirán con un entorno flagelante para la economía popular: bajos niveles de empleo, encarecimiento de la canasta básica. Ni la rijosidad intolerante de Germán Martínez, ni el estilo palacio de Camilo Mouriño resultan empáticos al grueso de la población. Y la media docena de discursos, tranquilizantes a veces, envalentonados en otras, que Calderón pronuncia cada semana, hace tiempo que dejaron de surtir efecto o llamar la atención. Traer al Og Mandino de la política mexicana es una medida desesperada, arriesgada. Alejarlo de los reflectores llevó tiempo, deshacerse de Espino generó costos internos. La incorporación al CEN del PAN de “emisarios del pasado” es una derrota presidencial.

El PAN está obligado a trabajar en tres frentes de manera simultánea. Uno, asegurar un mínimo de liderazgo frente a la inestabilidad que se avecina, producto de los malos tiempos. Dos, preparar el terreno para minimizar las pérdidas en la elección de 2009. Tres, producir un par de precandidatos atractivos para la Presidencia dentro de los próximos dos años. El regreso del foxismo impondrá un precio en cada uno de esos frentes. Lo veremos en las listas de precandidatos al Congreso (¿Marta, por ejemplo?).

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