Debate sin exclusiones
Eduardo Ibarra Aguirre
Sólo un debate nacional sin exclusiones podría coadyuvar a que el primer paquete de iniciativas legislativas de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa en materia petrolera, no polarice aún más el ambiente político en torno a la muy polémica reforma.
Es plausible, por ello, la disposición de
De inmediato el coordinador del Grupo Parlamentario de Acción Nacional hizo honor a su origen y formación yunquista –“Mi jefe es Jorge Karfopulos” (Forum 169, VIII-07, pp. 2-4) reconoció en 1979--, expresó su rechazo tajante a que Andrés Manuel López Obrador participe en los debates de Xicoténcatl.
Por el contrario, Manlio Fabio Beltrones se enmendó la plana así mismo y pasó de la discusión principalmente “entre los especialistas” y sobre los “aspectos técnicos”, porque la política ya concluyó, que sostuvo a fines de marzo, a debates tan largos “como sea necesario y tan cortos como lo indique la necesidad del país para la construcción de un acuerdo que lo beneficie”.
Priísta al fin, el experto en el drenaje profundo del sistema político de ayer y de hoy, no descartó que en las próximas dos semanas se disponga de nuevo marco jurídico reglamentario para hacer con Petróleos Mexicanos lo que
Pero la línea de la aprobación por la vía más que rápida de la reforma petrolera --anunciada con el mejor estilo demagógico: “el Estado podrá garantizar plenamente el acceso a la educación de calidad y a la plena cobertura de salud de todos los mexicanos”--, si bien la presentó Germán Martínez Cázares en la entrevista con
Me temo que el grupo gobernante percibe la imperiosa necesidad del debate sólo como estratagema de los adversarios a que avancen las políticas y las prácticas privatizadoras de Pemex que, sin reforma constitucional alguna ni siquiera reglamentaria, se abren paso desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el conductor de México al primer mundo.
En Los Pinos no conciben que un debate sin exclusiones pueda servir, en dependencia de los argumentos e información que brinden a los gobernados, para convencerlos de las bondades de la propuesta reformadora. Suponen que es más rentable divulgar mañana, tarde y noche el México imaginario que Calderón Hinojosa nos presentó en la cadena nacional del día 9, con todo y sobreactuación que sólo conmovió a su familia, subordinados y socios.
El peor camino que pueden andar los gobernantes, por ser políticamente más costoso, es el de unos foros de discusión para cubrir el expediente y a la vuelta de dos semanas presentar los dictámenes legislativos. Así no van a alterar el amplísimo rechazo ciudadano a que se privatice aún más Pemex, con políticas que asuman sus contenidos en los nombres o los disfracen.
Por el contrario, estimularán a que más ciudadanos se incorporen al movimiento de resistencia civil pacífica que --dice Juan Camilo Mouriño y sus compañeros de gobierno y de partido-- les tiene sin cuidado, porque “Lo relevante es lo que ocurra en el Congreso”. ¿Expulsarán a la mayoría de los mexicanos de la toma decisiones?
Dejar las decisiones nacionales en manos de las elites políticas y legislativas aliadas o cooptadas por el grupo gobernante, pareciera suicida.
Acuse de recibo
El Observatorio para
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