viernes, 11 de abril de 2008
Las FARC no quieren dar más libertades unilaterales, y Uribe no piensa negociar
Emilio Marín (La Arena) Sta. Rosa - La Pampa
04/04/2008
Ingrid Betancourt es la rehén de las FARC mejor conocida internacionalmente. Era candidata presidencial del ignoto partido Verde Oxígeno cuando fue detenida en febrero de 2002, pero posteriormente su familia y el gobierno francés comenzaron a difundir su caso. La mujer tiene la doble nacionalidad, francesa y colombiana, lo que llevó a un mayor involucramiento del Palacio del Elíseo, sobre todo ahora que Nicolás Sarkozy llegó al poder.
La situación de la retenida por la guerrilla es delicada en cuanto a su salud. Según su familia, estaría enferma de hepatitis b y leishmaniasis, conocida vulgarmente como lepra de la selva. Y necesitaría urgente atención médica y transfusión de sangre. Para añadirle dramatismo al caso, el gobierno de Colombia empezó una campaña mediática dando por sentado el riesgo de muerte de la cautiva. Un funcionario judicial manifestó que Ingrid había sido atendida en algún hospital del Guaviare, departamento del sur. Esta idea fue parcialmente confirmada por el obispo de ese departamento, quien dijo a la prensa que había escuchado esos "rumores". independientemente de esas versiones, es obvio que después de seis años retenida en campamentos de los insurgentes, la salud de Betancourt no debe ser de las mejores. Las pruebas de supervivencia que las FARC enviaron en octubre de 2007 al entonces mediador oficial Hugo Chávez, incautadas por el Ejército colombiano que detuvo a sus portadores, la mostraban muy desmejorada.
Si Sarkozy envió un avión con personal médico, que arribó a Bogotá hace dos días, es porque tendrá noticias de un agravamiento de la salud de su connacional. Incluso algunos familiares han conjeturado que ella puede haber muerto y Uribe estaría haciendo estas gestiones supuestamente humanitarias para cubrirse de las inevitables críticas que lo impactarán.
Vivir en campamentos guerrilleros que se levantan por temor a bombardeos y se arman en otro lugar, para lo cual hay que caminar días; comer poco según lo que se consiga; compartir cautiverio con militares presos que quieren contemplarla cuando se baña para masturbarse (revista Paris Match), etc, supone una vida extremadamente difícil. Y se hizo peor aún por la falta de noticias sobre alguna negociación seria entablada por el gobierno para lograr la ansiada libertad. Es que Uribe y su política de "Seguridad Democrática" descartó una negociación política con la fuerza comandada por Manuel Marulanda Vélez. Este propuso un "intercambio humanitario" según el cual había que despejar dos municipios del centro sur del país (Pradera y Florida, en el Cauca). Y allí cada fuerza entregaba sus rehenes: las FARC los más de 40 canjeables y el Estado los 500 guerrilleros presos y los dos extraditados a EE.UU. (Anayibe Rojas y Simón Trinidad).
Debe ser muy angustiante para Betancourt ver cómo pasan los días, meses y años sin que el gobierno de su país se preocupe por negociar y obtener su libertad. Y que, en cambio, sienta los aviones y helicópteros volando sobre su cabeza para tratar de aplastar militarmente el campamento, incluyendo a los rehenes. Cuando pintan los dramas de la rehén, los grandes medios no informan de ese problema de abandono gubernamental y estrés por la idea de morir en medio de un rescate militar, sino solamente de su delgadez.
Mataron al negociador
Como si ese abandono no hubiera sido suficiente, el gobierno colombiano tuvo otro gesto contrario a la libertad de Betancourt: asesinó a Raúl Reyes. El vocero de las FARC estaba negociando ese asunto con Ecuador y Francia, según informaron por separado pero en forma coincidente el Secretariado de esa organización y el canciller galo Bernard Kouchner. ¿Por qué el presidente colombiano aceleró el operativo de bombardeo del campamento en territorio ecuatoriano? Con palabras impregnadas por la diplomacia, pero sin escabullir el bulto, la presidenta argentina lo dijo en la reunión del Grupo de Río el 7 de marzo último. Se quiso interrumpir, señaló, el proceso de liberaciones que, facilitado por Chávez, había dado los primeros seis frutos (en la tanda inicial salieron Clara Rojas y Consuelo de Perdomo, y en la segunda otros cuatro ex congresistas).
Poco después de la muerte de Reyes, las recompensas de 2,7 millones de dólares y la infiltración del Ejército llevaron al asesinato de otro miembro del Secretariado, Iván Ríos. Como resulta obvio para cualquier observador poco informado, en esas condiciones Marulanda no quería exponer a su gente abriendo otra negociación para la liberación unilateral de Betancourt ni de nadie. Ese punto de vista lo ratificó esta semana Rodrigo Granda, que se perfila como el nuevo vocero de las FARC, al escribir una nota publicada en Internet por la agencia ANNCOL y distribuida por la Agencia Bolivariana de Noticias. "Sólo como consecuencia de un canje de prisioneros saldrán libres quienes están cautivos en nuestros campamentos. No es admisible que nos pidan más gestos de paz cuando después de tantas muestras fehacientes de nuestra voluntad política por encontrar salidas al conflicto se nos responde con infamias y maledicencia", dijo. Sarkozy no hizo caso de estas advertencias y envió el avión, no sin antes haberse permitido dar consejos públicos al comandante de las FARC en términos que sonaron descomedidos. "Tome esta decisión: libere a Ingrid Betancourt", le expresó en un mensaje televisivo. Que después no le achaquen a Carla Bruni estas reacciones bruscas del mandatario francés. Essu propia costumbre de dar órdenes a sus empleados.
Claro que Francia, bajo cuerda, promete algunas concesiones a las FARC para el caso que se decidan a soltar la rehén. Primero, aceptarían recibir en París a guerrilleros liberados por Uribe. Segundo, insinúa que sacaríaa la agrupación de la lista de "terroristas" que la Unión Europea elaboró a petición de George Bush a fines de 2001.
Uribe contra todos
El mandatario recibió a los embajadores de Francia y España en Bogotá, como para posar ante los medios con una actitud comprensiva hacia la gestión médica gala. Su intención es hacer recaer toda la presión mundial sobre la cúpula guerrillera, haciéndola aparecer como la "mala de la película". Sin embargo, como quedó dicho, los únicos retenidos que recuperaron la libertad fueron por decisión unilateral insurgente, como un gesto de desagravio a Chávez.
A despecho de sus intenciones y necesidades políticas, Uribe viene recibiendo críticas a nivel internacional por su bombardeo e invasión de territorio ecuatoriano del 1 de marzo último. Se sabe que empleó diez bombas GBU 12 Paweway II de 500 libras, de fabricación norteamericana y casi seguramente también que fueron arrojadas desde aviones de EE.UU. Tanto en los debates del Grupo de Río en Santo Domingo como en la posterior cita de la OEA el 17 de marzo en Washington, su postura fue motivo de las críticas generalizadas de todos los representantes de países miembros. Salvo, claro está, de los dueños de casa.
También ha seguido deteriorándose la relación con Ecuador, luego que se descubriera que uno de los muertos en el campamento bombardeado era un ciudadano ecuatoriano, Franklin Aisalia. Esta circunstancia enfureció al presidente Rafael Correa, quien anunció una "lucha diplomática tremendamente fuerte" y prometió no dejar ese crimen impune. Las relaciones diplomáticas entre los dos países continúan rotas, lo que confirmó la interpretación de esta columna de que no habría recomposición del vínculo, como parecía surgir de los apretones de manos al culminar los discursos en Santo Domingo.
Que Chávez y Correa critiquen al aliado de Bush instalado en la Casa de Nariño en Bogotá no tiene nada de sorprendente, como tampoco que éste diga barbaridades de esos dos jefes de Estado. Pero al colombiano se le abrió un frente de tormenta inesperado. Barack Obama, precandidato presidencial demócrata pidió al Capitolio que no firme el Tratado de Libre Comercio con el país sudamericano. El argumento fue que en Colombia hay violaciones a los derechos humanos, lo que es evidentemente cierto y no sólo por las muertes de Reyes y otros 23 militantes en bombardeo estilo Irak. Según cifras oficiales, han sido asesinados en ese país 700 sindicalistas desde 2001 a la fecha.
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