lunes, 10 de marzo de 2008

México no es la Nueva España


Tráfico de influencias de Mouriño

Durante el mitin del 24 de febrero frente a la Torre de Pemex, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) denunció a Juan Camilo Mouriño, secretario de gobernación de Calderón, por tráfico de influencias y enriquecimiento mediante contratos otorgados por Pemex a sus familiares. El español no ha sabido contestar porque no puede. Mouriño debe salir del gobierno y del país.


Con habilidad política, AMLO subió al ring a Mouriño y lo descontó. El acusado ni siquiera ha contestado. No puede porque está involucrado en sucios negocios. Ese individuo español tiene el derecho a defenderse. ¡Que explique a la sociedad mexicana como la ha robado! Así podrá aguantar, al menos, otro round. Obviamente, ninguna explicación del robo puede ser convincente pues se trata de hechos delictuosos realizados con premeditación, alevosía y ventaja.

Según AMLO, “La familia de Mouriño tiene, al amparo del poder público, 80 empresas. Los panistas son unos verdaderos hampones, unos verdaderos delincuentes”. AMLO ha sido claro y duro. “Lo que estoy haciendo es acusarlo de tráfico de influencias y de otros delitos. Él debe desmentir con pruebas, debe aclarar con pruebas por qué firmó contratos con Pemex siendo funcionario público. Fueron contratos para beneficiar a su empresa familiar. Eso es lo que tiene que aclarar. Nada más”.

La situación es peor

Mouriño, antes secretario de energía, no solamente es un corrupto por favorecer los negocios familiares al amparo de Pemex. La principal función de este individuo español consiste en promover los negocios ilegales de las grandes corporaciones transnacionales de la energía. Mouriño, más que ser parte del gabinete de gobierno de Calderón es parte del equipo de las transnacionales españolas. Estas, a través de Aznar, lo designaron sin siquiera tener la nacionalidad mexicana sino española.

El interés de Iberdrola, FENOSA, Endesa, Gas Natural, Aguas de Barcelona, Aguas de Valencia, entre otras corporaciones españolas, es apoderarse del petróleo, el gas, la energía eléctrica y el agua de los mexicanos. A la fecha, esas empresas dominan la privatización furtiva de la energía y el agua, es decir, la privatización de sectores estratégicos de la nación.

Iberdrola es la segunda empresa eléctrica que opera en el país, después de la CFE, seguida de Gas Natural (que recientemente el compró 4 centrales eléctricas `privadas a Electricidad de Francia) y Unión FENOSA (que construye la central privada más recientemente autorizada, por la Comisión Reguladora de Energía, en Durango). Gas Natural también se ha apropiado de la mayoría del territorio nacional para la distribución de este energético. Por lo que hace a las transnacionales españolas del agua su participación, como organismos operadores privados es creciente día a día.

Todas las acciones de estas corporaciones son inconstitucionales. ¿Qué pretenden Mouriño y su jefe Aznar? Legalizar la ilegalidad.


También quieren el petróleo crudo

Pemex es la empresa petrolera más rentable del mundo, la primera y principal fuente de ingresos del Estado, uno de los 3 suministradores de crudo al imperio norteamericano. Se trata de un negocio en alta escala. En este negocio, los capitalistas españoles están sumamente interesados.

Actualmente, la petrolera española Repsol participa en actividades constitucionales de Pemex, mediante contratos para la exploración y explotación del gas seco. Repsol también tiene contratos con la CFE para suministrarle gas natural, mismo que CFE importa para luego suministrarlo a las transnacionales eléctricas españolas.

La nueva generación neoliberal de capitalistas transnacionales mira a México como si aún fuera la Nueva España. Entonces, se atribuyen derechos que no tienen para seguir saqueando a la nación. Ahora van tras el petróleo crudo en las aguas de los mares. A las transnacionales españolas les interesa el petróleo y, seguramente esperan, que su empelado Mouriño haga lo necesario para privatizar a Pemex.

Mouriño debe ser sancionado

El español debe ser sancionado por usurpador, por incurrir reiteradamente en delitos contra la nación y por abuso de funciones al entregar a las transnacionales el patrimonio que no es suyo sino de la nación mexicana. México no es la Nueva España ni los mexicanos reconocemos a ninguna corona extranjera.

AMLO ha dicho que “No vamos a aceptar que sigan desmantelando al país. Ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso. Si entregan el petróleo sería el acabose”. Tiene toda la razón. El FTE no es acrítico y espera que AMLO “no se eche p’atrás”. Por el momento se ve bien pero no estamos seguros hasta dónde querrá llegar. En esta lucha, se trata de “quemar las naves”. No basta que lo haga AMLO sino todos los demás. Nosotros estamos definidos y dispuestos a vencer. ¿Lo está el grupo sectario, arrogante y excluyente que rodea a AMLO?

Frente de Trabajadores de la Energía,
de México

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