lunes, 12 de noviembre de 2007

Discurso de AMLO del 3 de septiembre del 2006

Amigas, amigos:

Hemos cumplido 36 días desde que iniciamos nuestra resistencia civil pacífica. En todo este tiempo, no se ha dañado un solo edificio, no se han destruido los espacios públicos, no se ha roto un solo vidrio, no hemos caído en ninguna provocación y no ha habido violencia. Este es un movimiento pacífico.

Por cierto, me gustaría mencionar, para que quede muy claro, que no tenemos nada en contra de ninguna corporación religiosa, que somos respetuosos de todas las iglesias, de todas las creencias, como también respetamos a los librepensadores.

No tenemos nada, también, en contra del Ejército mexicano, les guardamos respeto como institución fundamental para la defensa de la soberanía nacional y ya no queremos que se utilice al Ejército para suplir las incapacidades de los políticos, del gobierno civil y mucho menos queremos que el Ejército sea utilizado para reprimir al pueblo que lucha por la justicia, por la libertad y por la democracia.

Hago esta mención porque se presentaron problemas en la Catedral. Yo les llamo a todos ustedes a que actuemos con respeto, que respetemos a las iglesias, las creencias de nuestro pueblo, cualquiera que sea, y que respetemos también a los ministros de culto, que respetemos también a las autoridades eclesiásticas.

Vamos a respetar a todos, este es un movimiento amplio, plural, donde tienen cabida mujeres y hombres de buena voluntad, de todas las razas, de todas las religiones y de todas las corrientes de pensamiento. Ese es nuestro movimiento.

No caer en ninguna provocación. No crean ustedes que nuestros adversarios actúan dando la cara, siempre les gusta actuar en lo oscuro y provocan para que nos culpen a nosotros.


Están echando a andar toda una campaña, amenazando en nombre de nosotros. Yo le digo a todos los mexicanos que reciban una amenaza de parte nuestra, les digo que nosotros no somos cobardes y cuando decimos algo lo decimos de frente.

Hasta ahí cierro el paréntesis para decirles que, como siempre, les hago un reconocimiento sincero por sostener nuestro movimiento. Son ustedes mujeres, hombres extraordinarios, es un orgullo estar junto a ustedes, con mujeres, con hombres, con niños, con adultos, con familias completas. Estoy orgulloso de compartir con ustedes un lugar en esta lucha.

Estamos aquí, y creo que es sabido y obvio, para hacer valer los derechos del pueblo y para reafirmar los ideales de libertad, justicia y democracia. Nos inspiramos en lo mejor de nuestra historia nacional, siempre tenemos presentes los tres grandes momentos de transformación de la vida pública nacional: el movimiento de Independencia, el movimiento de Reforma y el movimiento revolucionario de 1910.

Nos guiamos por el ejemplo de los padres fundadores de la patria. Nos alienta la audacia de Hidalgo, los sentimientos de José María Morelos, la virtud patriótica de Vicente Guerrero, la inquebrantable fe republicana del presidente Benito Juárez, el genuino compromiso democrático de Francisco I. Madero, el arrojo de Francisco Villa y el incorruptible ejemplo del General Emiliano Zapata.

Siempre el pueblo de México ha sabido cumplir su responsabilidad histórica. Ahora nos toca a nosotros impulsar con determinación las transformaciones que reclama nuestro país.

Con el fraude electoral se desconoció la voluntad popular y se quebrantó el orden constitucional. Este golpe de Estado ha dejado al descubierto una realidad: La República, la cosa pública, ha sido sometida a intereses privados. Un pequeño grupo de privilegiados se apoderó de las instituciones y las mantiene secuestradas.

En esencia, el poder del dinero ha sustituido al poder público. Por eso hoy tenemos la responsabilidad histórica de rescatar la Republica. ¿Qué otro camino tenemos? Sólo rescatar la República, la cosa pública, no queremos que la República esté dominada por intereses privados. Cosa pública tiene que ver con el pueblo, con el interés general, no con los negocios ni con las ambiciones de unos cuantos.

Yo pregunto a ustedes, en los temas de reflexión, también para nuestros adversarios y para analistas políticos:

¿Qué pasa cuando la voluntad popular se vuelve mera apariencia? ¿Qué se hace cuando las autoridades sólo protegen los intereses de los grupos privilegiados?

¿Qué hacemos cuando las instituciones encargadas de impartir justicia sólo sirven para legalizar los abusos que comete el fuerte?

¿No es cierto acaso que el Poder Judicial, incluyendo al Tribunal Electoral, a la Suprema Corte y a su actual presidente, Mariano Azuela, no es cierto, acaso, que están al servicio, en lo fundamental, en lo básico, de Diego Fernández de Cevallos y asociados? ¿No es cierto que es Diego Fernández de Cevallos el mandamás en el Poder Judicial?

¿O qué acaso la Presidencia de la Republica, hablando en plata, no está en manos de Roberto Hernández y de un pequeño grupo que se beneficia de la actual política económica que ha llevado al país a la ruina y mantiene a la mayoría de los mexicanos en la pobreza? ¿No es esa la realidad?

¿No es verdad acaso que el IFE dejó de ser un órgano ciudadano y fue expropiado por Elba Esther Gordillo y por el partido de la derecha?

¿Esas son las instituciones que quieren que respetemos?

Por si todo esto fuera poco, todavía nuestros adversarios y sus achichincles nos piden que aceptemos toda esta farsa, toda esta hipocresía. ¿Vamos a aceptar seguir en lo mismo?

Claro que no estamos dispuestos a seguirles el juego. Nosotros ya trazamos el nuevo camino que vamos a seguir: Estamos decididos a terminar con la República simulada y vamos a luchar por refundar las instituciones, con base en la justicia, la igualdad, la defensa de la soberanía nacional, la honestidad, la austeridad y el derecho público a la información.

Por eso queremos convocar al pueblo de México a un debate nacional con miras a la Convención Nacional Democrática.

Estamos actuando con apego al principio de que la soberanía reside en el pueblo. Recordemos que en 1814 los insurgentes impulsaron la creación del Estado mexicano basado en el artículo 4º de la Constitución de Apatzingán que a la letra dice:

“Como el gobierno no se instituye por honra o interés particular de ninguna familia, de ningún hombre ni clase de hombres, sino para la protección y seguridad de todos los ciudadanos, unidos voluntariamente en sociedad; éstos tienen derecho incontestable a establecer el gobierno que más les convenga, alterarlo, modificarlo y abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiera”.

Y eso es lo que vamos a hacer.


Este principio fundamental quedó establecido en la Constitución de 1857 y fue el fundamento para convocar al constituyente de 1917 para reconstruir, en ese entonces, a la Nación, con base en las demandas sociales surgidas del movimiento revolucionario.

Por eso sostenemos que la Convención del día 16 de septiembre va a ser todo un acontecimiento histórico. En esta gran asamblea, con la participación de delegados de todos los pueblos de México, no sólo decidiremos sobre nuestra forma de gobierno y su representación, sino que se definirá algo que es muy importante: el programa básico para la transformación de la vida pública de México.

Inclusive, en la Convención se podrá discutir, analizar y decidir sobre la posibilidad de convocar a un Nuevo Constituyente con el propósito de que las instituciones efectivamente sean del pueblo y para el pueblo.

Es urgente tener un Poder Judicial verdaderamente autónomo e independiente y un sistema de control y vigilancia que evite la corrupción y el influyentismo, que garantice el recto proceder de jueces, magistrados y ministros.

Es urgente y necesario impulsar una nueva forma de hacer política donde el poder y el dinero no triunfen sobre la moral y la dignidad del pueblo, como sucede ahora.

Es urgente y necesario garantizar el derecho público a la información y que los medios de comunicación sean plurales y que no manipulen, que no pretendan situarse por encima del interés general, por encima de la sociedad y que no estén al servicio de minorías y que no le quiten al pueblo el derecho de expresarse, de manifestarse, el derecho que tiene el pueblo a disentir.

Lo que hemos venido padeciendo en estos días es una vergüenza, el cómo la mayoría de los medios de comunicación, con honrosas excepciones, se ha entregado por entero a la mentira y a la calumnia sirviendo nada más de cómplices a quienes quieren robarnos la Presidencia de la Repúblicas.

Es urgente y necesario establecer un Estado de Bienestar, igualitario y fraterno, en el que los pobres, los débiles, los olvidados, los desposeídos, encuentren protección ante las incertidumbres económicas, ante la desigualdad social, ante las desventajas y otras calamidades, y donde se pueda vivir sin angustias ni temores. Un Estado donde se conciba como ideal superior la protección del ser humano, de la persona, a lo largo de toda su vida, que haya protección para los mexicanos desde la cuna hasta la tumba, ese es el ideal.

Protección y seguridad para los mexicanos, garantizar el derecho a la alimentación, al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda.




Se puede decir que esto es utópico, que no se puede llevar a la práctica. No es cierto. Nuestro país, a pesar de que lo han saqueado por siglos, tiene todavía muchos recursos, el problema es que los recursos que México tiene se dedican a favorecer a un grupo, siempre son unos cuantos los que se benefician y la mayoría de la gente vive en la extrema pobreza.

Eso es lo que ya no queremos que siga sucediendo, queremos una distribución equitativa, justa, de los recursos que tiene la Nación para que alcance a todos, darle igualdad, eso es por lo que estamos luchando.

Tenemos, y es urgente y necesario, tenemos que reafirmar el mandato constitucional de que los recursos naturales son propiedad de la Nación. El petróleo, el gas y la electricidad, entre otros recursos estratégicos del país, no son propiedad del gobierno, que quede muy claro, ni siquiera son propiedad del Estado, son propiedad de la Nación, es decir, de todos los mexicanos. Por eso, nunca permitiremos que estos recursos sean puestos en manos de particulares. ¡La patria no se vende, la patria se defiende!

En fin, queremos en la Convención Nacional Democrática sentar las bases de una nueva República. ¿Sí estamos claros y entendiendo de lo que se trata?

Amigas y amigos:

Estamos en un momento definitorio, las circunstancias y nuestra vocación democrática nos han colocado en esta encrucijada. Esta es la circunstancia que nos tocó vivir. Cumplamos con nuestro deber y asumamos nuestra responsabilidad histórica.

El fraude electoral planeado y realizado desde el poder ha provocado una crisis política que nos obliga a actuar de manera contundente, con acciones que, sin duda, lo lamentamos, han afectado a terceros, han afectado a muchos ciudadanos. Pero no hemos tenido otra alternativa para defender la democracia. Si no actuamos con firmeza y decisión, la verdad es que la derecha soberbia, autoritaria, ya nos hubiese arrasado. Por eso no nos queda más que pararnos firmes, resistir todos los embates y con nuestros principios y con nuestra autoridad moral salir adelante.

No ha sido nada fácil enfrentar la imposición, pero sería más peligroso y más costoso para todos permitir el atropello a los derechos del pueblo a elegir libre y democráticamente a sus gobernantes.

Reitero que éste no es un asunto personal, es una causa colectiva. Si fuese por ambición al poder ya hubiésemos negociado o aceptado las condiciones impuestas por el hampa de la política.



No es un asunto de ambición al poder o de ambición al dinero, esto tiene que ver con la dignidad, tiene que ver con los principios, tiene que ver con los ideales y eso no tiene ningún precio. La dignidad no se vende.

Y sobre la profundidad de nuestro movimiento, también conviene aclarar: No tomaremos los caminos trillados de siempre, no aceptamos cambios cosméticos, el país ya no está para eso.

No vamos a aceptar parches, remiendos, porque como aquí se dijo, ya están hablando de reformas, cambio de forma. No, esta es una transformación radical porque es lo que le hace falta al país, ya no queremos el gatopardismo, no queremos que las cosas en apariencia cambien para seguir igual, lo que sucedió en el 2000 y que está terminando de manera lamentable, como ese traidor a la democracia engañó, ofreció que iba a cambiar el régimen y lo que hicieron fue montarse en el antiguo régimen para seguir con las mismas tropelías y para seguir robando el dinero de todos los mexicanos.

Ya no queremos eso, no queremos más de lo mismo, ya no aceptamos, cuando menos por lo que a mí corresponde, no aceptamos acuerdos cupulares a espaldas del pueblo. La voluntad popular no se negocia. Nunca aceptaremos, que se oiga bien, la usurpación ni reconoceremos a un presidente espurio, pelele, títere de los que se creen amos y señores de México.

Y como ustedes comprenderán, no es un asunto de terquedad, es la convicción profunda de que si transamos, para decirlo con claridad, estaríamos prolongando, dándole vida al régimen de desigualdad social y la vida pública de México seguiría atrapada en la telaraña de la corrupción y de la impunidad.

Por eso no vamos a transar, no vamos a simular de que las cosas cambien para que continúe el mismo régimen de opresión, de privilegios y de corrupción. Vamos a un cambio de fondo, de raíz, que es lo que le hace falta a México.

Por eso me llena de orgullo, me da mucho gusto decir en esta Asamblea que los dirigentes políticos y sociales de la Coalición y de las organizaciones ciudadanas de nuestro movimiento han actuado a la altura de las circunstancias, tal como lo hicieron nuestros legisladores el día del Informe.

Es un triunfo informar a ustedes, decir a ustedes, que nuestros adversarios no han podido dividirnos con el señuelo, con la zanahoria del diálogo y del acuerdo, entre comillas, con las proposiciones indecorosas, como aquí se ha dicho, de compartir cargos en el gobierno de la derecha. Aquí repetimos: el único acuerdo al que podemos llegar es el acuerdo según el cual debe respetarse la voluntad popular y se deben de cumplir los principios constitucionales.




Si hay respeto a la voluntad popular y se cumple con los principios constitucionales, hay acuerdo. Si no, que sigan su camino, nosotros tenemos ya el nuestro.

A todos, muchas gracias por su apoyo. Vamos a continuar con la resistencia civil pacifica. Estas dos semanas que faltan para la Convención van a ser de trabajo intenso para la organización, para la discusión, el análisis de los proyectos de resolución. Ya en todos los estados se integraron las comisiones organizadoras, ya cada vez se está hablando más de la Convención y en estas dos semanas vamos a trabajar para que tengamos una Convención Nacional Democrática histórica, como se merece en estos momentos el pueblo de México, como lo están exigiendo las circunstancias. Vamos a dedicarnos a eso, a la organización de la Convención Nacional Democrática.

Vamos también a estar pendientes del proceso electoral, no vamos a dejar de estar atentos a eso, son las dos cosas, todavía falta algún tiempo, ya los diputados están demostrando que sí hay forma de protestar y de hacer valer el sentir de los mexicanos. Vamos a seguir con nuestro movimiento de resistencia civil pacífica.

Van a seguir los rumores de desalojo, de que nos van a venir a desalojar. Las cosas están muy claras, estamos ejerciendo nuestro derecho de manifestación, que es un derecho constitucional, ya hablamos hace dos días sobre este asunto, nosotros hacemos el compromiso de actuar siempre de manera pacífica y le pedimos al Ejército que respete la voluntad de los mexicanos, que no vayan a caer en la tentación de cumplir órdenes para reprimir al pueblo.

Cuando lo han hecho, en otros momentos muy tristes, en épocas aciagas, el Ejército se ha desacreditado. No puede el Ejército, repito, ser utilizado para reprimir al pueblo y también hemos dejado muy claro que no queremos que el Ejército se disfrace de Policía Federal Preventiva, porque la Policía Federal Preventiva, es de dominio publico, pertenece al Ejército. No queremos tampoco que se utilice al Estado Mayor Presidencial.

No vamos nosotros a contestar ninguna agresión porque es un movimiento pacifico. Aquí en estos campamentos hay mujeres, hay hombres que quieren vivir en paz, aquí no hay armas, no hay gente violenta, no vamos a responder a ninguna provocación, pero sí decirles a quienes se atrevan a hacerlo, que no nos vamos rendir, no nos van a atemorizar, ya llevamos algún tiempo en esta lucha, tenemos nuestra conciencia tranquila y nos podemos parar enfrente de quien sea. Vamos a continuar luchando por nuestros derechos.

A todos muchas gracias, muchas gracias por su apoyo. Vamos a seguir juntos, tenemos la gran tarea por delante de hacer que prevalezca el interés nacional y defender la democracia.


Vamos, y esa es la convocatoria, a eso les estamos llamando, a eso convocamos, vamos a hacer que prevalezca el interés nacional y a defender la democracia, vamos por la construcción de un país nuevo, justo, digno, que como aquí lo planteó Dante Delgado, que no pensemos nada más en nuestra generación, que pensemos en los que vienen, en nuestros hijos, en nuestros nietos. Vamos a construir un país nuevo, justo y digno, vamos a construir una patria nueva, a eso es a lo que estamos convocando.

Van a decir que no es correcto lo que estamos planteando, o que es irrealizable, que es un sueño. Yo aquí recuerdo lo que decía ese gran poeta José Martí: Los sueños de las mujeres y de los hombres de hoy serán las realidades del mañana. Por eso estamos luchando.

Amigas y amigos, gracias de todo corazón.

¡Viva la Convención Nacional Democrática!

¡Viva México!


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