miércoles, 19 de septiembre de 2007

¿Vas a seguir haciéndote tonto?


Leonel Serrato Sánchez


Faltan 743 setecientos cuarenta y tres días de abulia y vanidad. Los periodistas, reporteros y opinadores en Pulso, incluido el que esto escribe, hemos dejado constancia impresa de los excesos y omisiones en que ha incurrido el contador público Jesús Marcelo de los Santos Fraga, Gobernador Constitucional del Estado.

Por esa opinión crítica he sido víctima de la venganza y del odio que le tiene el Titular del Ejecutivo a la discrepancia, como cuando me hizo echar de MVS Radio, al tiempo que salían de ahí también, en solidaridad, el conductor del noticiero, Juan Carlos Ortiz Ramírez y el columnista Juan José Rodríguez.

Pero vistas las actuales circunstancias, la victimación de la libertad de expresión es peccata minuta; su vanidad enfermiza, su proclividad al corte de listones, el gusto que tiene porque le endulcen el oído con halagos, y su patológica tendencia al lujo pagado con el erario… la verdad que también son cosas menores, aunque ultrajen a todos los bien nacidos.

Hasta ahora a algunos nos silenciaron, a otros los desterraron (como el caso de Enrique Rivera Sierra, dirigente del Frente Amplio Opositor en contra de la Minera San Xavier), a otros más los dejaron sin empleo (como es el caso de cientos de trabajadores en municipios y dependencias que están en vías de ganar demandas millonarias por despido injustificado), a otros más les cortaron de tajo sus contratos de servicios o como proveedores (como es el caso de decenas de constructores), pero hasta el jueves pocos habían resultado seriamente lastimados.

El jueves 13 de septiembre de 2007, sicarios del crimen organizado asesinaron con saña inaudita, con precisión y logística sorprendentes, y con abierta impunidad al señor comandante Jaime Gerardo Flores Escamilla, quien al momento de la ejecución era el Director General de Seguridad Pública del Estado de San Luis Potosí. El homicidio ocurrió en una de las más importantes avenidas de San Luis, en el sector más populoso, casi a las cuatro de la tarde, en pleno día laborable. Los 10 pistoleros asesinos dispararon hasta noventa veces, 27 balas de R-15 hicieron blanco en el cuerpo del respetado oficial de policía con más de 25 años de servicio inmaculado.

Flores Escamilla ascendió desde Agente “C” hasta llegar a ser el primer Director General de la corporación que surgió de las propias filas. Semanas antes tres altos mandos policiacos fueron “visitados” e invitados a colaborar con los criminales o a retirarse de inmediato bajo amenaza de muerte o de daño a sus familias, el resultado se conoce parcialmente: Ignacio Cisneros López dejó el cargo de Director de Seguridad Pública municipal y pasó a otro cargo sin relevancia; el psicólogo Víctor Hugo Ramos le envió su renuncia como Director de la Policía Ministerial del Estado al Gobernador desde Estados Unidos y nunca regresó a San Luis; Jaime Gerardo Flores Escamilla también presentó su renuncia, pero no le fue aceptada bajo el argumento de que no debía dejarse asustar; el Comandante, policía de carrera y de recto proceder, creyó patrióticamente ese argumento falaz, hoy está muerto, asesinado frente a su mujer y a su bebé.

De estos terribles hechos en los que hoy lamentamos la irreparable pérdida de dos funcionarios honrados, responsables, profesionales y patrióticos, hay culpables por acción, y también por las omisiones.

Los sicarios, los viles asesinos que accionaron sus armas y privaron de la vida a estos ciudadanos, permanecen impunes, fugitivos e intocables, ellos responderán ante Dios, pero es indispensable que respondan ante la Justicia de San Luis Potosí, y que sean castigados con todo el peso de la venganza pública, con toda la fuerza de nuestra comunidad. Nosotros, los hombres y mujeres de bien, somos muchos más que esos infames; esta ciudad es nuestra, no de ellos; las calles son de nuestros hijos e hijas, no de sus venenos y violencia; la vida sana y libre es patrimonio nuestro, ellos no pueden quitarla, amenazarla, ni violentarla impunemente.

Pero quienes desmantelaron nuestro “ranchero” sistema de seguridad fueron el actual Gobernador del Estado, asociado del Procurador Guillermo Salazar Trejo, y escoltados por el Comisario Marco Antonio Novella Juárez; ellos son responsables ante Dios y deben serlo también ante la Justicia de los potosinos.

Hoy estamos unánimemente indignados, porque mataron a uno de los nuestros, y a otro mexicano que decidió servirnos; pero también porque a este gobierno del Estado se le ha ido en coleccionar oropeles e inhalar incienso hasta la náusea.

El contador Marcelo de Jesús de los Santos Fraga ha cometido imperdonables omisiones en agravio de nuestra seguridad; por ellas, por su complacencia en atender a los aduladores y despreciar, atacar y sobajar a los críticos, ha entregado a San Luis en las manos de un cártel de asesinos, y durante años se ha dedicado a negarlo, a expresar que los que lo señalábamos éramos unos alarmistas, nostálgicos del poder, envidiosos o catastrofistas.

Los secuestros pasaron y están impunes, los asaltos se sucedieron uno tras otro y están impunes, los “levantones”, los asesinatos con saña empezaron a darse en toda la geografía del Estado y están impunes, los sicarios llegaron y se han dedicado a copar todos los “negocios”, a ojos vistos, impunemente; pero la foto diaria a colores del Gobernador en algunos periódicos, las notas que reproducen elogiosos boletines, el mundo feliz de Marcelandia, eso, no falta.

Mientras, muchos de nuestros jóvenes están siendo conducidos al consumo de drogas, en “raves” de inocultable existencia; muchos de nuestros comerciantes y empresarios están siendo amenazados, violentados para que dejen sus negocios en manos de los asesinos; nuestros políticos revelan su incompetencia y cobardía, pero la sociedad no está en menos falta… durante todo este tiempo, Usted, que a veces me lee, como don Marcelo, se ha estado sonriendo con mis ocurrencias, me manda por un tubo pensando que estoy loco o que me invade el rencor y la envidia, y luego se ha hecho tarugo; cuando matan a quien nos cuida, cuando lo ejecutan frente a su mujer y a la vista de su bebito, dígame… ¿va a seguir haciéndose tonto? ¡Ni madre! Lo único que podemos perder ya no vale la pena tenerlo en las actuales condiciones; vivir con miedo, vivir de rodillas, vivir de prestado, vivir drogado, eso no es vivir. No convoco al heroísmo, con Amado Camarena Dávila y Jaime Gerardo Flores Escamilla ya tenemos bastantes héroes; convoco a que digamos de qué lado andamos… con los vanidosos, cobardes, mentirosos o asesinos, o con la Patria, con el San Luis que estamos perdiendo, con la dignidad, con la vergüenza y el amor propio. Defínase.

Ingenuidades Don Pablo Valladares cita a menudo al Reverendo Martin Niemöller, quien escribió en 1945, a propósito de los Nazis: Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata, Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío, Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

Fuente: Kolectivo Azul.

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