Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Cuatro recomendaciones que emitió
José Luis Soberanes Fernández abandonó, para fortuna de la sociedad, el triste papel de gastroenterólogo –con todo respeto para estos profesionales de la medicina-- que fingió desempeñar en el caso de la anciana e indígena Ernestina Ascencio Rosario --indefensa por partida cuádruple-- para urgir a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa a que se pronuncie y tome las medidas ante la gravedad de las violaciones de los derechos humanos cometidos por 78 militares contra civiles y que van desde violaciones sexuales a 18 mujeres, incluidas dos menores de edad, torturas, cateos sin orden judicial, robos, detenciones arbitrarias y hasta asesinatos de niñas.
La recomendación 37 no oculta que en los ultrajes a las 14 trabajadoras sexuales de El Pérsico Dancing y Las Playas Cabaret, participó un general, pero omitió su nombre en la información pública, a la vez que dio a conocer la existencia de cárceles privadas en esos antros. En el caso de la 38, subraya que entre las cuatro mujeres violadas dos eran menores de edad. Y la recomendación 40 señala que los soldados habían consumido mariguana y uno, además, cocaína. Lo que no es ninguna novedad, pues sólo bajo un estado de imbecilidad pudieron cometer los homicidios de los niños y sus madres.
En estricto rigor, la información del autodenominado ombudsman –defensor del pueblo-- nacional (sic), no aporta elementos informativos nuevos, pero subrayo los anteriores porque con las aspiraciones del jurista a ingresar a la cúpula de
Tal cantidad de denuncias revelan, por si hiciera falta, que estamos ante un problema estructural que requiere ser abordado con políticas del mismo corte, ahora que se debate en el Congreso la reforma del Estado, como la abolición del fuero de guerra y el retorno –gradual incluso, para no desmentir a Soberanes-- de los soldados a los cuarteles, de los que nunca debieron salir para cumplir funciones policiacas, ajenas al mandato constitucional pero apegadas a las funciones que Washington tiene señaladas para los ejércitos de los países de América Latina, con el propósito de trastocar la credibilidad y la autoridad institucional de las fuerzas armadas como garantes de la soberanía y de nuestras riquezas naturales y que
Para el presidente de
Acuse de recibo
Explica Juan Amael Vizzuett Olvera sobre Vicente I y Calderón (24-IX-07): “No creo que Marta Sahagún sea una mujer inteligente: la inteligencia se demuestra en la solución original y eficaz de los problemas que desafían nuestras capacidades; como ejemplo clásico tenemos al sabio Pasteur, quien logró rebatir definitivamente la teoría de la generación espontánea a través de un diseño experimental. Sahagún es astuta, no inteligente: sabe manipular a través del miedo, el deseo, la codicia y demás fragilidades humanas. No es diferente a las antiheroínas del cine negro: El halcón maltés, Pacto de sangre, Mala mujer… El ingeniero Juan Carlos Chávez Hernández se desacredita con su léxico soez y con su argumento ad hominen, falacia muy burda que consiste en insultar al interlocutor. Unos niños, en el parque público, dotados de armas de juguete, sí juegan a los soldaditos; los hijos del señor Calderón, con insignias reservadas para los jefes del Ejército, con uniformes cortados a la medida, en el balcón central del Palacio Nacional, durante el desfile militar del 16 de septiembre, no son ‘niños jugando’. Son instrumentos de un discurso político. El primero que está obligado a fomentar la tradición civilista es el inquilino de Los Pinos”.
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