Las manos al fuego

Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

“Sí, metería las manos al fuego por el presidente (sic) Fox”, sostuvo muy orondo Francisco Javier Ramírez Acuña, un día después de que la mayoría de la diputación panista le hizo el vacío en su comparencia para la glosa del I Informe de Gobierno y la perredista insistió en que renuncie por incompetente, después de mofarse de él y exigirle: “Libertad a los más de 700 presos políticos en el país”. Dicho de otro modo: el jalisciense no está en condición de meter ni el dedo índice al fuego, ni siquiera por sí mismo.

Por el contrario, su jefe político e institucional, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, mete las manos y los brazos al fuego para poner un freno a la espiral inflacionaria que padece el país y que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática es de 4.2 por ciento de diciembre de 2006 a la fecha, pero la percepción generalizada es que el incremento de precios es mayor.

Como en los tiempos del absolutismo presidencial, el michoacano echó mano de una cadena nacional para recular sólo en la aplicación --hasta el primer día de 2008, en plena y difícil cuesta de enero-- del llamado gasolinazo, atribuir la escalada alcista “a un lamentable entorno de ajuste de precios internacionales”, omitir su responsabilidad en la selección del momento económico para la aplicación del nuevo impuesto, además de hacer los acostumbrados llamados a misa “a los sectores productivos, a todos los sectores sociales, políticos y económicos, y especialmente a los medios de comunicación a tomar medidas similares de respaldo a la economía popular y a no utilizar esta coyuntura para exacerbar los problemas a fin de servir a sus propios intereses”.

El solemne exhorto, desgastado por el uso y el abuso, ya lo escuchamos como letanía en televisión y radio, para que las arcas del duopolio y el oligopolio no dejen de recibir, como sucede desde el 1 de diciembre de 2006, 13 millones 700 mil pesos diarios, principalmente en televisión. Tres veces más que durante el gobierno de Vicente Fox Quesada y Martha María Sahagún Jiménez, la entonces autodenominada pareja presidencial.

Muy a tono con el discurso pronunciado el viernes 21 en la comida ante los 300, que la revista Líderes Mexicanos seleccionó seguramente consultando sólo a su consejo editorial, es decir: democráticamente, Calderón Hinojosa se citó a sí mismo: “quienes han tenido mayores oportunidades en la vida (los invito) a que pongamos de nuestra parte de manera equitativa y solidaria para transformar a México en una sociedad más justa y menos desigual”.

En ausencia de Carlos Slim Helú, el hombre más rico de la aldea global, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, el michoacano se preguntó con candidez digna de mejor causa y auditorio: “Cuántas fortunas se han construido sobre la sangre y el dolor de la mitad de los mexicanos”. ¡Todas!

No olvidará el abogado y economista travestido en gran pensador que gracias al apoyo más abierto que discreto, más económico que moral, ganó la silla presidencial –por el contradictorio y polémico dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación-- sólo con 0.56 por ciento de la votación, respecto a la reconocida oficialmente a Andrés Manuel López Obrador.

Suena poco serio que a 10 meses de ejercer la Presidencia de la República, apuntalado por las fuerzas armadas, y a 27 años de haber iniciado la carrera política, Felipe de Jesús Calderón intente sorprender con un discurso revelador del hilo negro, como si el capitalismo de compadres no fuera el sino de todos los modelos económicos aplicados en el país. Cada presidente tiene a sus empresarios favoritos y los hace multimillonarios, dice con sobrada razón la sabia voz popular.

Y Calderón, auguro, no será la excepción, salvo que la sociedad lo impida. O yo me equivoque. Error que desearía cometer.

Acuse de recibo

El querido colega y amigo Fausto Fernández Ponte reporta: “¡Saludos fraternales! Te informo que seré intervenido quirúrgicamente el viernes 28. Quiero expresarte mi agradecimiento a tus apoyos solidarios y del Grupo María Cristina. La entrevista de (José) Vilchis me pareció espléndida”… El general Samuel Lara Villa comenta sobre Recomendaciones de la CNDH (26-IX-07): “Sumamente complacido por recibir su columna, aprovecho para expresar una opinión: no queda ya duda alguna que nuestro Ejército Mexicano debe ser totalmente reestructurado, no solo el artículo 13 de la Carta Magna, sino a partir de ahí y hasta donde sea capaz de retomar --en apariencia contradictoriamente-- su lugar en las entrañas del pueblo mexicano, que es su origen y razón de ser, para que pueda cumplir las misiones que le dio la patria, de las cuales quiere apartarlo el Ejecutivo federal en acatamiento de las consignas del imperio”… El 21 de septiembre, a los 49 años de edad, murió Román González López, destacado periodista y luchador por los derechos humanos. Un abrazo para Gustavo, su hermano, demás familiares y amigos.

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