En estos momentos y bajo la discreta mirada de Miguel Hidalgo y Costilla un monumental escenario, luces y gigantes bocinas terminan de ser instaladas.
En el Palacio Nacional se afinan los últimos detalles para la ceremonia del grito. A través de la ventana del balcón central se observa como los cadetes que escoltarán la bandera la noche de mañana, realizan el ensayo general, mientras que afuera se hacen las últimas pruebas de los 18 reflectores de 20,000 Watts de potencia instalados en la azotea y que al parecer, funcionan a la perfección iluminando los carteles que la Resistencia mostraba hacia Palacio con la efigie del Presidente Legítimo.
Los campamentos siguen instalándose y los ánimos están exaltados a pesar de la presencia de cientos de elementos de la Policía Federal Preventiva y del Estado Mayor Presidencial que desde hace días resguardan el lugar, en forma de corral.
Gracias a que encendieron las potentes luces, la resistencia civil pacífica logró hacer pruebas con la decena de espejos que había reunido y funciona: el reflejo llega a las caras de quien se asome en las ventanas de Palacio Nacional. Es muy importante que se lleven gran número de espejos para mañana regresar la fuerza de las luces a la deslumbrada cara del presidente usurpador.
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