lunes, 17 de septiembre de 2007

Es un honor estar con la resistencia civil pacífica

El día sábado 15 de septiembre a las 23 horas hubo un PELELE ALERT. Como cada vez que el presidente usurpador tiene la intención de llegar al Palacio Nacional, la resistencia civil pacífica estuvo presente para intentar impedirlo y recordarle a él y a todos los que desean que olvidemos, que para quienes se robaron la presidencia no habrá ni perdón ni olvido.

En una de las concentraciones más importantes de integrantes de comités, asociaciones y ciudadanos libres miembros de la resistencia civil pacífica que se hayan llevado a cabo, se volvió a demostrar que el verdadero poder está en manos de los ciudadanos y no en los dirigentes ni aspirantes a dirigente de los partidos políticos.

La resistencia es capaz de muchas cosas y lo ha demostrado. Lo efectuado el día 2 de septiembre es una clara muestra de la organización, disciplina y autonomía con la que puede actuar.

Ayer también lo demostró. Incluso bajo el "fuego amigo" de cuestionables decisiones estratégicas. El propósito de la resistencia civil pacífica ese día era claro y único: hacer lo posible para que el presidente espurio no pudiera dar el tradicional "grito" de independencia en el Palacio Nacional.

En una evidente demostración de que la supuesta "docena de perredistas simpatizantes del tabasqueño aquel" es realmente una molestia grande para el gobierno usurpador, este se vio obligado por las anteriores acciones de la resistencia civil pacífica a rellenar el área del Zócalo con varios miles de elementos militares de todos las clases, colores, uniformes y armamentos; hizo desplegar kilómetros de vallas metálicas e instalar docenas de arcos detectores de metal en los retenes que rodeaban la plancha del zócalo capitalino desde varias cuadras antes de llegar. Todo esto violando muchas y claras disposiciones constitucionales, sin importarle limitar garantías civiles básicas.

Contrató un potentísimo equipo de sonido, trajo a populares grupos musicales que inutilmente intentaron hacer que la multitud reunida ante ellos coreara la letra de sus canciones, en vez que una gigantesca garganta se uniera en cada pausa del infernal ruidero para clavar, certera sus gritos de "¡Obrador, Obrador, Obrador!".

Es decir, absolutamente todo el absurdo y ridículo despliegue militar fue gracias a que la resistencia civil pacífica sigue viva, se prepara y perfecciona cada vez más.

Pero a la resistencia civil pacífica no le gusta que la utilicen.

Si la decisión era la de abandonar el Zócalo capitalino antes del "grito" del presidente usurpador, ¿por qué se hizo que la resistencia civil pacífica "defendiera" desde días antes la plaza del Zócalo como si eso fuera importante? ¿Se seguía un guión? ¿Se creaba artificialmente expectativa para el cursi, ridículo acto llamado "grito de los libres", en el que personas de amplia solvencia ética se vieron involucradas? Esto se vio claramente durante dos incidentes que sucedieron durante la madrugada.

El primero aconteció cuando un camión militar, como sucedió repetidamente durante el amanecer y la mañana, intentó inexplicablemente acceder a Palacio Nacional por la calle frente a la Catedral, via que estaba cerrada por el enorme templete para el espectáculo musical organizado por el gobierno espurio. Aparentemente varios en el campamento interpretaron esto como un acto de provocación y comenzaron a jalonear las vallas metálicas del EMP y GDF y a voltear y dañar las graderías metálicas instaladas frente al Sagrario. La resistencia civil pacífica salió de inmediato para observar que en realidad se trataba de gente al servicio del PRD-DF quienes arrastraban sobre las calle las vallas y gradas, provocando la alarma entre el campamento, la PFP y el EMP. Cuando algunos miembros de la resistencia civil pacífica advirtieron lo absurdo e innecesariamente peligroso de la acción inquirieron a los miembros de "Flor y Canto" y del PRD-DF, quienes defendieron a los que resultaron los auténticos provocadores. Esto ocasionó gran disgusto entre muchas de las organizaciones de la resistencia civil pacífica.

El segundo. Para los que sí estábamos ahí, a diferencia de Jaime Avilés, fue evidente que la "intervención" durante la madrugada de los granaderos de la PFP alrededor de las grúas con los altoparlantes del GDF fue un acto de provocación sin sentido. Una puesta en escena. La resistencia civil pacífica tuvo que replegar a algunos de sus miembros que habían sido claramente incitados por las huestes del PRD-DF y de "Flor y Canto" a confrontar violentamente a los granaderos federales. Por otro lado, la supuesta intención de tomar el templete de "Flor y Canto" por parte de la PFP no sucedió como lo narra Avilés en La Jornada. De hecho nunca sucedió, pero sirvió de pretexto para que integrantes de "Flor y Canto" rodearan la estructura y les tomaran fotografías.

Personal de la SSP-DF me comentaba extrañado que sabían que no costaba más que "un par telefonazos" de los miembros del PRD-DF ahí presentes a Ebrard o a su gente para que se girasen instrucciones que nulificara cualquier acción que se intentara por parte de las fuerzas federales, lo cual ocurrió minutos después, cuando los miembros de la resistencia civil pacífica ya se habían alejado, comprendiendo que se trataba tan sólo de un acto de provocación, dejando a los granaderos de la PFP rodeando solitarios las inmensas grúas con los altoparlantes. Cientos de granaderos de la SSP del GDF fueron desplegados para proteger y resguardar el campamento. Repito ¿era necesario entonces tener a la resistencia civil pacífica velando por el zócalo o era una estrategia para cansar y agotar a todos y hacerle publicidad a la farsa organizada el PRD-DF en complicidad con "Flor y Canto"?

En todo caso, se hubieran quedado las huestes del PRD capitalino y de los "fresas y cursis" guardando por cada centímetro de Zócalo desde el 14 mientras la resistencia civil pacífica se preparaba para recibir al pelele en palacio y estar lista y coordinada para las 23 horas del 15 de septiembre.

Pero no.

Cosas raras pasaron. Al menos desde la perspectiva del Zócalo desde el Palacio Nacional las manos levantadas votando por la opción "nos quedamos" claramente superó por mucho a las izadas para apoyar el abandono del lugar. Seis a uno mínimo. Tan solo del lado entre la lona de ochenta metros y la valla de militares disfrazados no hubo quien votara por la opción que parece ser la moda cada vez que el PRD quiere inutilmente disfrazarse de miembro de la resistencia: el "terrible desprecio" de la retirada.

La sorpresa e incredulidad en los desvelados rostros de los miembros de la resistencia civil pacífica era enorme. ¿Irnos? ¿Por qué? Era la pregunta que se hacían los valerosos ciudadanos que habían defendido la línea durante más de cuarenta horas. Algunos, educados en el entendido de los liderazgos obedecieron a regañadientes, otros también se retiraban con la breve y falsa satisfacción de una pírrica victoria.

Pero hubo quienes, conscientes que el objetivo de la acción era otro y claro, decidieron cumplir con su deber y se quedaron. Incrédulos observaban como sus compañeros recogían pancartas, enrollaban sus carteles, desmontaban la enorme lona de ochenta metros que se perdió la oportunidad de haber sido el elemento primordial en la histórica protesta. Lástima, "mucho ruido y pocas nueces" resultó ser finalmente la lona.

Mermados en sus recursos de protesta, abandonados a su suerte y con el sincero sentimiento de haber sido traicionados, los miembros de la resistencia civil pacífica, quienes no saben ni quieren saber de "negociaciones" ni "tratos" se reorganizaron, unieron sus gargantas agotadas y comenzaron a corear consignas cada vez que el sonido local se los permitía. En esos momentos la plaza fue invadida por miles de familias, muchas de ellas con niños, "acarreadas" por el PAN para rellenar el lugar y que azorados callaban al observar a la entereza y presencia de ánimo de los miembros de la resistencia civil pacífica.

En el momento en que el pelele apareció en el balcón presidencial los militares vestidos de civil que resguardaban la valla metálica rápidamente izaron un largo trozo de plástico con los colores patrios, intentando tapar a la resistencia civil pacífica. La lona de ochenta metros hubiera sobresalido magnífica por lo alto de esta, lamentablemente ya no estaba ahí.

Pero se logró el cometido. La resistencia lo volvió a hacer, incluso bajo el inconveniente "fuego amigo" de compañeros y dirigentes. Los gritos de "¡Obrador, Obrador, Obrador!" se escucharon en transmisiones de TV comercial según lo planeado. Misión cumplida.

Los "acarreados" y demás personas que embobados contemplaban el espectáculo pirotécnico abarrotaban el Zócalo, las cosas brillantes y de colores iluminaban el cielo mientras los miembros de la resistencia civil pacífica abandonaban el lugar con lágrimas en los ojos y se preguntaban por qué habían sido traicionados, con la pregunta honesta y sincera de quien se siente utilizado, al descubrir que se defendió sin descansar por casi dos días lo que resultó ser meramente la "escenografía" para el "grito de los libres", para que Froylán Yescas Cedillo y los untuosos representantes del PRD-DF pudieran simplemente tomarse la fotografía con Rosario Ibarra de Piedra, los miembros del Gobierno Legítimo de México y de la CND.
















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