lunes, 27 de agosto de 2007

Después de la fractura, los comicios en Michoacán




rosalía vergara

México, D.F., 27 de agosto (apro).- El X Congreso Nacional Extraordinario del PRD, celebrado recientemente, evidenció las diferencias irreconciliables entre las “tribus” y el sólido liderazgo del “presidente legítimo”, Andrés Manuel López Obrador.

Así, en medio de la profunda división interna, de la guerra tribal por la presidencia nacional del PRD y de los adversos resultados alcanzados en las últimas elecciones en Yucatán, Baja California y Aguascalientes, el PRD se apresta ahora a encarar un nuevo desafío: mantener el poder en Michoacán en los comicios del próximo 11 de noviembre.

Durante cuatro días, Nueva Izquierda, encabezada por ‘los Chuchos’ --por sus líderes Jesús Ortega y Jesús Zambrano--, y el Frente Político de Izquierda --que congrega a Izquierda Democrática Nacional (IDN), de Dolores Padierna; Izquierda Social, de Martí Batres; Foro Nuevo Sol, de la gobernadora zacatecana Amalia García, y Movimiento por la Democracia, de senador Pablo Gómez--, profundizaron sus diferencias durante el debate sobre Línea Política y Estatutos del partido.

En un principio, NI logró llevar a la mesa de discusión su propuesta: abrir la puerta a un eventual debate con el Ejecutivo; paridad de 50-50 entre hombres y mujeres que pretendan un puesto de dirección o de elección popular, y declarar al PRD como un partido “de izquierda y socialista”.

Sin embargo, la discusión y la aprobación de estos resolutivos dejaron al partido fracturado.

Una escena que se repitió constantemente ilustra lo anterior: los ‘Chuchos’ coreaban “¡PRD, PRD!” cuando buscaban acallar las consignas de “¡Obrador, Obrador!”.

“Este partido se va a dividir discutiendo la posición de López Obrador. Ni él quiere ni nosotros queremos”, aseguró el senador Pablo Gómez durante la plenaria del congreso.

El caos comenzó porque NI no quiso incluir en el resolutivo la frase “sustitución del llamado ‘Informe presidencial’ por un debate parlamentario y republicano entre poderes sobre el estado de la nación, en el marco de un nuevo régimen político”. Menos aún, cuando el secretario de Comunicación, Gerardo Fernández Noroña, quiso que ese punto se acotara con otra frase: “manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa la Presidencia de la República”.

Batres secundó: “Legisladores, sean valientes. Si son hombrecitos para criticar a López Obrador, sean valientes para resistirse a las tentaciones de cooptación de Felipe Calderón”,

Sin embargo, al votar la propuesta, NI se impuso por 660 votos.

Al observar el ‘mayoriteo’, Fernández Noroña abandonó la mesa de dirección de la plenaria y conminó a Dolores Padierna, secretaria de Planeación; Armando Quintero y a Martí Batres, a hacer lo mismo.

Pero no se fueron solos los lópezobradoristas: Con ellos, salieron 180 delegados más que previamente hicieron pedazos su boleta de voto ante las cámaras de televisión.

Luego, en conferencia de prensa, Noroña, Padierna, Batres y Quintero denunciaron la “traición y agandalle” de NI, e incluso advirtieron con movilizar a las bases e impugnar los resolutivos en los tribunales.

No obstante, el secretario de Acción Política, Fernando Belaunzarán, consideró improbable que los quejosos pudieran hacer algo al respecto, pues la mayoría de los delegados acudieron a la plenaria. Entre éstos el propio Leonel Cota, presidente del partido, y Alejandro Encinas, exjefe del GDF y uno de los principales aspirantes a conducir al sol azteca el año próximo.

Más tarde los inconformes se refugiaron en el Hemiciclo a Juárez, mientras Jesús Zambrano pedía a la asamblea votar en conjunto el proyecto de Línea Política previamente pactado por las corrientes. Se avaló por mayoría.

La sesión prosiguió implacable. Al final se aprobaron los cambios a los Estatutos con la principal propuesta de sustituir al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) por una Comisión Política Nacional, en la que tuvieran cabida los liderazgos del partido, las representaciones de las corrientes, los coordinadores parlamentarios, así como gobernadores emanados del sol azteca.

No al debate… sólo este 1 de septiembre

Finalmente, en un intento por restañar la fractura, el senador Carlos Navarrete, de Nueva Izquierda, pidió se aprobara un resolutivo especial que había sido consensuado por su corriente, Alejandro Encinas y Leonel Cota:

“El décimo Congreso Nacional se pronuncia por rechazar el debate en la sesión del Congreso de la Unión el 1 de septiembre próximo, propuesto por Felipe Calderón. Los legisladores del PRD no aceptarán la presencia en la tribuna del Congreso a quien no cuenta con la legitimidad que sólo da una elección limpia”.

Previamente, el sábado, se había planeado realizar las plenarias por separado, para avalar las reformas al partido, pero la sesión siguió machacando sobre el documento base, pues las corrientes no arribaban a consensos.

Por ello promovieron reuniones privadas para tratar de unificar las propuestas, pero todos estaban en la idea de que las posturas se definirían en la plenaria. La sesión terminó a las tres de la mañana.

La mesa que generó más controversia fue la de reforma a los Estatutos, principalmente por la cuestión de la paridad entre hombres y mujeres.

Alejandra de la Garza, esposa de Jesús Ortega, y Valentina Batres, de Izquierda Social, encabezaron la demanda exigiendo paridad de 50 y 50%.

Hasta esa noche el consenso entre corrientes arrojaba una cifra de 60 y 40%, anulando así que el 70% de los hombres y 30% de las mujeres, como marcaba el anterior estatuto.

Sin embargo, el método para someter a votación los principales temas desató una avalancha de denuncias de “fraude”. Se dijo que varios delegados se habían inscrito dos o más veces para votar, y por tanto resurgió la consigna “voto por voto”.

La consigna resonó con más fuerza en la mesa de Estatutos, presidida por Pablo Gómez, cuando éste se disponía a iniciar la votación del documento en lo general. Entre gritos, los 797 delegados pidieron se contara “voto por voto, delegado por delegado”, para corroborar que los representantes con derecho a sufragar fueran los mismos que se habían inscrito desde el arranque del Congreso.

Así, durante la discusión de la Línea Política se refrendó la posición de desconocer a Felipe Calderón como presidente de la República, y se planteó la necesidad de impulsar reformas políticas orientadas a satisfacer el bienestar social. También aprobaron mantener el apoyo al “gobierno legítimo”, no hacer alianzas con PRI o PAN y luchar por erradicar la impunidad.

Además, que el Frente Amplio Progresista (FAP) se consolide como la “voz parlamentaria” de la Convención Democrática Nacional (CND) y se fortalezca el movimiento de resistencia civil encabezado por López Obrador.

Pese a la impugnación a Calderón Hinojosa, los grupos perredistas coincidieron en la necesidad de seguir participando electoralmente para ganar espacios de representación:

“En el Congreso de la Unión debemos impulsar la reforma que necesita el país, así como impedir prosperen las propuestas de la derecha, y consolidar alianzas para fortalecer la opción de las izquierdas.

En el debate, el centro de discusión fue la actitud del PRD y del candidato López Obrador durante las elecciones del 2006.

En una aparente crítica, NI se lanzó contra los seguidores de López Obrador, a quienes buscó endilgar los errores que impidieron al sol azteca alcanzar la Presidencia.

En ese momento Encinas salió al quite y calificó de vergonzantes las posturas que aceptaban “a medias” la realidad del fraude electoral y al mismo tiempo arremetían contra las “estructuras paralelas” que se crearon entonces, como las Redes Ciudadanas o, incluso, la Convención Nacional Democrática (CND).

Todo esto se evidenció durante la discusión de una propuesta de Batres de incluir a la CND como parte del PRD, e incluso que éste se sometiera a los resolutivos dictados por la Convención, pero la idea fue echada abajo por NI, bajo el pretexto de que ello implicaría “la disolución del partido”.

Así concluyó el PRD su X Congreso Nacional Extraordinario y, maltrecho, se prepara ahora para los comicios en Michoacán y para la renovación de su dirigencia, en marzo del 2008, en que de nueva cuenta se enfrentarán los seguidores de Nueva Izquierda a las corrientes simpatizantes de López Obrador.

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