¿Qué pasa si el crédito de mi departamento está a nombre de mi esposo y se fue al otro lado y ya no regresó? pregunta Lucía, quien como muchas mujeres han accedido a una vivienda, como parejas de un derechohabiente, pero se han quedado solas al frente del hogar.
El artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “el varón y la mujer son iguales ante la ley”, y que “toda familia tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar”, así como también que tiene “derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”.
De acuerdo con los datos del Inegi, los hogares mexicanos presididos por una mujer aumentaron de 20.6% que había en 2000 a 23.1% en el año 2005 y a 24.6% en 2010. Esto significa que en el país existen 5 millones 694 mil hogares donde la jefatura recae en una mujer, y nos refleja que día con día va creciendo el liderazgo de este género en el seno familiar.
Conforme al glosario del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), género está definido como el “conjunto de ideas, simbolismos, representaciones, atribuciones sociales, de orden histórico, que cada sociedad le da al sexo con el que se nace. Son construcciones sociales aprendidas y por tanto pueden ser modificadas”. En pocas palabras, la forma en que nos visualiza la sociedad, tanto a los hombres como a las mujeres, y lo que considera adecuado para cada quien, es decir, cómo debemos actuar.
¿Cuál es el rol masculino y cuál el femenino? Pues bien, a través de la familia, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general, se transmiten modelos que conciben al hombre como el fuerte, el dominante, el proveedor y el que ante todo utiliza la razón, el pensamiento. La mujer está considerada como la débil, la procreadora-cuidadora, la dominada y sobre todo la emotiva.
Por ejemplo, hay palabras que se utilizan con frecuencia y que tienen un significado relativo a esa forma de visualizar el papel de los seres humanos. Para hablar de supuestas alteraciones en el comportamiento psicológico, suele llamarse a los varones neuróticos, por aquello de las neuronas, e histéricas a las mujeres, cuyo significado proviene de hyster, que es el útero.
Partiendo de la desigualdad histórica, es importante que se diseñen políticas públicas que hagan más fácil el camino para lograr el acceso a la justicia y que por lo tanto se cumpla la ley.
La experiencia en la atención de derechohabientes del Infonavit a través del Consejo de Defensa de la Vivienda (CDV) me permite afirmar que la feminización de la pobreza se acentúa todavía más cuando las mujeres se hacen cargo de los hijos económica y familiarmente, y peor aún, cuando se tienen que hacer cargo de las deudas de la pareja.
La migración, en algunos casos, la irresponsabilidad paternal, o cualquier causa que ocasione la ausencia del acreditado, genera la falta del pago puntual de la vivienda hipotecada. En ocasiones, las mujeres siguen pagando la deuda; no obstante, el acreditado sigue siendo el propietario legal. De tal forma que, los problemas derivados de la falta de información, de recursos y asesoría, generan una mayor incertidumbre.
Para hablar sobre estos temas, te invito el próximo jueves 14 de marzo al foro Por una política habitacional con perspectiva de género, que se realizará en la Fundación Heberto Castillo Martínez, ubicada en Viena 34, colonia del Carmen Coyoacán, entre Morelos y San Pedro, a las seis de la tarde. Te esperamos, la entrada es libre.
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