miércoles, 27 de febrero de 2013

La privatización huele a gas

En concreto | Laura Itzel Castillo

Aunque no se ha dado a conocer en qué consistirá la nueva reforma energética, el objetivo es claro: culminar la entrega del petróleo a la iniciativa privada. “Pemex no se privatiza, se moderniza”, fue la frase de la campaña publicitaria que en 2008 sirvió para la aprobación de la pasada reforma energética. En la actualidad ya se han otorgado contratos incentivados a empresas trasnacionales para la explotación del petróleo en los denominados “campos maduros” localizados en el Golfo de México, contratos que son anticonstitucionales al violar el artículo 27 de la Carta Magna, que lo prohíbe expresamente.

“¿De qué sirve que Pemex esté en poder del Estado si el gas está carísimo?, mejor que se privatice”, comentan algunos, ingenuamente en las redes sociales. Pues bien, estimado lector, resulta que gran parte del el gas está privatizado.

Lo que sucede con Fenosa, la antipopular empresa española de gas natural, sirve como un ejemplo claro de lo que pasa con la privatización energética en este país. Vayamos a un caso en concreto: Lupita es habitante de una de las grandes unidades que se ubican al norte del Distrito Federal. Durante algunos meses tuvo que salir de la ciudad, a causa de la enfermedad de un familiar. A su regreso tuvo que pagar un adeudo inesperado, pues resulta que, a pesar de no haber consumido absolutamente nada de gas, debía 96 pesos mensuales, por el mantenimiento de la línea, más 305 pesos por un seguro (que ella nunca contrató) para atender emergencias, tales como fugas de gas y de agua o servicios de cerrajería. Esto, según dijo uno de los “asesores” encargados de atender a los usuarios de tan moderno servicio.

Con el número de ficha 92, después de más de una hora en la fila, le advirtieron a Lupita que de no pagar de inmediato, le cortarían el suministro. “¿Qué pasa si lo cortan?”, preguntó. Pues que tendrá que pagar 5 mil pesos por un nuevo contrato. ¿Pero, por qué tanto? Por que tiene que hacer la recontratación y además le tendrán que instalar un nuevo medidor. Así de alarmante fue la respuesta.

Rubén, otro de los condóminos, denuncia que en caso de que los medidores se descompongan, los usuarios deben pagar el cambio por uno nuevo, y por tanto desembolsar dinero extra. La razón, desde la óptica de la empresa, es que los consumidores tratan de manipular el aparato para pagar menos por el suministro del combustible. No hay manera de defenderse. O pagan o no tienen el gas indispensable para desarrollar sus actividades cotidianas. Dentro del hogar, se convierte en el insumo imprescindible para cocinar, lavar ropa, trastes y bañarse. Es decir, para tratar de vivir dignamente.

Ante mi asombro busqué en internet la página de la empresa: www.gasnaturalfenosa.com.mx, donde se argumenta en torno a las bondades de utilizar ese moderno servicio. Se dice por ejemplo que pueden utilizar cualquier tipo de estufa, horno y calentador de agua, sin embargo no se advierte que la calibración es diferente para gas natural que para LP. Por tanto, hay que hacer un gasto más, pues hay que cambiar las espreas para que funcionen los aparatos correctamente.

Pero no hay que preocuparse, la empresa ofrece a los usuarios un contrato de sólo 29 pesos mensuales para diagnosticar el aumento en el consumo regular de gas. Es probable, señalan, que se deba a que estén mal calibrados, y que por eso estén pagando tanto, o que sus aparatos estén ya muy viejos y sea indispensable cambiarlos. Así, con una reedición de las antiguas tiendas de raya, Fenosa ofrece nuevas estufas o calentadores que en “comodísimas” mensualidades podrán pagar las familias a lo largo de dos o tres años, con sus consabidos intereses. Y bueno, en sus centros de atención hasta sartenes y enseres domésticos financian, para seguramente ayudar a los clientes cautivos a bajar el consumo de gas y así ahorrar dinero. ¿Será?

El próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Morena te invita a manifestarte en contra del incremento constante del gas, la privatización del petróleo y la aplicación del IVA en alimentos y medicinas, frente a la Secretaría de Hacienda, en la Alameda Central en el DF y en las principales plazas públicas en todo el país.

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