miércoles, 16 de mayo de 2012

La batalla por el voto. Elecciones en Jalisco


Jorge Gómez Naredo.-
Las tarjetas de beneficios
Las campañas políticas han entrado en un proceso de decadencia digno de alarma. Los candidatos que aspiran a un cargo de elección popular hacen todo lo posible por ganar el voto de la gente, y muchas veces caen en mentiras, falsedades, ilegalidades y estratagema carentes de toda ética. Un ejemplo son las mal llamadas “tarjetas de beneficios”. Éstas comenzaron a ser utilizadas en el Estado de México por Eruviel Ávila. Jorge Aristóteles Sandoval, candidato del PRI al gobierno de Jalisco, copió la idea.
Supuestamente la tarjeta de beneficios de Aristóteles Sandoval, llamada La Jalisciense, es una promesa que se transformará en “tangible” de llegar el otorgante (es decir, el candidato) al cargo público que aspira. El plástico sirve como una especie de “garantía”. La explicación (con una redacción deficiente en extremo) que de la tarjeta se da en su página de Facebook (¡porque la tarjeta tiene página de Facebook!) es la siguiente: “La Jalisciense es una tarjeta firmada por el candidato Aristóteles Sandoval, así como una carta de saludo del mismo. La cuál (sic) otorga beneficios a los ciudadanos de Jalisco, promoviendo ocho programas que siendo gobierno se convertirán en beneficios sociales reales. Beneficios que serán tangibles a partir del 01 de marzo del 2012; con ello, nuestro candidato expresa claramente que los compromisos que asume en campaña tienen la garantía de llegar a los que menos tienen en todo el estado. Estamos llevando el cambio a tus manos”.
Fernando Guzmán Pérez Peláez, para no quedarse atrás (aunque ya va muy atrás en las preferencias electorales de los votantes jaliscienses) sacó otra tarjeta, que en el culmen de la inventiva, bautizó como Jalisciense. Ésta es parecida a la de Aristóteles (en ambas aparecen las fotografías de los otorgantes), y tiene la misma dinámica.
Lo peor no es otorgar tarjetas para beneficios en caso de llegar los aspirantes a los cargos que buscan. Lo peor es que los equipos de campaña de Aristóteles y de Fernando pelean una especie de “patente” por esta idea que a todas luces es absurda. Ayer, en un programa de radio conducido por el periodista Rubén Martín, la vocera de Aristóteles Sandoval, Mariana Fernández, muy enfurruñada recriminó a los del PAN el haber copiado la idea y hasta el nombre de la tarjeta. Palabras como las de Mariana serían dignas de provocar las mayores y más sabrosas risotadas del mundo, si no fuera la vocera de uno de los dos candidatos con posibilidades de ganar la gubernatura de Jalisco.
Es absurdo que los candidatos otorguen tarjetas de beneficios. Es absurdo porque se observa, en esta estrategia, la poca planeación que se tiene de los programas sociales. Una administración inteligente y eficiente, en lugar de andar repartiendo tarjetitas por todos lados, debería planear y llevar a cabo políticas públicas bien pensadas, bien fundamentadas y no encaminadas para captar votos. Además, las tarjetas, a como se dice que se van a usar, significaría un acto de total discriminación: quien no obtuvo una tarjeta durante la campaña electoral, cuando el candidato otorgante ocupe el cargo que buscó, ¿no tendrá acceso a los programas sociales? Se juega con la pobreza y las necesidades de la gente, con sus esperanzas y sus anhelos, y muchas veces también con su ignorancia. Las tarjetas de beneficios son una verdadera desvergüenza, una desfachatez.
Fernando, el redactor
Ayer, en varios periódicos locales apareció una propaganda de Fernando Guzmán dirigida a los maestros. En ésta había varios errores ortográficos de los que podríamos considerar graves. Por ejemplo, en lugar de reconozco, se ponía reconosco; de anhelo, anelo. A académicos se le quitaba el acento y sociales se escribía sociaples. Además, había errores de redacción.
¿Quién redactó el desplegado? ¿El mismísimo Fernando Guzmán, que es al fin y al cabo quien lo firmó? ¿Quién autorizó a mandarlo a los medios impresos sin haber pasado antes por una simple revisión? ¿Quién? Lo peor de todo es que, dicho desplegado, iba dirigido a los maestros, que son los encargados de enseñar a escribir correctamente el castellano. Vaya, parece que a Guzmán Pérez Peláez no lo quieren ni los que están adentro de su equipo de campaña.
Posdata
Ayer Elba Esther Gordillo fustigó a Josefina Vázquez Mota: quedó claro a quién apoya la dueña del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y del Panal. Ya se sabe por cuál copete votará.

Fuente: La Jornada de Jalisco

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