jueves, 27 de octubre de 2011

El presupuesto de ingreso 2012, sin sustento real


ARTURO HUERTA GONZÁLEZ

La Cámara de Diputados prácticamente mantuvo la posición gubernamental en torno a las proyecciones de las variables macroeconómicas para 2012, que supuestamente están dirigidas a prever efectos de la turbulencia internacional sobre la economía nacional.

Los diputados redujeron la expectativa de crecimiento económico planteada por el gobierno de 3.5 por ciento para 2012 a 3.3 por ciento, y ajustaron la expectativa de tipo de cambio promedio al alza hasta 12.80 pesos por dólar desde 12.20 pesos fijada por la Secretaría de Hacienda; sin embargo, se quedaron en la misma perspectiva optimista gubernamental, pues la economía nacional no tiene perspectiva alguna de alcanzar dicho crecimiento en un contexto de recesión en los países de la zona euro y de tendencia recesiva de la economía estadounidense, de la cual dependemos.

Asimismo, si el tipo de cambio actualmente está en 13.31 pesos por dólar no hay condiciones internas y externas para que el próximo año dicha paridad sea menor a la presente. Para que esto se dé se requeriría que se estabilizaran los mercados financieros internacionales para que no desestabilicen el mercado de divisas interno, en este caso sobre la relación peso–dólar. La problemática de la zona euro seguirá, como la de la economía de Estados Unidos, pues son causas estructurales las que están detrás de ellos, lo cual repercutirá en caída de nuestras exportaciones, menor entrada de capitales y salida de éstos del país, lo que frenará nuestra actividad económica y desestabilizará la Bolsa Mexicana de Valores, como y devaluará al peso.

Estiman que bajo los supuestos de una paridad más depreciada y mayor producción de petróleo los ingresos petroleros serán mayores en 24 mil 400 millones de pesos, y estimaron que la recaudación de impuestos rebasaría en 3 mil 600 millones de pesos la propuesta del Ejecutivo, a pesar de que redujeron las expectativas de crecimiento económico. Ante una expectativa de mayor devaluación aumentarán los ingresos en pesos derivados de las exportaciones petroleras, pero a su vez aumentarán los pagos en pesos en relación al servicio de la deuda pública externa, como de las demás compras que el gobierno realiza del exterior; asimismo, cabe considerar el efecto inflacionario y sobre la tasa de interés que ello ocasionaría, lo que aumentará más los gastos del gobierno, por lo que no es de esperar un ingreso neto significativo derivado de la mayor devaluación. De igual forma, más que mejorarse la capacidad recaudatoria del gobierno federal por la mayor eficiencia recaudatoria, como los diputados estiman, se dará lo contrario, debido a que se contraerá el ingreso de empresas e individuos y por lo tanto la recaudación tributaria.

El Congreso mantiene la postura gubernamental de reducir el déficit público. La iniciativa gubernamental era de un déficit tradicional de 0.2 por ciento del PIB y lo cambiaron a 0.4 por ciento, que es a su vez menor que el esperado para 2011 de 0.5 por ciento. Y si se incluye la inversión de Pemex el estimado para 2011 es de 2.5 por ciento del PIB, y Hacienda lo propuso para 2012 en 2.2 por ciento, y el Congreso lo pasó a 2.4 por ciento, lo cual para nada represente una postura contra–cíclica que contrarreste la caída de la inversión y consumo del sector privado, como de las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera derivados de la tendencia recesiva internacional.

Se continúa priorizando por parte del gobierno y del Congreso la política de austeridad fiscal para mandar señales de estabilidad a los mercados internacionales, y al capital financiero para que éstos no actúen en forma especulativa frente a la economía nacional. No se dan cuenta que por más ‘equilibrios’ macroeconómicos, la especulación contra el mercado de capitales y de divisas ya está presente en la economía. El propio banco central ha informado que de enero a septiembre del presente año han salido alrededor de 40 mil millones de dólares. La Bolsa Mexicana de Valores informó que en dos semanas de septiembre salieron 20 mil millones de dólares de dicho mercado. Mientras persista la vulnerabilidad de los mercados internacionales y el contexto de libre movilidad de capitales en el país seguirá la salida de capitales y las presiones sobre la moneda nacional, independientemente de que la economía mexicana prosiga con el equilibrio de las finanzas públicas.

Insistir en ello implica no tener política fiscal a favor del crecimiento, por lo que la economía nacional tendrá una recesión que pude prolongarse por un largo tiempo, ya que no hay perspectivas de más políticas monetarias y fiscales contra–cíclicas en los países desarrollados ni mucho menos en el nuestro.

El gobierno y el Congreso, más que seguir insistiendo en más de lo mismo, y actuar a favor de los dueños del dinero, deberían instrumentar medidas de política económica que restrinjan el libre movimiento de capitales a fin de evitar las prácticas especulativas que están de nuevo saqueando al país, tal como lo hicieron en 1981–82, en 1987, en 1994–95, como en 2008–09. Hay que tener memoria de la historia reciente a fin de no repetirla, pues han representado altos costos para las grandes mayorías del país.

Fuente: La Jornada de Oriente

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