jueves, 14 de julio de 2011

Vicios ocultos


En concreto | Laura Itzel Castillo

El término vicios ocultos se utiliza en el área de la construcción cuando hablamos de defectos que, como su nombre lo indica, están ocultos al momento de recibir una obra (vivienda) y que aparecen en un plazo determinado. En la actualidad, son cientos de miles de personas que se enfrentan a esta situación, sin que las desarrolladoras inmobiliarias respondan.

A pesar de que los organismos nacionales de vivienda, como Infonavit, Fovissste o Sociedad Hipotecaria Federal hayan canalizado los recursos para su financiamiento y proporcionado los datos personales de los derechohabientes a las constructoras, prácticamente se lavan las manos, con lo que dejan a su suerte a los trabajadores endeudados y enganchados a una vivienda indigna.

El derecho a la vivienda es reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 25, como parte del derecho general a un nivel de vida adecuado, desde los años 40 del siglo pasado. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966, en su artículo 11, señala que los estados suscritos al Pacto habrán de tomar las medidas necesarias para hacer efectivo este derecho.

La Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, Hábitat II, celebrada en Turquía en 1996, produjo un documento con un apartado intitulado Vivienda adecuada para todos. En él, se establecen los compromisos asumidos por los gobiernos firmantes:

Además de estos documentos de carácter internacional, todos ellos suscritos por México, la Constitución reconoce el derecho a la vivienda digna en su artículo cuarto. De igual manera, en el artículo 123 se especifica que se proporcionarán a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas y se establecerá un sistema de financiamiento que permita otorgarles créditos baratos y suficientes para que las adquieran en propiedad.

Sin embargo, no puede haber una vivienda digna y decorosa cuando sus características son deplorables y, en algunos casos, peligrosas e inhumanas. Los vicios ocultos son la mejor muestra de ello. Se trata de un grave problema que afecta a cientos de miles y no es exagerado decir que a millones de viviendas: errores y deficiencias en la construcción que no son detectados a tiempo por los derechohabientes.

No resulta extraño que los vicios ocultos sean la manifestación y el resultado de un fraude. Así, en México, hay casos escandalosos de fraccionamientos cuya construcción fue autorizada al lado de tiraderos de basura o fábricas altamente contaminantes; viviendas que se hunden al estar construidas sobre terreno no apto; casas cuarteadas o incluso derrumbadas debido a las deficiencias de los materiales de construcción, entre otros.

Tales son los casos de Lomas de San Francisco Tepojaco, en el estado de México; El Campanario, Valle de San Miguel y Mezquital del Valle en Monclova, Coahuila; Pórticos de San Antonio en Tijuana, Baja California; Haciendas y Riveras del Bravo en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Además, Villas del Sol Tagolaba II, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca; Paseos de Santiago Urbi en Tonalá, Jalisco; Villas de San Martín y Pueblo Nuevo en Chalco; Real de San Martín en Valle de Chalco, en el estado de México, y una larga lista que por razones de espacio no incluyo.

Fuente: El Gráfico

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