jueves, 31 de marzo de 2011

Defender los principios y no aceptar manipulaciones

FERNANDO ACOSTA RIVEROS

La fortaleza de un partido político y de un movimiento social se construye con la congruencia que tienen sus dirigentes, militantes y simpatizantes. Ser fiel a los principios, no aceptar ni apoyar manipulaciones, es indispensable en estos tiempos políticos cuando en México es necesario y urgente un cambio en todas las estructuras de gobierno. El pasado domingo 27 de marzo se realizó una consulta en el Estado de México para avalar una alianza electoral entre los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD). Tres perredistas distinguidos se opusieron a dicha alianza: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas Rodríguez.

Cuauhtémoc Cárdenas comentó que una alianza entre el PAN y el PRD es “un proyecto improcedente, contraviene estatutos y principios del PRD, además de debilitar al partido”. El también ex candidato presidencial, quien ganó las elecciones en 1988, con el apoyo de las organizaciones de izquierda, integradas en el Frente Democrático Nacional (FDN) llamó a dirigentes y militantes de izquierda a unirse para superar democráticamente a los responsables del desastre nacional. Por principios los perredistas deberían enfrentar a las cúpulas priístas y panistas que han llevado a México por un desbarrancadero.

Andrés Manuel López Obrador, quien dirigió al PRD entre 1996 y 1999 ha explicado públicamente porque se opone a las alianzas entre el PRD y el PAN. La verdadera alianza que existe en los años recientes está formada por los dirigentes priístas y panistas. Es el PRIAN donde se junta la mafia política que ejecutó el fraude en 2006. El PRIAN trabaja para mantener vigente el actual régimen de opresión, corrupción y privilegios. Congruente con sus ideas, Andrés Manuel asegura que la única alternativa para un cambio en México, “es la organización del pueblo”.

Alejandro Encinas, fundador y militante distinguido del PRD, con una amplia trayectoria de compromiso en organizaciones de izquierda, rechazó ser candidato a gobernador por el Estado de México en una alianza entre su colectivida política y Acción Nacional. Durante sus recorridos por los diferentes municipios mexiquenses, Alejandro ha defendido los principios de la izquierda y ha llamado a los ciudadanos y particularmente a quienes militan o simpatizan en y con el PRD a rechazar manipulaciones.

“Lo que sucede es que los dirigentes del PAN y PRD no quieren reconocer que sus manipulaciones resultan cada vez más difíciles de creer por el electorado, debido a la misma incongruencia de su propuesta de aliarse derechas e izquierdas”, escribió Amador Ahumada Garrido en carta publicada en la sección El Correo Ilustrado, página cuatro de La Jornada, domingo 27 de marzo de 2011, edición número 9562. Esta voz ciudadana también cuestionó el proyecto de alianza electoral entre PRD y PAN en los estados de México, Nayarit y en cualquier escenario regional y nacional.

José Agustín Ortiz Pinchetti en su columna El Despertar, publicada el 27 de marzo, abordó el tema de los principios y citó: “Quien traiciona los principios en aras de los intereses, termina por perder los principios y los intereses”. Una vez más, José Agustín explica a sus lectores que existen politiqueros en todos los partidos, incluido el PRD, en este año 2011 que traicionan los principios por triunfar a corto plazo, pero pierden el destino y el prestigio. El interés individual por obtener puestos, convierte a esos politiqueros en mercenarios.

Promover la democratización, defender el voto, liberar a los sindicatos, terminar con el partido de Estado e imponer la justicia social, son algunos de los principios en que se sustentó el PRD desde 1989. Durante los gobiernos priístas de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) y en los regímenes panistas de Vicente Fox Quesada (2000-2006) y en los más de cuatro años del usurpador Felipe Calderón Hinojosa (diciembre de 2006 a marzo de 2011), se han manipulado procesos electorales, se preparó y consumó el fraude de 2006; se ha perseguido a dirigentes sindicales independientes como a los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) entre 1990 y 1998; más recientemente a los compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), por mencionar sólo dos ejemplos.

Los partidos tradicionales PRI y PAN han defendido la política neoliberal que llaman modernizadora y de globalización, que en la práctica es una política de saqueo de los recursos y de empobrecimiento de la mayoría de los mexicanos. En el año 2000 tras la jornada electoral que dio el triunfo al PAN, los ganadores prometieron iniciar un cambio en la forma de gobernar la nación. El régimen de Vicente Fox Quesada incurrió en corrupción, nepotismo, manipulación y engaño. Copió los vicios del priísmo y borró algunas de sus virtudes, como el manejo de una política exterior soberana y promotora de la paz mundial.

La justicia social todavía es un sueño. En medio de la guerra o combate al narcotráfico, las principales víctimas son los pobres. Crece el desempleo, se cierran cupos en las universidades públicas, mientras se pagan anuncios costosos en las televisoras y radiodifusoras donde se habla de “vivir mejor”. Acabar con los empleos, cancelar o disminuir los derechos de los trabajadores, es promover el crimen y la violencia. Los principales responsables de la actual tragedia nacional pertenecen a las cúpulas del PRI y del PAN. Por principios éticos y por lógica, los perredistas auténticos como Cuauhtémoc, Andrés Manuel y Alejandro Encinas, no pueden aceptar alianzas con el PAN ni con el PRI.

Fuente: La Jornada de Jalisco

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