martes, 14 de septiembre de 2010

Los inútiles fastos de Felipe Calderón

Luis Alberto García
tambache@msn.com

* El gobierno federal ignoró al Consejo Asesor de los festejos * Todos sus integrantes expresan decepción y desencanto * Bicentenario y centenario bajo la batuta del australiano Ric Birch * La autoritaria imposición del secretario de Educación * “Podrían haber hecho algo de más altura”: Josefina Zoraida Vázquez

Decisiones como la de exhumar los restos de los héroes patrios de la Columna de la Independencia o la de organizar una fiesta masiva bajo la batuta del australiano Ric Birch para celebrar el bicentenario de la Independencia en septiembre de 2010, fueron puestas en marcha sin el consenso del Consejo Asesor para el Bicentenario de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana.

José Manuel Villalpando, titular de la Comisión Organizadora de los festejos hasta su remoción el pasado 21 de julio, no atendió las opiniones de los asesores para poner en marcha iniciativas que no han sido pertinentes a los ojos de integrantes de ese cuerpo colegiado instalado en mayo de 2007 como garantía de que, al estar conformado por voces respetadas de la comunidad académica e intelectual del país, permitiría una conmemoración plural.

Desde mayo de 2009 no se volvieron a convocar mesas de trabajo, aunque sí hubo invitaciones a sus integrantes a los actos oficiales, información y materiales sobre las actividades que realizó la comisión.

"Siento mucha frustración. El apoyo del Ejecutivo federal al proyecto nunca fue claro. El entusiasmo por participar se desvaneció", reclama el politólogo Federico Reyes Heroles.

A estas alturas –añade-- sienten que ya no pueden hacer mucho para el resto de 2010, puesto que los proyectos, buenos o malos, ya están en marcha.

"Nos desaprovecharon. Nos podrían haber sacado más jugo", insiste la historiadora del arte Louise Noelle Gras.

Los consejeros manifestaron su oposición unánime al dispendio de recursos en festejos efímeros, como será la realización de un espectáculo para el 15 de septiembre, con un costo superior a los mil millones de pesos, cuando era prioritario --dicen-- invertir en proyectos de trascendencia social.

"Hubo consenso en el rechazo y lo manifestamos”, expresa Noelle. “Nos oyeron pero no nos escucharon. En cierto sentido las cosas lúdicas siempre son efímeras y no están mal, pero yo he expresado públicamente mi desacuerdo en que se gaste mucho en la contratación de la compañía australiana”.

"Se podría haber hecho una mejor distribución de los recursos, no en una sola celebración, sino en festejos como se hacen en México y en todos los municipios", aclara Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México.

“El Consejo tampoco fue informado del desarrollo de los proyectos”, informa la historiadora Josefina Zoraida Vázquez, quien se sintió alejada de la comisión.

Los cambios en la jefatura del evento no favorecieron el trabajo de la comisión, coinciden: Tras el nombramiento de Cuauhtémoc Cárdenas en 2006, la responsabilidad pasó a manos de Sergio Vela, expresidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; luego del embajador Rafael Tovar y de Teresa, y desde 2007 Villalpando fue el responsable.

Sin nombramiento oficial, intervinieron Bernardo de la Garza, coordinador de Proyectos Especiales de la Presidencia de la República y el empresario Fernando Landeros.

"El mejor momento se dio cuando Tovar y de Teresa estructuró un proyecto que integraba, con seriedad, desde el fomento histórico hasta la obra pública.

"Al final, la suma de instituciones aparenta que son muchas acciones, pero nada es trascendente. No hay iniciativas de impacto que conmuevan a la población a sugerir mejoras al plan federal provenientes de todos los municipios del país", insiste Reyes Heroles.

Explica que, tras las escasas reuniones que tuvieron con Villalpando, el programa tomó un ritmo independiente, sin los consejeros, con iniciativas que se olvidarán pronto.

"Llamarnos a estas alturas resultaría poco útil porque ya no es momento de tomar decisiones; sin embargo, me gustaría que nos informaran sobre el Monumento del Bicentenario y sobre los proyectos que planteamos para saber si van o no", dice.

Garciadiego, participante en el proyecto de la Galería Histórica dentro de Palacio Nacional, explica que los historiadores no estuvieron de acuerdo con la exhumación de los restos, porque son más partidarios de la comprensión histórica que de las reliquias.

"Si los restos se sometieron a un proceso de limpieza, valdría la pena hacerlo también con los de los héroes de la Revolución, puesto que habría que darles el mismo trato. Se le ha puesto más acento a la Independencia que a la Revolución", valora el historiador.

"Si durante decenios nos han funcionado nuestros festejos con buñuelos, esquites y mariachis, no veo por qué en un momento económico tan difícil se tenga que modificar la naturaleza del grito", concluye Garciadiego.

"El esfuerzo presupuestal de las celebraciones debió permear en el tejido social para generar instrumentos de igualdad, desafortunadamente los festejos serán intrascendentes", establece Reyes Heroles

Josefina Zoraida Vázquez finaliza: "Me tienen cocida con eso de 'Tú eres el silbato del globero'. No sé quien ideó esa publicidad sobre el orgullo mexicano, pero podrían haber hecho algo de más altura".

Por último, los consejeros coinciden ante Forum en que, "no estamos haciendo nada porque ya se decidieron todas las acciones, y por lo menos deberían reunirnos para informarnos cómo irán las cosas".

Sobre las renuncias que hubo en el Consejo Asesor, Enrique Florescano dimitió por considerar que Villalpando –a quien Felipe Calderón removió el pasado 21 de julio, imponer autoritariamente en su lugar al secretario de Educación, Alonso Lujambio, y asumir a través de éste el control de las fiestas septembrinas-- no era representativo del medio intelectual.

Por diversos motivos, otros personajes abandonaron sus cargos de consultores, entre ellos el sociólogo Rodolfo Stavenhagen, el científico Ruy Pérez Tamayo, el escritor Ernesto de la Peña y el historiador Enrique Krauze.

Sólo quedaron en él Alicia Mayer, directora del Instituto de Investigaciones Históricas; Yoloxóchitl Bustamante, directora del Instituto Politécnico Nacional; el arqueólogo Eduardo Matos; José G. Moreno de Alba, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua; Gisela Von Wobeser, directora de la Academia Mexicana de la Historia; el historiador Miguel León Portilla y la investigadora Virginia Guedea.

“Todo forma parte de un fasto inútil”, dijo Pedro Ángel Palou, exrector de la Universidad de las Américas, novelista, investigador e historiador --quien en ningún momento se incorporó al Consejo Asesor del calderonismo--, cuya más reciente obra, Pobre patria mía, se acerca a la vida de Porfirio Díaz, el patriarca y dictador desterrado, a través del tiempo, el recuerdo y la memoria.

Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular

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