lunes, 28 de septiembre de 2009

Y entonces sucede


Fuente: La Jornada de Oriente (Tlaxcala)

Coral Avila Casco

Tanto camino recorrido, tanto esfuerzo de millones de mujeres que en su cotidianeidad han entregado sacrificio, resistencia y dignidad, para que sus derechos, y las de otras y otros, sean reconocidos, respetados y ejercidos... y entonces sucede, que con la expresión misógina de “incubadoras” describen a ocho mujeres que se prestaron a un perverso juego, cuatro de ellas pertenecen al PVEM, dos son del PRI, una del PRD y otra del PT.

Al pedir licencia y dejar el espacio a sus suplentes varones, estas ocho mujeres se convirtieron en marionetas de los partidos políticos que no tienen un compromiso real con la equidad de género y mucho menos la intención de permitir el acceso de las mujeres a puestos de poder. Así, de los 500 diputados sólo 140 son mujeres, que representan el 28 por ciento del Congreso de la Unión.

Es lamentable que el número de las diputadas en funciones, en el ámbito federal y estatal, sea drásticamente menor al de los varones, y más lamentable es que de éstas muy pocas legisladoras atiendan los asuntos de género y de violencia hacia las mujeres. Entonces, no es extraño que los presupuestos públicos, nuestro andamiaje jurídico y los programas encaminados a empoderar a las mujeres resulten insuficientes y deficientes.

Por ejemplo, quién de ellas ha propuesto que de los bienes incautados al crimen organizado se destinen recursos para atender a madres solteras con hijos discapacitados, con cardiopatías, insuficiencia renal, cáncer o procesos terminales.

A cuántas mujeres que se acercan a las diputadas les han cerrado la puerta y les han dicho que no las pueden apoyar, por no ser de su distrito, por no ser un asunto de su competencia o porque no hay más recursos para dar. Si nuestros legisladores un día se atrevieran a visitar los hospitales públicos encontrarían tantas historias y tanta necesidad.

Si estas ocho diputadas hubieran conocido una de estas historias, tal vez su conciencia no les hubiera permitido renunciar porque somos muchas las mujeres que luchamos.

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