Por Milson Salgado.
En nuestros países del tercer mundo siempre hemos tenido la curiosidad de ver por esos milagros de la vida, a una persona que al frente del poder público, oriente sus mejores esfuerzos por construir una patria grande.
Han pasado seis administraciones bajo la forma de gobierno presidencialista. Desde que se instauró la democracia en Honduras ésta ha estado signada por una política colaboracionista con los intereses de Estados Unidos. Más de algún político de esos rastreros que aquí se cotizan por montones propuso en su momento que Honduras fuera como Puerto Rico, un Estado Libre y Asociado.
En los años 80 del siglo recién pasado, el Gobierno de Suazo Córdoba entregó
El Gobierno del señor Rafael Leonardo Callejas ganó las olimpiadas en corrupción pública, aprovechándose de esa política económica oprobiosa que instauró en estos paisitos el Fondo Monetario Internacional, liderado por la mística de los Chicagos Boys del señor Friedman. La ola de las privatizaciones trajo consigo el advenimiento de nuevos ricos, amigos dilectos del presidente, amparados en compras directas al margen de engorrosas licitaciones públicas.
El Gobierno del señor Carlos Roberto Reyna fue calificado de bobalicón, pero logró algo que se veía como utópico en una América Latina militarizada, y es que despojó al ejército nacional de ese poder factico, que en muchos casos estaba por encima de nuestra constitución de
El Gobierno del señor Carlos Roberto Flores amparó su negligencia en la tragedia que causó el huracán Micth. Los periodistas que siempre han pertenecido a la ala conservadora, no se cansan de repetir hasta nuestros días que ha sido el mejor gobierno que ha existido jamás en Honduras, alguna razón económica fuerte han de tener para continuar afirmando eso de un gobierno que no dejó huella positiva alguna. Una cosa si es segura, y es que durante su gobierno no hubo ninguna crítica por parte de la prensa, a excepción del caricaturista Allan McDonald, colaborador en Rebelión que en su momento fue objeto de un atentado. Algo similar sucedió con el Gobierno del señor Maduro que para coronar el rumor de ser un ciudadano panameño se terminó casando con una arribista española con unas pretensiones ilusas de ser la evita Perón hondureña. Y se fue con más pena que gloria, ya que ésta se la llevaron los avorazados empresarios de un gobierno hecho a la medida de sus trajes.
Cuando llegó a la presidencia el señor Manuel Zelaya Rosales nadie tenía una expectativa cifrada en su persona, puesto que todos le reprochaban su poca capacidad profesional y sus maneras de ver el país como la pequeña hacienda que ha tenido en su ciudad natal Olancho, famosa por ser el western hondureño al mejor estilo del cine norteamericano: Ancho para entrar pero angosto para salir. Sin embargo ya en los primeros meses de su mandato todos nos llevamos una sorpresa superlativa, cuando éste inició un proceso de Licitación para cambiar la deshonesta formula de comercializar el combustibles por parte de las trasnacionales estadounidenses. El proceso de Licitación se substanció bajo la coordinación de un experto en combustibles, que había sido un alto funcionario de una transnacional, pero con el tiempo había adjurado de sus mañas. Sin embargo el gobierno ha encontrado como obstáculo a su paso a un poder judicial atado a intereses mezquinos partidarios, se ha enfrentado al sabotaje de un país del norte que no está de acuerdo con los cambios, y manda mensajes cifrados de amenazas veladas en los campos de la importación y
Pese a que muchos miran en estos actos la búsqueda de legitimación, y un brochazo de una falsa posición de izquierda, el presidente Manuel Zelaya Rosales aprobó un acuerdo con Venezuela con relación al suministro de Petróleo (Petrocaribe) a condiciones casi regaladas, que en un primer momento fue objeto de criticas de corte ideológico y anquilosado por parte de ese sector empresarial, que muchas veces rebuzna con el fundamento que da la mediocridad , y acicateado para que el gobierno del norte certifique sus mañas regionalistas de lavadores, proclamándose abiertamente en enemigos del Gobierno de Chávez.
Pese a una oposición de grupos más pro- Bush que el mismísimo Bush -que por noticias venidas por los aires alisios de la pronta soledad del poder, se quiere salir de su propio cuerpo para redimir todos y cada uno de sus crímenes- han visto en la firma del ALBA una amenaza en las relaciones bilaterales con los Estados Unidos, como si el tratado de libre comercio con esclavitud en las maquilas, fueran la bonanza o el paraíso esperado de la nueva economía mundial, que hoy por hoy y sin caer en la exageración, avergüenza incluso a sectores de la ultraderecha estadounidense como los senadores republicanos.
Unos medrosos aseguran que la firma del ALBA lleva aparejado un pacto político- militar con Venezuela, otros con aires de limosneros aseguran que el tratado únicamente nos hace amigos de otros limoneros, lo que no pueden desmentir estos enemigos de los sueños de solidaridad humana y de las esperanzas en la búsqueda del bien común, es que una alianza como el ALBA está concebida al margen de intercambios económicos injustos, y de barreras arancelarias indebidas, que coyunturalmente ponen las grandes potencias cuando no les interesa comprarnos ni vendernos, y que el lucro solamente es aceptado dentro de las relaciones bilaterales si el mismo redunda en beneficios recíprocos. Tampoco pueden afirmar que Venezuela necesita económicamente de Honduras, y que si acepta ser su amigo es porque cada cierto tiempo en esos lapsos y momentos cualitativos de que habla Hegel y el mismísimo Marx en los términos dialecticos de los procesos históricos, reaparecen grandes hombres que retoman los grandes sueños dejados en las veredas de los caminos para crear nuevos transformaciones sociales, que contribuyen a trastocar el orden de cosas existentes. Por eso y sin apenas haber soñado, tenemos un presidente que pese a muchas ambivalencias administrativas y legales nos ha puesto a soñar en nuevo amanecer latinoamericano. El ALBA al fin se firmará en Honduras y el sueño pues empezará a despuntar al amanecer.
Fuente: www.alternativabolivariana.org.
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