viernes, 18 de julio de 2008

¿Es Cuba una dictadura?


Por Marce Cameron

Los gobiernos capitalistas pueden tomar muchas formas, desde el fascismo más tiránico hasta la democracia liberal. Sin embargo la esencia del capitalismo se opone firmemente a la democracia cuando entendemos por democracia "el poder del pueblo". Bajo el capitalismo tanto la riqueza como el poder se concentran en manos de una pequeña élite: la clase capitalista. El capitalismo excluye sistemáticamente a la vasta mayoría del pueblo -ese pueblo trabajador que produce la riqueza de la sociedad- de la toma de las decisiones más importantes que afectan nuestras vidas.

La democracia en el capitalismo significa muy poco más allá de poder ir a votar cada cierta cantidad de años. Los gobiernos van y vienen, pero las decisiones reales se toman en las oficinas de las grandes corporaciones (siendo que nadie votó por ellas; nadie las facultó para representar al pueblo). Se trata de una "democracia económica" que no es democrática; se constituye en un despotismo corporativo desde sus fábricas y oficinas.

Primero: Cuba es mucho más democrática que cualquier país capitalista. La Constitución socialista garantiza la propiedad social de los medios de producción y el derecho a la alimentación, vivienda, salud, educación, deporte y cultura. Las fábricas, granjas y oficinas cubanas no son de propiedad privada de una puñado de billonarios; son de propiedad común del pueblo. El dinero y los cerebros no se desperdician en publicidad comercial. Es muy improbable escuchar de alguien que no tenga dónde vivir, a pesar del déficit de casas que afrontan.

Cuba, apenas con la décima parte del PIB de los Estados Unidos, tiene una tasa de mortandad infantil menor que el de EE.UU. y una esperanza de vida de 77 años, apenas un año por debajo de los EE.UU. Tan altos índices indican un desarrollo social y humano se deben a un modelo económico en el cuál el mercado se subordina a cubrir las necesidades de la sociedad.

Segundo: el pueblo cubano está armado y militarmente entrenado. Ellos tienen los medios y pueden fácilmente tumbar cualquier gobierno si lo desearan. Las fuerzas armadas revolucionarias de Cuba jamás se han empleado para apuntarle al pueblo.

Tercero: la democracia socialista cubana está basada en la participación más que en la exlusión. Descansa en estos cuatro pilares: el sistema de gobierno cubano conocido como Poder Popular; las organizaciones de masas de trabajadores, campesinos, mujeres, jóvenes, estudiantes y vecinos; diversos grados de participación democrática desde el lugar de trabajo; el rol del Partido Comunista de Cuba (una selectiva organización de los revolucionarios más ejemplares y comprometidos) como guía.

El Poder Popular está basado en las comunidades. Ahí los vecinos se reúnen cada dos años y medio para nominar a los candidatos a delegados de los Consejos Populares y las Asambleas Municipales. Dado que la publicidad electoral está prohibida, los candidatos son electos por sus propios méritos y trayectorias. Los delegados electos responsables de sus distritos electorales y pueden ser removidos de sus cargos en cualquier momento. Los diputados para las Asambleas Provinciales y para la Asamblea Nacional son electos cada cinco años por el voto popular en una lista creada a través de un exhaustivo trabajo de consulta que involucra a las organizaciones de masas y a las Asambleas Municipales.

Si el capitalismo es una dictadura de las elites corporativas, Cuba es una dictadura del pueblo trabajador. Aún el sistema está incompleto, pero sigue en progreso porque los cubanos han aprendido de la experiencia sobre cómo mejorar su control sobre la sociedad. En el corazón de la renovación socialista de Cuba avanzan los esfuerzos para fortalecer sus instituciones y la cultura de la democracia socialista cubana.

(tomado del periodico australiano DIRECT ACTION)

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