jueves, 25 de agosto de 2011

Basura


LEOPOLDO GAVITO NANSON - MIÉRCOLES, AGOSTO 24, 2011

El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM presentó y difundió ayer en los medios los resultados y el informe de su segunda encuesta nacional de cultura constitucional Legalidad, legitimidad de las instituciones y rediseño del Estado. Los datos universitarios revelan que 70 por ciento de las personas tiene la percepción de que en cinco años la violencia y la delincuencia se han generalizado. Seis de cada 10 personas piensan que los mexicanos vivimos en peligro y que las causas por las que la justicia es disfuncional son la corrupción, la impunidad y la presencia de intereses extra-legales.

Ayer mismo organizaciones no gubernamentales presididas por víctimas de la violencia como Alto al Secuestro que fundó Isabel Miranda de Wallace y México SOS de Alejandro Martí, además del Observatorio Ciudadano y México Evalúa, hicieron públicos los datos que han sistematizado. En los cuatro años recientes los homicidios dolosos aumentaron 96 por ciento; la extorsión 101 por ciento; el robo de auto con violencia aumentó 123 por ciento; y el secuestro 188 por ciento. Lo importante de la sistematización es que fue obtenida a partir estrictamente de datos oficiales, del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Razón por la cual Felipe Calderón está impedido de alegar que se trata meramente de un problema de percepción.

Dicho de otro modo, contrario a sus promesas y seguridades iniciales, en el sexenio de Calderón Hinojosa la crisis de inseguridad se ha exacerbado con un incremento sostenido en los delitos de alto impacto. Hay un crecimiento desigual, pero en todos se han incrementado los delitos violentos. Pero eso es cosa harto sabida.

El actual gobierno federal llegó con un tremendo problema de debilidad que cuestionaba por el eje su legitimidad política, historia conocida, pero si a eso sumamos la valoración que se hace en el documento universitario presentado ayer en el sentido de que la legitimidad política se fundamenta en las instituciones políticas que decretan y hacen cumplir las leyes, entonces la legitimidad del actual gobierno federal es formal, sí, pero punto menos que nula.

En una suerte de despliegue exhibicionista de sensibilidad nula, mientras que la UNAM y ONG publicaban ayer datos en armonía, unas cacofónicas declaraciones presidenciales irrumpían en el escenario. El presidente Calderón dijo que son 35 millones de mexicanos que en este momento asistan a las aulas y es algo muy bonito y muy curioso que ese sólo fenómeno de que 35 millones vayan a clase en paz, vayan a clase diariamente, uno de cada tres mexicanos esté en un aula como ésta, es realmente una expresión de fortaleza y del país…”. Aprovechó el Presidente para decir que a la criminalidad debe atacársele con todo por municipios, estados y gobierno federal. El problema del Presidente es su manifiesta incapacidad para darse cuenta de que entre el deber ser del que habla, y el ser que el país, los estados y los municipios viven no hay correspondencia posible. Sus decisiones enfrentaron a instancias gubernamentales impreparadas a una situación de facto en la que no tenían ni los instrumentos, ni la capacidad y menos la preparación humana para hacer frente.

Los comunicadores y escenógrafos del Presidente prepararon un escenario inverosímil donde una niña de sexto de primaria le dice a Calderón que su trabajo le parece más difícil que un examen de matemáticas, pero que no estaba solo. Hay en eso, en la escenografía y preparación de un discurso infantil una mezquindad de dimensiones olímpicas, si suponen peregrinamente que lo dicho por párvulos pueda remotamente compensar los resultados prácticos y las consecuencias de sus decisiones. Por alguna razón repartió la SEP guías de seguridad en las escuelas.

Así, mientras la realidad de la sociedad se expresa con claridad y con datos, la del gobierno se maquilla con manipulaciones emocionales y demostraciones empíricas del fracaso. Por si no fueran suficientes los datos del estudio de la UNAM y la sistematización de las ONG, el gobierno federal tuvo que reforzar la presencia militar en el puerto de Veracruz y en Xalapa. Dos mil infantes de marina y fuerzas especiales adicionales ante el incremento exponencial de la violencia en el Puerto, el que se convierte en el centro de operaciones de la Armada más importante del país.

Luego el Presidente lamentó los hechos de Coahuila, pero pidió a la sociedad unirse contra los enemigos de México. A gobernadores y presidentes municipales les pidió que no eludan su responsabilidad. De los estilos de gobernar posibles, el de Felipe Calderón es –y nunca mejor aplicado el lugar común– lamentable. O, mejor aún, basura.

*Es Cosa Pública

leopoldogavito@gmail.com

Fuente: La Jornada de Veracruz

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