martes, 7 de junio de 2011

Felipe Calderón: un gobierno a la baja


RAÚL MORÓN OROZCO

Esta percepción popular hoy encuentra un sustento científico y metodológico con los recientes resultados presentados por una de las más prestigiadas firmas encuestadoras del país, que han sido muy influyentes en los estudios electorales y en la evaluación del desempeño gubernamental.

Es el caso de la empresa Mitofsky, que en días pasados realizó la consulta ciudadana de los 18 trimestres de la evaluación gubernamental de Felipe Calderón, donde reafirmó que en el mes de mayo la percepción de la inseguridad fue la principal preocupación ciudadana, al haber contestado en forma espontánea tres de cada 10 ciudadanos que ese es el principal problema del país, percepción que representó un incremento de ocho puntos porcentuales por arriba de los mostrados en mayo de 2010.

Otro de los resultados de Mitofsky que resulta muy interesante resaltar, es el que indica que el rumbo que le ha dado el gobierno de Calderón al país, obtuvo su peor resultado, ya que el 62 por ciento de la población dice que vamos por un rumbo “equivocado” y sólo 30 por ciento que vamos por el rumbo “correcto”.

Esta percepción de la evaluación gubernamental ha sido más notable entre los habitantes del Norte del país, sobre todo en los estados de Chihuahua, Sonora, Tamaulipas y Durango, cuyas opiniones han ocasionado la baja en los niveles de aprobación presidencial, al haber caído 17 puntos desde la evaluación realizada en agosto de 2010; hoy es la zona donde peor se le califica después del centro del país.

No es difícil comprender que los resultados anteriores, tienen relación directa con el asesinato de los siete jóvenes en Cuernavaca, uno de ellos hijo del escritor Javier Sicilia, el descubrimiento en Tamaulipas y Durango de más de un centenar de cadáveres enterrados en fosas clandestinas, los recurrentes enfrentamientos y asesinatos de Ciudad Juárez y los conflictos de migración y violación de derechos humanos que viven en esa parte del país, tanto migrantes centroamericanos, como nuestros propios emigrantes mexicanos que regresan de la frontera norte a visitar a sus familias, por parte de la policía federal y los agentes del Instituto Nacional de Migración, donde por cierto se descubrió una red de corrupción que afectó durante años a los migrantes.

Es evidente que el grado de inseguridad que hoy se vive tanto en Norte como en el Centro del país ha afectado todas las ramas de la economía, todos los sectores de la industria de bienes y servicios que durante décadas han sido factor muy importante del despunte económico de estas regiones del país, donde se ubican los grandes emporios, grupos empresariales y transnacionales generadoras de más del 50 por ciento del empleo formal en México.

El problema ha sido sin embargo, que como una forma de combatir la criminalidad de los cárteles del narcotráfico el gobierno de Calderón se ha dedicado durante estos 18 trimestres a hacerles la guerra con los elementos de las fuerzas armadas y policía federal, que sin ningún tipo de estrategia, ni previsión provoca enfrentamientos en espacios públicos, con graves repercusiones para la población y el comercio, así lo ratificaron en la encuesta Mitofsky dos de cada tres mexicanos encuestados, quienes piensan que no se tienen las riendas del país y las cosas están saliendo de control, inclusive en el desarrollo de políticas de desarrollo social como la salud y la educación que en el último trimestre cayeron de 1 a 2 puntos porcentuales.

Otro de los resultados deficientes que se evaluaron en el gobierno calderonista fue el fortalecimiento de la democracia que tan sólo de febrero a mayo de 2011 cayó cuatro puntos porcentuales y que va acompañada de una notoria baja al reconocimiento de atributos como la “honradez, experiencia para gobernar, y capacidad para resolver problemas”, pues según Mitofsky a Felipe Calderón sólo 41 por ciento de los ciudadanos le creen cuando anuncia alguna medida, para resolver la problemática nacional, evaluación similar a la obtenida en mayo de 2010.

Estos indicadores que hablan por sí solos tienen que ver directamente con una actitud fascista y antidemocrática del gobierno calderonista que ha utilizado recurrentemente la judicialización de la política como un recurso para intimidar a sus adversarios y partidos opositores, así lo hizo con Greg Sánchez en Quintana Roo, así lo hizo con el michoacanazo en nuestra entidad y así lo está volviendo a intentar ahora en contra de exgobernadores del PRI, a quienes se encuentra investigando de posibles delitos cometidos en el pasado, como un elemento que habrá de influir en los próximos procesos electorales, ante las condiciones de polarización política por elecciones en cuatro entidades y por el inicio de las contiendas internas por las candidaturas presidenciales rumbo a 2012.

No cabe duda que cuando un gobierno es ineficiente en el desempeño gubernamental, el mejor recurso es la represión política y judicial para desplazar al adversario. Por eso no es creíble el discurso de Felipe Calderón de ser un “gobierno tolerante” a la crítica y a otros grupos y partidos que tienen una visión distinta de la actividad gubernamental con propuestas alternativas.

Fuente: La Jornada de Michoacán

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