jueves, 2 de junio de 2011

Caravana por la paz


IVÁN FARÍAS

Este 4 de junio parte la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad de la ciudad de Cuernavaca, epicentro de los movimientos para repensar el papel del gobierno en la lucha contra el narco y del empoderamiento del ciudadano.

La idea es firmar un pacto nacional en Ciudad Juárez donde se busca presionar al gobierno federal, a los gobiernos estatales y municipales para repensar su papel y plantear las exigencias mínimas.

Citaré la primera de ellas: “Se deben esclarecer y resolver los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, las fosas clandestinas, la trata de personas, y el conjunto de delitos que han agraviado a la sociedad, mediante procesos transparentes y efectivos de investigación, procuración y administración de justicia, en que se procese a los autores intelectuales y materiales, incluyendo las redes de complicidad y omisión de las autoridades responsables. Determinar la identidad de todas las víctimas de homicidio es un requisito indispensable para generar confianza.”

Los cuatro puntos siguientes tratan sobre la forma errónea en que se ha llevado a cabo la estrategia contra el crimen organizado. No es con una estrategia de guerra como se terminará, no limitando derechos humanos y civiles, no será disparándoles, sino atacando sus bolsillos como recularán. Porque el narcotráfico nunca desaparecerá, pero podrá estar controlado por el Estado.

La propuesta tiene claro que el tejido social está dañado y que solamente dando oportunidades a los jóvenes es como podrá resarcirse el daño. Ofreciendo educación, trabajo y expectativas de vida.

Exigen una democracia participativa y no sólo representativa, como hasta ahora se ha estado haciendo. Por eso los movimientos ciudadanos se hacen sin tomar en cuenta los partidos. Un grupo de tlaxcaltecas ha planteado diferentes propuestas para seguir la caravana como una marcha en la ciudad capital. Esta marcha simbólica será desde el Asta Bandera hasta el zócalo. Los esperamos el 10 de junio a las 5 de la tarde para seguir ejerciendo nuestros derechos.

Fuente: La Jornada de Oriente

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