Fuente: La Jornada de Veracruz
A punto del llanto o de enfermar, se encuentran decenas de xalapeños que son víctimas de terrorismo telefónico cuando, de la nada, representantes de las empresas Scrap y Pendulum les pretenden cobrar una deuda, que adquirieron hace años, pero con el Infonavit.
Tal es el caso de la señora Gloria Gómez Peña, quien hace 11 años compró una casa con su crédito del Infonavit, pero al cambiar de empleo ya no contaba con dicha prestación por lo que dejó de pagar al Instituto su vivienda.
Dijo que dejó de pagar, primero por desconocimiento, y después porque le notificaron que había generado un gran recargo, entonces decidió no liquidar su deuda.
Sin embargo, desde hace 6 meses es víctima de terrorismo telefónico de parte de la empresa Scrap, la cual le exige el pago.
“Yo no sabía ni de qué me hablaban, ya luego de ponerme a investigar, me enteré que ya no debía al Infonavit y ahora tengo que pagarle a esa compañía, pero ahora mi deuda es mucho mayor y aparte me quieren cobrar comisión por gastos de cobranza”, expresó.
En este momento, dijo desconocer cuánto es el monto que debe, pues cada vez que le hablan de esa compañía le dan cantidades distintas, por lo que ha cambiado de 3 veces de línea telefónica y aún así, la siguen localizando.
“Son gente muy grosera, ya un día hasta me enfermé, porque me hablan en la madrugada, en la noche, o en cualquier momento y con amenazas y gritos te piden que les pagues, pero yo no tengo confianza, porque a lo mejor les pago a ellos, y después el Infonavit me dicen que también les pague a ellos”, agregó.
Gloria Gómez Peña comentó que ha sido por la conversación de algunos amigos, que también tienen adeudos con el Infonavit, que se ha ido enterando de que su deuda fue vendida a una empresa ajena al Instituto.
“Alguien ya me había dicho que estaban metidos los hijos de Martha Sahagún, pero no entiendo cómo, yo ya fui al Infonavit a ver este asunto, pero sólo me han hecho dar vueltas”, comentó.
Mientras tanto, confesó que cada vez que suena el timbre telefónico le da miedo contestar y la mayor parte del día, su teléfono está descolgado.
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