México D.F., 31 de diciembre de 2010 (Cencos).- En 2010 los campesinos y campesinas de San Salvador Atenco lograron su segundo triunfo. El primero fue cuando ganaron al decreto expropiatorio que pretendía dar paso a la construcción de un aeropuerto durante el gobierno de Vicente Fox; ahora, 8 años más tarde, el movimiento social más importante del país volvió a derrotar a los intereses del Estado al lograr la liberación de 12 de sus integrantes, recluidos injustamente desde mayo de 2006.
“Nos queda mucho que hacer. Esto es como sembrar la tierra. Ahora nos toca cultivar, queremos una cosecha de lo que al tiempo sembramos.[…] Nos esperan muchos años por seguir la lucha. Nuestra existencia entera no va a alcanzar para todo lo que tenemos que hacer. La esperanza se construye, no se espera", decia Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, horas antes de quedar en libertad.
El 1 de julio de 2010 los 12 activistas retomaron su libertad luego de una movilización sin precedentes y articulada en varios frentes, desde la lucha de litigio integral, las movilizaciones (marchas y plantones), la estrategia de medios y hasta el apoyo internacional en más de 20 países. Fueron 4 años fuente de aprendizaje para todos los movimientos sociales durante los cuales tras repetir la verdad de los hechos una y otra vez se logró justicia, esa justicia por la que los atenquenses seguirán luchando. Los 12 presos políticos
• Ignacio del Valle Medina
• Felipe Álvarez Hernández
• Héctor Galindo Gochicoa
• Edgar Eduardo Morales
• Narciso Arellano Hernández
• Julio César Espinosa Ramos
• Alejandro Pilón Zarate
• Juan Carlos Estrada Cruces
• Oscar Hernández Pacheco
• Inés Rodolfo Cuellar Rivera
• Román Adán Ordóñez Romero
• Jorge Alberto Ordóñez Romero
Una lucha de todos
Durante poco más de 4 años, la indignación y búsqueda de la justicia tomaron caminos de lo más diverso. Cada hombre y mujer, cada colectivo estudiantil, red, movimiento u organización de la sociedad civil comenzaron a trabajar por la libertad y el reconocimiento de las violaciones de derechos humanos los días 3 y 4 de mayo de 2006. El trabajo en conjunto avanzó y se fortaleció, pero resultaba insuficiente ante la impunidad y la aquiescencia del sistema de justicia y la falta de visibilidad de estas violaciones por lo que 400 colectivos, organizaciones, redes y movimientos que trabajaron para conseguir la libertad de los 12 se constituyeron en la Campaña Libertad y Justicia para Atenco el 17 de febrero de 2009.
Esa Campaña, cuyo éxito permitió visibilizar los pasos que daba el movimiento para lograr la libertad, emprendió su etapa final “Libertad Ahora” el 24 de abril de 2010. A partir de ese momento aumentó la presión social con el objetivo de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación supieran que los ojos del mundo vigilaban sus decisiones y no permitirían que a pesar de haber avalado la existencia de graves violaciones a los derechos humanos durante los operativos de aquel 2006, se decidieran por mantener en la cárcel a los 12.
Voces de la vida política, pero también artística y cultural, líderes de opinión, escritores, periodistas y académicosexpresaron su rechazo a la criminalización de la protesta social. Personajes como Julieta Egurrola, Eduardo Galeano, Manu Chao, Adolfo Gilly, la nobel de la Paz Jody Williams, Carlos Fazio, de entre un gran coro de protesta, aprovechaban cada oportunidad y foro para hablar de Atenco, hablar de la violencia de Estado y exigir la libertad.
El FPDT salió de gira por 25 estados del país, se realizaron más de 250 acciones en 20 países y se llevó el mensaje a más de un millón de personas, según cifras de la propia Campaña. Tras 18 meses de trabajo y luego de conseguir la libertad de los 12, esta Campaña concluyó el 8 de agosto de 2010, en el aniversario del natalicio de Emiliano Zapata, gran referente de todas las luchas campesinas de México en el siglo XX y XXI.
Los años de encierro, marcas que no se borran fácilmente
Luego de las violaciones a los derechos humanos de cientos de hombres y mujeres, las detenciones arbitrarias, torturas y tratos crueles y fallas al debido proceso, 9 presos políticos fueron encarcelados en el penal de Molino de Flores y tres más en la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, donde comenzó una nueva etapa de injusticias para ellos y sus familias relacionadas a las malas condiciones carcelarias, la desintegración social y los daños psicosociales.
“Cuando lo llevaron al Altiplano inconsciente de tanto golpe que le dieron, hay cosas que no recuerda a la fecha, que no recuerda. En los primeros tres meses no coordinaba”, cuanta Trinidad Ramírez del ingreso de su esposo Ignacio del Valle al penal en el Informe colaborativo de violaciones a los derechos humanos “12 presos por la defensa de la Tierra. Es tiempo de su libertad”.
Desde su llegada “los mismos internos de ahí, sí querían hasta pues pegarles, ¿no? Incluso no se si tendrían alguna orden o no se pero a todos les buscaban, trataban de intimidarlos”, relata María Leonor Romero Morales, madre de los hermanos Jorge Alberto y Román Adán Ordóñez Romero, en el mismo informe del Comité Libertad y Justicia para Atenco y cuatro organizaciones más.
En él se documenta el hacinamiento, falta de agua, alimentación suficiente y de calidad, falta de medicamentos y la subordinación de unos internos a otros “con el contubernio de las autoridades del penal”. Incluso, se constatan “las revisiones denigrantes a las que son sometidos sus familiares, especialmente, las mujeres” cada sábado que visitaban a sus presos.
Resalta el caso de Héctor Galindo a quien “se le prohibió, durante 15 meses, recibir visita familiar, ante la imposibilidad de demostrar lazos consanguíneos con su familia adoptiva”.
Para recordar
La lucha del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra comenzó a finales de 2001 cuando pobladores de San Salvador Atenco y otras comunidades del lago de Texcoco se enteraron por los medios que le sería expropiadas 5 mil hectáreas de sus ejidos para la construcción de un aeropuerto internacional inscrito en el Plan Puebla Panamá (ahora Iniciativa Mesoamericana). Resistieron y echaron abajo el decreto expropiatorio el 11 de junio de 2002.
La fuerza del Estado se volvió a activar en su contra en 2006. Lo ocurrido el 3 y 4 de mayo de 2006 en San Salvador Atenco, Estado de México, durante el operativo implementado por la entonces Policía Federal Preventiva, desató un gran número de violaciones graves a los derechos humanos contra las y los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), en contra también de habitantes atenquenses que no tenían relación con el movimiento así como en contra de activistas y defensores y defensoras de derechos humanos, quienes sufrieron tortura física, psicológica, allanamientos, y detenciones arbitrarias entre otras violaciones.
Después de estos actos represivos, el Estado, mediante el uso faccioso de la fuerza y las leyes como han afirmado diversos integrantes de la academia y de la sociedad civil, nacional e internacional, encarceló ese mismo día a 108 personas, llegando días después a más de 200 detenciones arbitrarias. A cuatro años de estos sucesos 12 personas continuaban privadas de su libertad en el penal Molino de Flores y El Altiplano, con penas que van de 31 a 112 años de prisión, pero lograron su libertad el 1 de julio de 2010. Durante el encierro, había ocasiones en que la situación podía empeorar, los primeros seis meses Ignacio, Felipe y Héctor eran golpeados varias veces al día, “los custodios tenían mucho coraje, porque, pues siempre les decían 'griten cabrones, como cuando andan en la calle gritando “Zapata vive”' y dice que 'ese es el coraje que les dio, porque nunca les dimos gusto'”, narra Catalina González Rosas, esposa de Felipe.
Además, se presentaban constantes aislamientos e incomunicaciones como impedir visitas, llamadas telefónicas, correo o lecturas, el retiro de sus pertenencias entre ellas expedientes jurídicos, almohada y cobija.
Mientras tanto, fuera de la cárcel el movimiento también se vio afectado psicosocialmente y las familias y la comunidad tampoco fueron la excepción. En la comunidad se trastocó la referencialidad del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra como sujeto cohesionador de la dinámica comunitaria, dicen los resultados del Seminario de Acompañamiento Psicosocial con familiares.
A su vez, se vieron truncados la vida de las mujeres y hombres de Atenco, dando “un cambio de atención y de prioridades vitales” ya que “la situación de tener un familiar preso trastoca radicalmente el proyecto de vida tanto de los detenidos como de los familiares”.
En el seminario se detectó la pérdida de la estabilidad y tranquilidad, disrupciones y cambios de roles en las estructuras familiares, “permanente tensión, incertidumbre y preocupación” reflejados en hipertensión, dolor de cabeza, agotamiento, padecimientos psicosomáticos y síntomas de depresión.
Desde entonces y hasta la fecha, los resultados de este cambio social, apunta el informe, se reflejan en que la mayoría de las personas no aceptan defender sus tierras, se han vuelto más activos con foros y asambleas sobre como defender sus derechos, buscan reconstruir la confianza y la cohesión, y en particular los familiares se han caracterizado por su fuerza y perseverancia que mostraron durante todo el proceso y hasta conseguir la libertad de sus presos.
Ahora libres, es necesario que el Estado se responsabilice y repare los daños “que van más allá de la indemnización económica y contemplarían la dimensión ética, moral, psicológica, física, jurídica, y política debido a que las violaciones de las que han sido objeto han afectado todas las esferas de su vida”.
¡Atenco vive, la lucha sigue!
El primer día de 2011 los 12 de Atenco cumplirán sus primeros 6 meses de libertad, luego de 4 años de cárcel. El pasado, aunque sin olvidarse, ya empieza a acumularse en la historia de un pueblo y un movimiento que con buen paso cumplirá sus primeros 10 años de existencia.
Doña Trini, líder emblemática siempre al frente con paliacate y machete, es portadora de esa vitalidad del Frente: “seguimos reorganizándonos,- plática para Cencos - por lo menos en Atenco no hemos vendido, ni venderemos nada. Sería caminar sin rumbo sería no tener identidad, no saber quien somos ni que hacemos, sería negar nuestra historia”.
“Alcanzamos la libertad pero no hemos alcanzado la justicia porque en Atenco las violaciones a nuestras compañeras, los asesinatos de Javier Cortés y de Alexis Benhumea, lo que nos robaron, la desintegración de las familias que no han querido regresar, y todo lo que trajo la represión, aun no es reparado”.
A pesar de haber ganado esta batalla “la comunidad sigue con problemas de vivienda, de escolaridad, de salud, esas han sido las demandas y el principal problema sigue siendo el de la defensa de la tierra”.
La represión ahora, parece cada vez más sólo un paréntesis de una lucha aún mayor, “encarcelar a nuestros compañeros fue una estrategia de parte del gobierno para que desistiéramos de seguir en la defensa de la tierra, pero esto reafirmó nuestra convicción de seguir adelante, porque demostramos que defender la tierra no es un delito, es un derecho”.
Fuente: Centro Nacional de Comunicación Social