jueves, 10 de septiembre de 2009

Pulso crítico


J. Enrique Olivera Arce

Méndez de la Luz, poniendo el dedo en la llaga

En nuestros países la resistencia vendrá del pueblo oprimido y sometido en torno a la convicción de que hay nuevas y distintas maneras de escribir la historia.
J. E. Olivera Arce (elatico.com)

Parando en seco la especulación sobre una posible alianza de Convergencia con el PRI en el camino al proceso electoral del 2010, Armando Méndez de la Luz fue enfático al pronunciarse públicamente, señalando, al margen de la amistad de muchos años con Fidel Herrera Beltrán, la inviabilidad del tal posibilidad difundida por los rumorólogos.

En política todo puede suceder, hasta las alianzas del PRI con quienes están a favor de la pena de muerte y la educación patito, o las observadas de Convergencia con el PAN. Sin embargo, también es cierto que las circunstancias que se viven en el país y en nuestra entidad, no pueden sostener lecturas lineales de un pasado ya superado. La realidad que vivimos es otra, la imagen de la profunda crisis de representatividad y credibilidad por la que atraviesan los partidos políticos, esta viva y actuante en el imaginario popular. Para el 2010 la ciudadanía no elegirá al futuro gobernador votando por un partido político en específico ni cifrará sus esperanzas en quien mayor número de despensas o pisos fieles otorguen; cada ves es mayor la convicción de los votantes potenciales en que habrán de sufragar por el candidato que mayor confianza ofrezca con respuestas claras, concretas y viables al deterioro social y económico que empobrece a las mayorías.

El abstencionismo y el llamado voto nulo convergen a tal imaginario popular..

En las declaraciones de Méndez de la Luz, este expresa que Dante Delgado Rannauro es el candidato natural con mayores posibilidades de éxito en el 2010. Lo afirma en su calidad de dirigente estatal de Convergencia y uno de los más cercanos colaboradores de Dante. Sin embargo, más allá de sus preferencias personales y de lo que está obligado como dirigente partidista, a mi juicio lo verdaderamente relevante de sus públicas declaraciones, es que ésta poniendo el dedo en la llaga en un tema por demás urgente y prioritario. La inviabilidad de toda posibilidad de alianza con el PRI, radica en lo que hoy es sustantivo para México y para Veracruz: la diferencia conceptual entre la continuidad del neoliberalismo depredador y la convicción de la izquierda bien intencionada que pugna por un nuevo modelo de país.

El mensaje rebasa los límites estrechos de un partidismo político formal. No va dirigido a la militancia de Convergencia, PT o PRD. Más allá del interés coyuntural de típico corte electoral, Armando Méndez de la Luz se dirige a la sociedad en su conjunto, en el que se incluye a la militancia del PRI. La hora de definirse en torno al destino de este país ha llegado. Se está o no se está por el cambio de rumbo. Se está o no se está por un nuevo modelo de país. En la circunstancia política del 2010, esta definición habrá de reflejarse en las urnas.

Para la izquierda electoral en constante confrontación, el mensaje también es claro. Se está a favor o en contra de Andrés Manuel López Obrador y su proyecto de un nuevo modelo de país. Se está a favor de la unidad con un programa único, consensuado a partir de las bases militantes, o se está en contra dándole continuidad a la irracional postura del canibalismo político. Se está a favor o en contra de un candidato único a la gubernatura, que aglutine a la izquierda electoral y social.

En la democracia representativa, entendida esta a la mexicana, todo triunfo electoral se sustenta en el dictado del sufragio. Se gana o se pierde, así sea por un voto. Imponiéndose la artificiosa legalidad por sobre la legitimidad, pero así son las reglas del juego y a ellas hay que atenerse. El PRI y sus espurias alianzas, con todo el peso de la administración pública estatal a su servicio, puede ganar, no duda cabe, así sea postulando una marioneta y agitando su discurso de siempre. Pero sería lastimoso el que la izquierda volviera a ser derrotada por la propia izquierda. De ahí la relevancia del mensaje de Méndez de la Luz; la izquierda electoral y la izquierda social, esta última sin distingo partidista de hombres y mujeres de buena voluntad, aglutinada en torno a un programa mínimo consensuado en la base y a un candidato único que se comprometa con la lucha por el cambio de modelo de país, pueden dar la sorpresa en Veracruz. A ello hay que apostarle.

pulsocritico@gmail.com

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