J. Enrique Olivera Arce
Bursatilizar o no bursatilizar, el tema ya es político
La polémica en torno al endeudamiento de la administración pública veracruzana cobra inusitada fuerza tras haber anunciado el Gobernador Herrera Beltrán su voluntad de contraer nuevos pasivos mediante la bursatilización a un plazo de 15 años de un porcentaje de las participaciones federales que anualmente recibe la entidad.
No está ya a discusión si la bursatilización es o no endeudamiento. Esta parte de la polémica está superada. Los tenedores de bonos bursátiles exigirán en su momento el capital suscrito y el correspondiente servicio anual de la deuda.
El tema ahora es político y va de por medio la credibilidad a que se ha hecho merecedor el titular del poder ejecutivo estatal.
Para unos la medida anunciada y ya en manos del Congreso local para su revisión y, en su caso, aprobación o desaprobación, constituye un golpe maestro de Fidel Herrera Beltrán para subsanar el déficit presupuestal de la entidad a que dieran lugar los recortes de las participaciones federales y/o un presunto subejercicio por parte de la administración calderonista en aquellos renglones que para el impulso al desarrollo de Veracruz son sustantivos. El anuncio de la revolucionaria medida a adoptar por el titular del ejecutivo no sólo se aplaude, incluso se ha destacado que con ello se contribuye a dar luz al gobierno federal sobre las medidas más convenientes para salir avante del shock que calificado inicialmente como “catarrito”, hoy tiene en jaque a las finanzas públicas de la nación.
Para otros, quizá los menos pero no por ello descalificados para juzgar la conveniencia o no de bursatilizar parte de las participaciones federales que le corresponden a la entidad, el anuncio de la colocación de emisiones bursátiles por 6 mil 800 millones de pesos en la bolsa de valores, a un plazo de 15 años, para subsanar el déficit que impide la conclusión de obra pública iniciada así como la prestación de servicios públicos indispensables para la buena marcha de la sociedad veracruzana, la medida no puede ser sana en tanto que lejos de eliminar gastos superfluos y canonjías fuera de orden, así como buscarse la ampliación de la base tributaria para que la administración fortalezca la hacienda pública, se recurre sin más a un endeudamiento multimillonario. Deuda que sumada a la ya adquirida con la bursatilización del impuesto sobre la tenencia de automotores, gravitará sobre las disponibilidades netas de las próximas administraciones públicas de la entidad en perjuicio de la promoción e impulso al crecimiento económico y desarrollo.
Vale la pena destacar que para los primeros, sin mayor análisis es simple seguidísmo. No conciben que el Maestro Fidel Herrera Beltrán, como cualquier mortal pueda equivocarse en la toma de aquellas decisiones que le competen. Contradecirle no es políticamente correcto, a la par que piensan en el presente y sus intereses mediatos, y no en las consecuencias futuras.
Para los segundos, a la inversa. Lo sustantivo de su crítica apunta a las consecuencias futuras por sobre los presuntos beneficios en el presente, aún a sabiendas de no ser políticamente correcto opinar en contrario a lo dispuesto por el gobernador.
Parafraseando a Vicente Fox, el gobernador propone y el Congreso local dispone. La propuesta está ya en manos de la Legislatura y, atinadamente, el presidente de la Junta de Coordinación política antes que convocar a la bancada del PRI al tradicional mayoriteo, ha declarado su disposición a la consulta y busca del consenso entre las diversas expresiones partidistas que conforman el máximo organismo colegiado de representación popular en Veracruz. Cauta medida, pues de la decisión que tomen los diputados locales dependerá el juicio histórico que habrá de recaer sobre la actual Legislatura, como fuera el caso de la aprobación del adeudo contraído al final de la administración alemanista.
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