Fuente: La Jornada de Veracruz
Difusión: Soberanía Popular
Córdoba, Ver. La realidad de la pobreza extrema en la que viven miles de familias indígenas del estado va más allá de los discursos y de las declaraciones oficiales de los gobiernos que no dejan de ver a los pobres como un objeto de mercadotecnia electoral o, en el peor de los casos, como un mal necesario que justifique políticas públicas de inversión social.
Abandonados por todos, campesinos empobrecidos provenientes de municipios de la zona centro de la entidad, soabre todo en aquellos cercanos a la sierra de Zongolica, emigran a otros lugares en busca del sustento diario.
Este abandono y el consecuente desapego de sus comunidades lo viven como otros lugares, los pueblos de la Región Montañosa Central, en su mayoría habitados por una gran cantidad de familias disfuncionales formadas ya por mujeres y niños; los hombres, esposos, padres, hermanos y abuelos se han ido para buscar un trabajo digno y conseguir el mínimo ingreso para enviar a sus familias, atosigadas por la pobreza y la marginación.
Los indígenas migrantes, niños de 13 años hasta adultos mayores a los 50 años, se van de sus comunidades para buscar trabajo en las grandes ciudades como la Ciudad de México, Veracruz, Monterrey y el municipio de Córdoba.
De acuerdo con los presidentes municipales de Chocamán, Calcahualco y Tomatlán, cada vez son más los hombres que se van de las comunidades para darle una mejor vida a sus familias.
En el municipio de Calcahualco, uno de los que refleja un elevado índice de marginación a nivel nacional, según la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), familias enteras han dejado sus comunidades, olvidando el campo, para irse a las ciudades, señaló el alcalde Lázaro Frías Galván.
Dijo que este municipio se consideraba uno los principales productores de papa, sin embargo el abandono de las tierras, ha provocado que la producción de esta verdura disminuyera hasta 80 por ciento.
Para el productor de papa, en la comunidad de Nueva Vaquería, Pablo Aldama Delgado, otro de los factores que tienen en su contra para producir son los constantes cambios de clima.
“Debido a que el fertilizante está muy caro, además de los cambios bruscos de temperatura, la producción de papa en el municipio ha ido desapareciendo, ya que los productores dicen que ya no es negocio”, abundó.
Recordó que hace más de cuatro años, la papa era la principal fuente de trabajo y economía del municipio, sin embargo, debido al fertilizante de excremento de pollo, el cual contaminó la mayor parte de las tierras, las cosechas se perdieron.
“Las heladas queman todos los plantíos, invertimos mucho y generamos poco, ya no es negocio, muchos han decidido abandonar esa producción para sembrar otro producto”, asentó.
El munícipe apuntó que 50 por ciento de la población está viviendo en otra ciudad, esto ha provocado que la economía esté debilitada y el campo se quede en el olvido.
En tanto, el municipio de Chocamán, su alcalde Esteban Escamilla Prado, reconoció que la situación económica por la que atraviesa su municipio ha sido uno de los principales aliados para que mujeres, hombres y niños abandonen a sus familias para buscar una mejor vida.
Señaló que muchos padres de familia ya no pueden sostener la educación de sus hijos, lo que provocará que muchos de ellos dejen la escuela a una corta edad.
Estimó que cerca de 20 por ciento de los jóvenes –primaría, secundaría y bachillerato– dejarán de estudiar a consecuencia de la falta de dinero y empleo, lo que generará mayor inseguridad.
Advirtió que la economía en Chocamán no es alentadora, ya que depende principalmente del campo, el cual está muy deteriorado.
“No hay recursos suficientes para que el campo salga adelante, no sé le podrá dar trabajo a los migrantes, ya que el campo está muerto”, abundó.
La situación en el municipio de Tomatlán no es alentadora, señaló Martín Reyes Anaya, pues aseguró que, como en otros municipios, aquí 30 por ciento de la población trabaja fuera.
Xocotla: crónica de un lugar marginado
La comunidad de Xocotla, una de las 52 del municipio de Coscomatepec, es el reflejo de lo que la crisis económica que el Presidente Felipe Calderón no ha podido sacar adelante.
Esta comunidad se sitúa a hora y media del municipio de Chocamán y a 15 kilómetros del volcán Pico de Orizaba; cuenta con alrededor de 8 mil habitantes en extrema pobreza, todos dedicados a las labores del campo.
Para llegar a esta comunidad es necesario atravesar al cabo de hora y media, un camino de terracería; conforme se va acercando uno a la comunidad, el frío se empieza a intensificar cada vez más; al entrar, las miradas fijas se dejan sentir.
Caritas y ropa sucia, niños descalzos, labios resecos y mejillas rojas por el frío, miradas de tristeza y asombro, casas de madera, cultivos secos, el pastoreo de los borregos y el transporte de la leña llevada a espaldas, es lo que se ve y se vive a diario en la comunidad de Xocotla.
Aquí, el hambre es el principal enemigo de los niños, quienes diariamente luchan por sobrevivir en una comunidad donde no hay trabajo.
Treinta por ciento de sus habitantes se encuentran en la Ciudad de México, buscando una mejor vida para sus familias, donde las niñas de 12 a 15 años se encuentran ya procreando uno o hasta dos niños, donde ir a la capital del país es su mejor deseo, aunque eso conlleve muchos problemas como la drogadicción, el alcoholismo e inclusive la muerte.
El fantasma de la marginación, el hambre y de la realidad hace ver la realidad de lo que en México está sucediendo.
“Aquí nunca se aparece el alcalde municipal (Andrés Melchor López), nunca nos ha apoyado, sólo vino cuando necesitaba nuestro voto y de ahí en fuera ya no regresó, lo hemos ido a buscar para pedirle apoyo y sólo dice que para Xocotla no hay apoyos”, refirió don Heriberto mientras rejuntaba palos para su leña.
Conforme pasan las horas, el frío de aquí es más intenso, se van observando cada vez más los rebozos de las señoras, sin duda algunas inmunes a las bajas temperaturas.
Al caminar sobre las calles empedradas, se ve una gran cantidad de niños de 5 a 7 años, quienes no alcanzaron lugar en los dos jardines de niños, o su familia no tuvo los recursos suficientes para ingresarlos, niños que ahora juegan incrédulos de su realidad.
Aunque jugar aquí para los niños no es una evento regular, muy pocos los hacen, la mayoría debe ayudar a los trabajos de casa, como Luis, que sube a diario al cerro para recolectar y cargárla a lomo para caminar por más de tres horas hasta llegar de vuelta a casa; luego descansa, pero no mucho porque aún le quedará más trabajo por hacer.
“Me levanto todos los días a las 6 de la mañana, desayuno un pan, cuando se puede huevos; salgo con mis amigos en busca de palitos para llevarlos a casa y mi mamá pueda hacernos de comer”, explicó.
No obstante, otro de los problemas que enfrenta esta comunidad, es que aquí, las niñas de entre los 12 y 15 años ya se encuentran procreando uno o hasta dos hijos, según dieron a conocer algunos maestros. Además de que muchos jóvenes son víctimas de la drogadicción, una forma que buscaron para refugiarse en la soledad.
Al caer la noche, las temperaturas bajan: hasta 8 grados se llega a sentir, “pero no importa”, dice una mujer, “aquí ya estamos acostumbrados a las heladas”.
Una noche más que llega a la solitaria Xocotla, mientras la esperanza sigue viva en el esfuerzo de sus varones que ya han partido para buscar un mejor futuro para los suyos.
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