Fuente: Amnistía Internacional
Difusión: Soberanía Popular
El personal de un refugio para migrantes indocumentados en el noreste de México ha recibido reiteradas amenazas. Los migrantes que se alojan en refugio y el personal que trabaja en él corren peligro.
A primeras horas del 11 de octubre, un miembro del personal de Belén, Posada del Migrante en Saltillo, estado de Coahuila, oyó fuertes ruidos procedentes del exterior de la Posada. Se asomó a la calle y vio a un grupo de 12 personas que huían: habían destrozado el contador de la electricidad, y el refugio estaba sin corriente eléctrica.
El 25 de octubre, a las dos de la madrugada, el personal del refugio oyó que alguien, desde el exterior del edificio, gritaba amenazas como “pinches putos” o “lárguense, pendejos”, y vieron a unas personas arrojando piedras contra el refugio, rompiendo varias ventanas y destrozando el transformador eléctrico. Desde el 14 de octubre, tres miembros del personal (la hermana María Guadalupe Argüello, Alberto Xicoténcatl Carrasco y Sandra Luz Albicker Aguilera) han venido recibiendo llamadas telefónicas anónimas tanto en el refugio como en su casa, entre las dos y las cinco de la madrugada. Los autores de las llamadas no dicen nada, sólo se escucha un ruido como un latido de corazón.
Desde el 5 de octubre, el padre Pedro Pantoja Arreola, que dirige la Posada, ha recibido en su móvil, durante la noche y la madrugada, una serie de llamadas telefónicas amenazadoras en las que le dicen: “chinga tu madre” y “ya mejor dedícate a otra cosa”. Hasta el momento ha recibido 10 llamadas así.
El personal del refugio ha denunciado los hechos ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), pero ésta no ha abierto ninguna investigación al respecto, ni ha ordenado protección efectiva para el refugio y su personal. La PGJE ha sugerido el cierre total del refugio, ya que no es probable que el acoso cese.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Centenares de miles de migrantes irregulares (personas que carecen de documentos oficiales de viaje) tratan cada año de atravesar México desde América Central y del Sur para llegar a Estados Unidos. Muchos son detenidos por las autoridades de migración mexicanas y devueltos a sus países de origen. Amnistía Internacional visitó recientemente México para investigar los informes sobre violaciones de derechos humanos contra estas personas, y descubrió que muchas habían sido secuestradas por bandas, en ocasiones con la complicidad de funcionarios locales. La impunidad por los abusos contra los migrantes, que se encuentran en una situación extremadamente vulnerable, ha permitido que dichos abusos aumenten desde aproximadamente el año 2003, pese a los compromisos del gobierno de garantizar el respeto por los derechos de los migrantes. Los refugios para migrantes proporcionan ayuda humanitaria temporal, como comida y atención médica, a los migrantes durante su viaje.
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