OFRANEH * en Adital Noticias.
El día 15 de septiembre los países centroamericanos y México celebraron sus 188 años de independencia de España. El ambiente enrarecido que se vive en nuestro país nos obliga a reflexionar sobre el rumbo político y económico que determinará el futuro de la región.
La inducción exógena a estados fallidos que hemos vivido en los últimos años, forma parte de una estrategia de dominación practicada por los Estados Unidos, en donde el narcotráfico se ha convertido en la disculpa para promover la intervención.
Los deslucidos desfiles militares acompañados por un pueblo con hambre y sed de justicia, no logró servir de catarsis para el pueblo que cada día ven a sus gobernantes convertirse aún más en vasallos de los intereses transnacionales. En el caso de Honduras es aún más vergonzoso, pues el ejercito cipayo y los títeres de Washington cada día pisotean más los derechos humanos del pueblo hondureño.
El narcotráfico es la excusa de los Estados Unidos para las conjuras y la represión que se aplica a lo largo del istmo, en persecución de un negocio made in usa, que le ha servido para el control social interno en ese país a través de la drogadicción al mismo tiempo que justifica la militarización al sur de la frontera.
La Iniciativa Mérida, réplica del Plan Colombia, es una maniobra más para crear las situaciones propensas a una intervención directa acompañando a nuestros ejércitos nacionales, a los cuales les queda imposible disfrazar su rol de ejércitos de ocupación.
La fabricación mediática de falacias que vienen efectuando los medios de comunicación locales afines a la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), distorsionan la realidad y se dan el lujo de engañar a pueblos que sufren de un severo analfabetismo político, como consecuencias de las guerras fratricidas de los años 80 y del menguado acceso a los beneficios de la educación formal.
La guerra en contra de las drogas, de donde deriva tanto el plan Colombia y la Iniciativa Mérida no son más que parte de un drama singular en donde los Estados Unidos pone el mercado, los precursores químicos, las armas y el blanqueo de las ganancias de las drogas; al mismo tiempo que estampa un sello de represión en toda la región, acompañado en los últimos años de una proliferación de bases para supuestamente desde ahí controlar el flujo de estupefacientes.
Es interesante además como surgen bandas de militares organizados, entre ellas los zetas y kaibiles, que posteriormente de participar en las fuerzas represivas pasan a conformar las huestes de sicarios de los carteles de las drogas. Al igual que las bandas juveniles conocidas como maras, originadas en las cárceles de los Estados Unidos donde son recluidos los jóvenes centroamericanos. La Iniciativa Mérida incluye a las maras como uno de sus objetivos militares, sin tener en cuenta el origen socioeconómico de la problemática y el papel jugado por las políticas económicas neoliberales y el desplazamiento poblacional causado por las guerras locales de los años 80.
El golpe de Estado en Honduras, intervención directa de los Estados Unidos, que sus afines trataron de maquillar como sucesión constitucional, siendo este un ejemplo más de la inducción a crear estados fallidos promovidas tanto por la administración Bush como la Obama. En la actualidad en Honduras existe un gobierno de facto que según sus medios de comunicación nada inusual está sucediendo en el país, mientras la realidad demuestra una ingorbernabilidad que a pesar de la represión es altamente palpable y debilitante.
La construcción de una base militar en la Moskitia Hondureña (Caratasca) se suma a las siete bases que Estados Unidos logró obtener de la administración de Álvaro Uribe, con el supuesto objetivo de afianzar el Plan Colombia, pero que muchos interpretan como una ofensiva para desestabilizar al gobierno de la república Bolivariana de Venezuela.
El choque de bloques comerciales y políticos ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) y el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de las Américas) ha intensificado en forma abrumadora la intervención por parte de los Estados Unidos que quedó demostrada con el golpe militar del 28 de junio. Es indudable el rol jugado por los servicios de inteligencia de ese país, los que no vislumbraron la heroica resistencia que ha demostrado el pueblo hondureño y su rechazo a la intervención yankee.
Las empresas telefónicas extranjeras, fruteras internacionales, consorcios petroleros y la oligarquía local, participaron en financiar la defenestración de Manuel Zelaya, que al pretender efectuar una encuesta no vinculante recibió los ataques virulentos por parte de los medios de comunicación locales que comenzaron una guerra mediática en su contra, acompañada por interpretaciones venenosas sobre la encuesta.
Es importante reflexionar sobre el papel jugado por el diario Wall Sreet Journal (WSJ), propiedad del ultraconservador Rupert Murdoch. Desde el primer día del golpe el WSJ ha venido apoyando a los transgresores de la ley, al mismo tiempo que inició una campaña de satanización de la izquierda hondureña con vista a calificarla de estar asociada a grupos terroristas. Murdoch y sus medios son equiparables al trabajo de conversión de Honduras en estado fallido que ha venido realizando el Sr. Jorge Canahuati, propietario de los periódicos El Heraldo y La Prensa, destacados como especialista en distorsión de la información y azuzamiento.
México y Honduras en la actualidad ostentan el calificativo de estados fallidos, como producto de las intervenciones directas de los Estados Unidos que ha comprobado la utilidad de derruir la instituciones locales para justificar intervenciones. El efecto dominó se hará sentir en los próximos meses y Guatemala se encuentra en la lisa de espera. Para el imperio la apropiación de los recursos naturales es un objetivo inminente, en especial los recursos energéticos que son esenciales para poder proseguir en el derroche de combustibles fósiles que caracteriza al país más depredador del planeta.
A los 188 años de lo que fue la supuesta independencia de España, manipulada por los criollos y el clero, es objeto de "festividades" que siempre han servido para sacar a relucir las oxidas y obsoletas armas, la sensación que prevalece entre nuestros pueblos - a excepción de las exiguas elites dominantes- es de estar ocupados militarmente por ejércitos cipayos al servicio del mejor postor. La independencia económica nunca existió y la política ha sido una larga lista de traiciones incubadas en Washington y de guerras fratricidas donde siempre los victoriosos son los intereses de los Estados Unidos.
Nuestros pueblos reaccionan en este momento a la fatalidad impuesta por el imperio. El golpe militar en Honduras ha sido una enorme escuela política para los hondureños, que ya no retrocederemos en la conquista de una patria para todos a través de una Asamblea Constituyente que redactará una constitución que reflejará los intereses del pueblo y no sólo la elite adepta al Tio Sam, sus cañoneras, bananeras y sus geoestrategias militares.
La Ceiba, 16 de Septiembre del 2009
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