Fuente: La Jornada de Zacatecas
Redacción
Carlos A. Sánchez*
–Primera de dos partes–
El petróleo abundante y barato ha ejercido en los últimos 150 años un papel casi mágico como impulsor de la economía mundial y su falta por agotamiento o alto precio puede traer consecuencias muy graves en todo el mundo.
Apurado por incluir cifras y datos de interés para el lector y para reforzar este artículo, le hice una simple pregunta al famoso buscador Google: ¿cuánto petróleo queda en el planeta?
Para sorpresa mía, la máquina contestó enseguida, no con el esperado “cero resultados para su pregunta”, sino ofreciéndome un millón 510 mil páginas “aproximadamente” en español y en inglés sobre ese tema. La segunda sorpresa es que ya desde los primeros resúmenes leídos del millón y medio ofrecido, uno cae en cuenta de que nadie sabe a ciencia cierta la respuesta.
Unos opinan que hay petróleo para otros 100 años, en tanto otros sostienen que la cantidad de hidrocarburos que queda en los yacimientos en explotación durará no más de 40 años.
“Esa es una pregunta cuya respuesta cambia cada año”, “el petróleo no se está acabando”, “hay petróleo para 140 años”, “quedan muchos millones de barriles todavía y nadie sacará los últimos, por lo caro”, decían algunos trabajos.
De las 50 o 60 entradas revisadas por nosotros, por esos diversos caminos van muchas de las respuestas y análisis presentados por organizaciones y entidades privadas, semiprivadas y paraestatales.
Pero observé que fueron elaborados en su mayoría por personas que aprovechan la ocasión para dar sus propias opiniones predeterminadas y no disponen de preparación académica o recursos financieros para hacer estudios de campo en yacimientos en explotación.
Eso es muy caro y requiere de permisos empresariales o gubernamentales, que no son fáciles de conseguir. Sin embargo, los estudios se hacen, y especialmente cuando un analista es respaldado por universidades o medios de prensa fuertes, las cosas pueden caminar.
Por ejemplo, la revista National Geographic en Español publicó en su número de julio el artículo del analista Paul Roberts, Un mundo de petróleo. En él esa institución fija su postura en el debate y en ningún momento apoya algún pronóstico de agotamiento ni da fechas, pero acepta que “la era del petróleo barato ha quedado atrás”.
En relación con la pregunta incial observé cifras proporcionadas por la industria petrolera en su informe IHS 2006, donde se dice que ese año el total mundial de reservas era de mil 255 gigas de barriles de crudo (un giga es la unidad seguida de nueve ceros). Esa cantidad podría leerse como un billón (un millón de millones) 255 mil millones de barriles.
Luego encontré estimados sobre reservas petroleras en el Reporte 2006 de la entidad alemana Grupo Observador de la Energía, conocido como EWG (Energy Watch Group), que basa sus cálculos en la producción real y no en las engañosas cifras de las reservas probadas y probables, que han demostrado no ser fiables.
Eso quedó demostrado en el año 2006, cuando la poderosa firma agloholandesa Royal Dutch Shell rebajó sus cifras declaradas de reservas 30 por ciento “después de revalorar los reales volúmenes de crudo en sus yacimientos”. Así, al EWG le dan sus cálculos solamente 854 gigas (miles de millones) de barriles.
En 2007 el Panorama Energético Internacional (IEO, por su siglas en inglés, publicado cada verano por el Departamento de Energía de Estados Unidos) afirmaba que la producción global de todos los energéticos líquidos provenientes de la tierra alcanzarían los 107.2 millones de barriles diarios en 2030, un aumento significativo frente a los 81.3 millones de b/d producidos en 2006.
Sin embargo, sólo dos años después, en 2009, la última edición del informe, encontramos que se ha reducido penosamente la cifra pronosticada para 2030, año para el que proyecta sólo una producción de 93.1 millones de b/d, o sea, 14.1 millones por debajo de su pronóstico anterior.
Añade el documento que incluso si se adiciona un aumento mayor al esperado en la extracción de combustibles no convencionales, todavía se terminará con un aumento neto de 11.1 millones de b/d en la oferta mundial de combustibles líquidos en comparación con el alza proyectada por el IEO. En fin, que no hay una cifra común reconocida por todos los países.
El pico petrolero mundial
La cuestión sobre el agotamiento de la riqueza petrolera mundial cobró fuerza en octubre de 2007, cuando el diario británico The Guardian publicó un estudio de la entidad alemana EWG en el que indica que el pico petrolero mundial lo cruzamos en 2006.
De ser así, eso significa que la mitad del petróleo que heredamos de remotas eras geológicas ya lo consumimos. Después entramos en una meseta estadística durante la que se mantiene el nivel de producción máximo alcanzado, pero ya no podrá elevarse.
Esa meseta es de diferente extensión, según el tipo de explotación de cada yacimiento y de su tamaño. Así, después de algún tiempo, la producción comenzará a decaer en varios puntos porcentuales.
Es una curva en forma del perfil de una campana y se llama curva de Hubbert, elaborada por el geólogo M. King Hubbert, quien fue el que desarrolló tal técnica para determinar cuando se alcanza un pico petrolero. Hubert pronosticó, con acierto, a fines de la década de los años 50 del siglo pasado que Estados Unidos alcanzaría su pico en 1971.
El EWG afirma que después de cruzar el pico la declinación anual será de varios puntos porcentuales para 2020 y aun más en 2030, año en el que el suministro caerá dramáticamente.
Añade que eso creará una brecha en la oferta que difícilmente podrá cerrarse con los aportes, aunque sean crecientes, de otros energéticos fósiles, de fuente nuclear y fuentes alternativas de energía en el periodo que nos separa de las décadas de los 20 y 30.
La entidad alemana añade en sus conclusiones: “el mundo está al principio de un cambio estructural de su sistema económico”. Agrega que “ese cambio será desencadenado por los declinantes suministros de energéticos fósiles e influenciará en casi todos los aspectos de la vida diaria”.
En su párrafo final, el reporte del EWG afirma: “hasta hace poco la Agencia Internacional de Energía (AIE), una entidad que agrupa sólo a los países más ricos y desarrollados, negaba la posibilidad de que ese cambio fundamental sucediera en el cercano o mediano plazo”.
“El mensaje de la AIE afirma que los negocios seguirán como de costumbre en el futuro, lo que envía también una falsa señal a los políticos, la industria y los consumidores, sin olvidar a los medios de comunicación”, expresaba tajante el EWG en su estudio sobre el pico petrolero.
Hasta hace poco funcionarios del gobierno estadunidense se burlaron de la idea de un inminente pico en la producción petrolera. También cuestionaron que deberíamos anticiparnos a la contracción en la disponibilidad de petróleo en un futuro próximo.
“Esperamos que el pico en el aceite convencional estará más próximo a la mitad del siglo 21 que a los años iniciales de la centuria”, afirmaba enfáticamente en un informe del IEO de 2004.
Consistente con esa óptica, la AIE reportó al año siguiente que la producción global llegaría a 122.2 millones de b/d en 2025, más de 50 por ciento por encima del nivel alcanzado en 2002 de 80.0 millones de barriles diarios.
En julio de 2009 revisó de nuevo sus cifras sobre la demanda de petróleo en 2007 y 2008 para situarlas en 85.8 y 86.8 millones de b/d, respectivamente. Sin embargo, se advierte que ese cálculo sigue basándose en desconfiables cifras de reservas “probadas” y “probables”.
También la publicación española Cinco Días, contactando con especialistas del sector energético, publicó sobre el tema en su sitio de Internet. Calculó que en 2002 quedaban en el mundo entre 990 mil millones y 1.1 billones (millones de millones) de barriles de crudo por extraer.
Eso significa que al ritmo de ese año, esas reservas se agotarán hacia 2043. Como se ve, hay varias cifras de organizaciones y entidades norteamericanas y del resto del mundo a tomar en cuenta. (PL)
* Periodista de Prensa Latina especializado en temas globales y económicos
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