De acuerdo a los resultados finales de
826 mil 28 votantes en el Distrito Federal
En el Distrito Federal se instalaron 5,614 mesas receptoras. De la primera preguntase, “Actualmente la explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación de los hidrocarburos son actividades exclusivas del gobierno, ¿está usted de acuerdo o no está de acuerdo que en esas actividades puedan participar empresas privadas?”, se contabilizaron 826 mil 28 opiniones. De esa cifra 87.02% marcaron el no, es decir 718 mil 810 capitalinos, en tanto que 11.52% votaron por el sí, lo que significa un total de 95 mil 155 ciudadanos. Del total 1.46% correspondió a opciones no válidas
En la segunda pregunta, “En general, ¿está usted de acuerdo o no está de acuerdo con que se aprueben las iniciativas relativas a la reforma energética que se debaten actualmente en el Congreso de
El Consejo Ciudadano, el Gobierno del Distrito Federal (GDF),
967 mil 848 votantes en nueve Estados
Fuera del Distrito Federal, en los nueve estados en los que se realizó la consulta, es decir, Hidalgo, Veracruz, Michoacán, Guerrero, Baja California Sur, Morelos, Tlaxcala, San Luís Potosí, Veracruz, se instalaron 7 mil 390 mesas de recepción.
“Con 68 por ciento de los votos computados en nueve entidades, sin considerar al Distrito Federal, se tuvo una votación de 721 mil 827 sufragios, que sumados a los obtenidos en la capital del país rebasan el millón y medio de votos”, con lo cual “nos sentimos satisfechos”, expresó Manuel Camacho, coordinador de la consulta, el 28 de julio.
Al 30 de julio, con 89% de las casillas contabilizadas, se llegó a 967 mil 848 personas en los nueve estados, lo que sumado a lo registrado en el Distrito Federal, da un millón 793 mil 876 opiniones.
Éxito parcial, nada de triunfalismo
Uno de los intelectuales que participó como observador de
Para Manuel Camacho Solís, coordinador de
En efecto, la campaña de la derecha contra la consulta en los medios de comunicación fue abrumadora, principalmente en la televisión privada y vía Internet. Pero hay otros aspectos a considerar. Por ejemplo, la consulta fue un hecho positivo pero estuvo mal diseñada, las preguntas no se formularon correctamente, fueron imprecisas e incompletas, y se desaprovechó una oportunidad importante para expresarse con mayor contundencia.
La consulta, convocada y organizada desde las alturas del poder, no fue promovida debidamente, se dejó al espontaneísmo de la gente, misma que no está suficientemente organizada. Además, no se quiso involucrar directamente a la ciudadanía movilizada. Fue algo similar al Debate Oficial, del cual los trabajadores de la energía fuimos explícitamente excluidos, no obstante que, hicimos gestiones formales (ante el FAP) para que consideraran nuestras opiniones.
Hubo algunos casos de clara deshigiene política. Varios diputados del PRD aprovecharon el momento para promoverse; junto al llamado a rechazar la privatización de Pemex hacían, al mismo tiempo, propaganda personal.
Muchos mexicanos (as), entre otros los trabajadores organizados en el FTE de México, participamos desinteresadamente en la promoción de la consulta, mediante el Debate Popular en marcha, socializando la información, analizándola en las plazas públicas, comunidades y universidades, y discutiéndola colectivamente. Nuestras acciones se desarrollaron al margen de las cúpulas con interesantes resultados. Al final, con las diversas acciones de la resistencia civil, intelectuales, artistas, trabajadores y militantes partidarios, los mexicanos (as), los (as) que estamos convencidos (as) de rechazar la privatización energética fuimos quienes participamos de la votación.
El más de 1 millón y medio de participantes es un número muy importante pero aún insuficiente. Somos más quienes estamos en contra de la privatización de Pemex pero, el movimiento no está suficientemente maduro; la mayoría de mexicanos sigue desmovilizado por diversas razones.
El gobierno del PAN hará caso omiso de
Marcelo Ebrad entregó formalmente los resultados de
Georgina Kessel, secretaria de energía de Calderón, dijo que “hay una cantidad enorme de encuestas que se han llevado a cabo a escala nacional y lo que nos dicen es que hay una mayoría de mexicanos que quiere reformar a Petróleos Mexicanos, que quiere modernizar a nuestra empresa estatal”. Esa señora manipula el discurso, insistiendo en llamar “modernización” a la privatización de Pemex y de todas las fuentes de energía.
Juan Manuel Oliva, gobernador de Guanajuato, expresó lo que piensan la mayoría del PAN. Este señor calificó de “estéril” ese ejercicio ciudadano, ya que no se obtuvieron los millones de votos esperados por los organizadores.
Los senadores panistas Santiago Creel, Gustavo Madero y Fernando Elizondo desestimaron los resultados de la consulta ciudadana en torno a la reforma de Pemex. Sostuvieron que nada aportará al trabajo legislativo e insistieron en llamar al PRD a que presente su iniciativa, ya que la próxima semana comenzarán (sic) a dictaminar.
Estas declaraciones indican que en gobierno federal existe malestar por
Dos opiniones significativas
Rogelio Cabrera, arzobispo de Chiapas; y los obispos Felipe Arizmendi y Enrique López, y Leopoldo González, de Tapachula, coincidieron en señalar que la consulta ciudadana “marcará el rumbo en las futuras tomas de decisiones nacionales”. Así es, más allá del número, la decisión de los participantes muestra que muchos mexicanos (as) estamos dispuestos a abrir los espacios políticos que las cúpulas estatales le niegan al pueblo.
En otra declaración, Trinidad Jiménez, secretaria del gobierno español para Iberoamérica, dijo que “Una decisión soberana de un país en la defensa de los intereses nacionales siempre tendrá el respeto del gobierno español. Y siempre defenderemos, a su vez, los derechos económicos de las empresas españolas. Si hay una inversión de 2 mil millones de euros, hay que respetar esos derechos y creo que eso nadie lo discute”. Esto es, lo que importa a los gobiernos neoliberales no es la voluntad del pueblo sino los intereses de las transnacionales que defienden.
Jiménez agregó: “No sé si el referendo es o no vinculante, pero el presidente (Felipe) Calderón fue muy claro: dijo que se aprobaría la reforma conforme a la legislación nacional, y si no se puede, no se puede, vino a decir aquí”.
Dos opiniones lamentables
Jesús Ortega, ex candidato a dirigente nacional del PRD, consideró que la resistencia civil pacífica “no es el mejor método” para defender el petróleo ni contribuye “al prestigio” del partido del sol azteca. ¡Caray!, prestigio es lo que le falta al partido. Por lo demás, la movilización del pueblo de México es el MEJOR método para defender el petróleo de la nación. Lógicamente, Chucho ha perdido el piso.
Guadalupe Acosta, presidente provisional del PRD, dijo, respecto a las conversaciones que ha tenido con las cúpulas del PRI y el PAN, que “Me aseguraron que no quieren privatizar Pemex (sic). Y si es cierta su palabra, entonces habrá una iniciativa (sic), un dictamen que pueda unir (sic) al país”. ¡Qué barbaridad! Que Germán Martínez (PAN) y/o Beatriz Paredes (PRI) le aseguren a Acosta que “no quieren privatizar a Pemex” raya en la ingenuidad e hilaridad. En vez de creerles a esos privatizadores, Acosta debía leer el contenido de las iniciativas que ambos paridos proponen. Si con base en esa “palabra” habrá una iniciativa (¿conjunta con el PRD?) van a “unir” al país pero en contra.
Acosta declaró que confía en la palabra de Martínez y de Paredes, en el sentido de que la intención de la reforma es “modernizar” la paraestatal y no entregarla a la iniciativa privada. En ese caso, afirmó, no tiene por qué haber movilizaciones ni una nueva toma de las dos tribunas del Congreso de
Ampliar la movilización
Que Acosta Naranjo y demás digan lo que quieran, lo que necesitamos es que haya una mayor movilización. Luego de
Frente de Trabajadores de
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