GUADALAJARA, JALISCO.- Los problemas en los pueblos indígenas siguen siendo muchos. El rezago y la falta de oportunidades son el “pan de todos los días” para las comunidades. Pero un problema que se une a ello es que la sociedad actual, incluso la indígena, actúa de manera individual y no en grupo, como lo dictan los valores ancestrales, aseguró la Premio Nobel de La Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum.
En rueda de prensa, después de impartir su conferencia “La salud como un derecho fundamental”, en el marco del Congreso Internacional de Avances en Medicina Hospital Civil de Guadalajara, Menchú Tum aseguró que los indígenas siguen siendo “invisibles”.
“Los pueblos indígenas han quedado invisibles, solos, sin acceso a caminos, a mediana empresa, a créditos… se ha perdido seguridad en la tierra; han quedado los pueblos indígenas solos en el silencio”.
Habló de su natal Guatemala, en donde las comunidades mayas han perdido liderazgo comunitario y su identidad ancestral. Mencionó que los jóvenes de ahí crecen sin estos valores, pero tampoco puede adaptarse a la vida actual, por lo que no tienen raíces ni novedad: “No es de aquí ni de allá”.
Sin embargo, señaló que en la zona maya los pobladores están reconstruyéndose y renaciendo, por lo que, dijo, es oportunidad de tener mayor apertura.
“Yo me atrevería a pensar que en Mesoamérica sí podríamos tener condiciones para pensar que la medicina alópata debe ser alternativa para los pueblos indígenas, y la medicina ancestral debe se alternativa para la alópata; crear una alternatividad entre ambos conocimientos”.
Salud, un derecho aún truncado
La salud, si se habla en el sentido de tener acceso a un chequeo o tratamiento médico, sigue siendo un privilegio para millones de personas.
Menchú Tum lamenta que aún existan grandes grupos que desconocen la causa de las muertes de sus familiares, o de que todavía haya necesidad de la automedicación debido a la falta de acceso al derecho fundamental de la salud.
Prueba de ello es que en Guatemala 60% de los niños nacen en casa, en manos de una comadrona.
Estos son indicadores que demuestran que hay muchas personas que todavía no tienen, y no alcanzan, un trato digno con la medicina contemporánea”.
De acuerdo con la también galardonada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), los indígenas mucho menos tienen acceso a tratamientos para cáncer o cualquier tipo de enfermedades graves.
Reconoció la responsabilidad que tiene la humanidad en general para potencializar los conocimientos en salud, y sociabilizarlos con aquellos que más lo necesitan.
Existe crisis de valores y espiritualidad
La salud en el ser humano, además del plano físico, está íntimamente ligada al entorno familiar, que en tiempos pasados era de paz.
Ahora, la familia está siendo abarcada por un ambiente violento y por la falta de valores que se generaliza a nivel mundial.
Es así que, además de la crisis económica, la humanidad atraviesa por una crisis espiritual y de una desvalorización, así como de epidemias de corrupción, consumismo y perversión, sobre todo en los jóvenes faltos de autoestima, ocasionado por ausencia de oportunidades.
“Nos hemos divorciado de nuestro entorno colectivo para vivir como productos, y eso provoca una desvalorización del ser humano”, aseguró Rigoberta Menchú.
Rodeada de una gran cantidad de médicos y demás profesionales de la salud, Menchú Tum agradeció, de primera instancia, a sus ancestros por un nuevo día. Dijo, además, sentirse cobijada por los alrededor de mil 500 personas que hicieron largas filas para entrar a escuchar sus experiencias.
Después, se hizo la pregunta: “¿Qué es la salud?”, y la respuesta tuvo muchas variantes.
Admitió que el dolor físico un médico lo puede quitar; sin embargo, el sufrimiento sólo puede desaparecer con el trabajo espiritual que realice cada persona.
Pide equilibrio entre ciencia y espíritu
Señaló que, además de hablar de medicina, los médicos deben de crear nuevos paradigmas, y pensar como seres humanos que son, para conciliar un equilibrio entre la ciencia y lo material, y lo interno y espiritual, y puedan ser mejores profesionistas.
“Que la ciencia y la tecnología no nos vuelvan cuadrados, inhumanos. Ustedes los médicos son la luz al final del túnel”, agregó.
La también ganadora del premio “Educación para la paz” de la Unesco, señaló que la crisis humana actual está caracterizada por la falta de fe, de valores, de salud y de creencias, así como problemas en la política y en la economía.
Habló de la urgente necesidad de poner atención en las universidades de medicina, para que sus profesionistas piensen que la tecnología debe estar complementada con el sentido común y con el saber escuchar a quien tiene dolor, pero también a quien sufre.
Perfil Rigoberta Menchú Túm
Nació en Uspatán, Guatemala, el 9 de enero de 1959.
Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el Premio de la UNESCO “Educación para la paz”, en 1990, la condecoración “Legión de Honor en el Máximo Grado de Comandante” y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998.
Como escritora, entre sus principales obras destacan “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”, la cual ha sido traducida a más de 12 idiomas, y “La nieta de los mayas”, en 1998.
Fuente: El Informador
Difusión: Soberanía Popular
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